David Arratibel y la mano que mira
El cineasta alienta a los alumnos de la Escuela de Arte José Nogué a crear historias con la fuerza de la narrativa más allá del margen presupuestario
El creador y publicista David Arratibel ha dejado una idea poderosa en su paso por la Escuela de Arte José Nogué: la capacidad de mirar, emplear una mano y un móvil con sentido narrativo, marca la diferencia para crear películas y contrarrestar la falta de presupuesto, común en los comienzos de cualquier artista.
Ante cerca de una treintena de estudiantes, el director de Converso ha apelado a las posibilidades de crear con recursos del día a día, aptos para bolsillos normales. Valga el ejemplo de su última película, que hoy se proyecta a partir de las 20:30 horas en el Nuevo Teatro Infanta Leonor: “La mitad está grabada con un iPhone 6”, ha relevado. No ha pasado por alto un matiz a los futuros autores: “Tampoco se trata de hacer bandera de la precariedad”.
Arratibel, presente en el centro gracias a Foco Henri Langlois, ha insistido en que la formación de la mirada es vital para que el artista gane recursos y sea capaz de armar relatos que interesen sobre el entorno que habita. “Ya me hubiese gustado que en mi época se dieran charlas y ciclos como este”, ha dicho el que fuera alumno de la Escuela de Arte y Oficios de Pamplona, muy influenciado por el Festival Punto de Vista de Navarra.
EL CINE DEL YO
El también creador de Oírse—su anterior película— ha explicado en qué consiste el cine documental. Lo ha alejado de los tópicos que induce la programación estatal para reivindicarlo como “el cine del yo”. En Converso, Arratibel indaga en el vuelo espiritual que su familia vive con el catolicismo. “Os hablo del cine doméstico, el que se hace en persona y en casa. Ese es el que me conmueve”, ha dicho.
Arratibel ha recomendado películas como La disco resplandece y libros como Cineastas frente al espejo. De nuevo, la formación como impacto necesario.
Converso ha llegado ya a 17.000 espectadores con un presupuesto que ronda los 8.000 euros. El cineasta ha admitido que ahora hay casi una rifa entre las cadenas de televisión por su última obra. “El talento no es tanto como el trabajo”, ha subrayado. Y volviendo a la idea principal, y en clave de la adicción social al teléfono, ha recordado: “Hace falta la mano que mira y no una mano a la que mirar”.
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