La basura de siempre

El estercolero puntual del ferial es la enésima expresión de falta de madurez de parte de la ciudadanía, incapaz de cumplir con su deber en la calle

Otra vez una imagen lamentable: basura acumulada en el ferial. Los efectos de un botellón. Vasos, botellas y bolsas desperdigadas en el suelo. Otra vez. La irresponsabilidad de unos cuantos —parece que muchos, a juzgar por el escenario– incomoda a todos. El buen ambiente de ayer en San Lucas tiene una mancha pública enorme.

El gran problema de una ciudadanía que no vela por el mantenimiento del espacio público es que no está en condiciones de exigir nada a la clase política. Suele ser un argumento recurrente del movimiento vecinal: qué vamos a pedir nosotros, ciudadanos, si no somos capaces de cuidar lo nuestro.

Representantes vecinales ya difunden en grupos de redes sociales la imagen que ilustra este texto para criticar la peor cara de la feria. La novedad de este año es que hay una caseta 0,0 para instar a los jóvenes a no consumir alcohol. ¿Cómo conciliar esa caseta y la vía libre para hacer botellón? No, no se puede.

Esa mierda que hoy quitarán operarios para que después la pongan otra vez a flote ciudadanos indignos es una excusa estupenda para que los políticos apliquen una de sus pasiones, el paternalismo. La falta de madurez de algunos se convierte en una invitación para que las administraciones intervengan más y más en la vida de las personas. Estar de feria con los colegas y con la familia es la vida de las personas. Ahí también puede llegar el intervencionismo político si le dan motivos con tanta carga visual. Más leyes. Más control.

No es en San Lucas. Tampoco en Etnosur. La dejadez no se manifiesta solo en las convocatorias masivas; quizá es en ellas cuando alcanza su grado más alto. La derrota social es cargar todos con la basura de siempre. La que no desaparece por más que se limpie.