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Decepción

Por Javier Esturillo - Mayo 05, 2017
Decepción
Santi Villa, capitán del Real Jaén, llora por el descenso a Tercera. Foto: Facebook/Real Jaén/Pedro Gila

El descenso del Atlético Mancha Real, pero, sobre todo, del Real Jaén confirman el pésimo curso de los equipos jiennenses de Segunda División B. Solo el Linares tiene posibilidades reales de salvar la categoría, pero necesita sumar el máximo número de puntos en las dos últimas jornadas de Liga. Está siendo, por lo tanto, una temporada para olvidar. Para enterrarla. Para meterla en una nave espacial y mandarla a la galaxia más lejana del planeta tierra. Una decepción en toda regla para el fútbol jiennense profesional en un Grupo IV que dista mucho del nivel de campañas anteriores.

Encontrar la raíz del problema no es difícil para el caso del Real Jaén. La pésima planificación deportiva y las turbulencias que ha vivido el club durante todo el campeonato han dado como resultado acabar en las profundidades de Tercera. Sin entrar en pormenores, el conjunto blanco ha sido un desastre de principio a fin. Nadie ha estado a la altura de las circunstancias, ni de la historia de una entidad casi centenaria. Solo la afición ha mantenido el tipo. Nada que reprocharle a una hinchada que, en tres años, ha pasado de celebrar los goles de Jona Megía ante el CD Numancia o el CD Tenerife a prepararse para una travesía en el desierto que la llevará a campos de lo más inhóspitos. Terrenos pantanosos que solo de pensarlo entran escalofríos. Al menos, tiene el consuelo de que el máximo accionista del Real Jaén, Tomás Membrado, está dispuesto a seguir al frente de la nave y saldar hasta la última deuda de la institución para, de este modo, evitar su desaparición.

Lo del Atlético Mancha Real, hasta cierto punto, es hasta comprensible. Ha visto por el Estadio de La Juventud clubes de la talla del Real Murcia, el Recreativo de Huelva, el Cartagena, el Mérida y el propio Real Jaén, algo impensable para un municipio de poco más de once mil habitantes. Nadie le puede negar su esfuerzo, ganas y profesionalidad, pero la División de Bronce es muy puñetera y el conjunto manchego ha pagado la novatada. La salida de Elady en el mercado de invierno y el poco acierto a la hora de reforzar el plantel han sido, quizá, las claves por las que el Mancha Real regresa a Tercera, solo un año después de celebrar un hito histórico para el pueblo y la afición. Lo positivo la templanza con la que la junta directiva afronta ya el futuro. Como siempre, con los pies en el suelo y la cabeza fría. El presidente, Juan de Dios Hermoso, ha sido el primero en dar un paso al frente y garantizar el proyecto de la próxima temporada.

El Linares, por su parte, se ha condenado al sufrimiento solo. Nadie lo ha empujado al abismo. Conforme han ido pasando las jornadas, ha demostrado que la plantilla no era para tirar cohetes y que su primera vuelta coincidió con la presencia de Víctor Curto en el plantel azulillo. Fue marcharse al Real Murcia y el equipo entró en barrena hasta colocarse en la misma situación que el curso pasado, con la salvedad de que en las dos jornadas que quedan no debe preocuparse del descenso directo, solo de no quedarse en el play out. Tiempo habrá de analizar los errores deportivos cometidos por la junta directiva de Jesús Medina, como no apuntar el plantel con un delantero centro en el mercado de invierno o dar bandazos en los momentos en los que se requería tranquilidad.

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