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El avispero linarense

Por Javier Esturillo - Febrero 07, 2017
El avispero linarense

El liderazgo de Ángeles Isac se debilita debido a las continuas purgas internas en el grupo municipal

Las continuas luchas internas que vive el grupo municipal del Partido Popular de Linares han traspasado las paredes de la sede de la calle Menéndez Pelayo. Son públicas y notorias. Están en la calle, en los bares, en las redes sociales y en los plenos municipales. Todo el mundo está al tanto del rencor que sienten hacia Ángeles Isac no solo un sector de las bases, sino algunos de sus compañeros de bancada en el Ayuntamiento. Lejos de esconderlo, lo avivan.

La raíz de la última división está en la marcha de Isac al Congreso de los Diputados. La decisión fue asumida en el seno de los críticos como un acto de "egoísmo" y de "falta de respeto" a los votantes. Fue un "navajazo" para muchos de los que habían depositado en ella la esperanza de romper la hegemonía del PSOE en la Ciudad de las Minas.

Antonio Delgado, la eterna promesa del PP linarense, y Francisco Javier Tortosa, un político de la vieja escuela, encabezan la rebelión contra Ángeles Isac. Los dos acaban de ser expulsados del partido por sus duras acusaciones contra la presidenta, a la que critican por su especial apego a los sillones y a los sueldos que estos reportan. Hace unos días, Isac renunció a su escaño en el Congreso por voluntad propia. Pero detrás de esa decisión también está la presión ejercida por la propia organización, harta del espectáculo que protagonizan los actores implicados en este cisma.

Ni Antonio Delgado, ni Francisco Javier Tortosa se cortan un pelo a la hora de poner a caer de un burro a su "jefa". Basta con darse una vuelta por los perfiles de ambos para comprobar la crispación que existe. "Me alegro de que me expulsen de mi partido que ya no es lo que era, con personas que únicamente persiguen llenarse los bolsillos sin importarle el ridículo tan grande que están haciendo y el perjuicio para este ciudad". Es solo un fragmento del severo correctivo que Antonio Delgado dio a Isac en Facebook, en el que llega a calificarla de "elemento" y pone en entredicho hasta la honradez política del resto de concejales del grupo, en la que se impone la ley del silencio.

"Agradezco la sanción y orgulloso de poder decir lo que pienso. No como otros que ante el temor a que le quiten el chupe (parados de larga duración y fracasados sin futuro) tienen que callarse y asumir parte del ridículo", censura el que fuera brazo derecho de Isac y parte activa en el 'golpe de estado' que le costó el puesto al anterior presidente y portavoz municipal, Antonio Martínez, tras una batalla campal que dejó el partido a los pies de los caballos, como luego quedó reflejado en las elecciones municipales, en las que los populares sacaron peores resultados que 2007 y muy lejos de los 11.412 votos que obtuvo Martínez en 2011.

Francisco Javier Tortosa fue recuperado para la causa por la propia Isac, consciente de su asombrosa capacidad para desenvolverse en los más intrincados escenarios políticos. Tortosa, que tiene el 'don' de "llevarse bien con todo el mundo", según él mismo ha reconocido en infinidad de veces, tampoco se ha quedado corto cuando ha tenido que hablar públicamente de quien le rescató para la vida pública linarense. Tortosa, político de raza, de los tiempos de Alianza Popular, asume su "rebeldía" con el tono irónico que siempre le ha caracterizado y seguro de que Isac, antes o después, saldrá por la puerta de atrás de la sede de Menéndez Pelayo.

Ángeles Isac mantuvo un durísimo pulso con Antonio Martínez. Este duelo al sol supuso la fractura del grupo municipal. Llegó la Presidencia, avalada por la dirección provincial, gracias a sus buenas relaciones con la cúpula, tras ganar el congreso local en 2013. Sin embargo, su ascenso al poder no sirvió para que el PP le diera la vuelta a la tortilla. Un desgastado Juan Fernández no tuvo problemas para revalidar la Alcaldía ante el batacazo de los populares. "Está la mar de bien con esta oposición", aseguran en su entorno.

El PP de Linares vive en máxima alerta. Deprimido en la oposición desde 1995, sigue enfrascado en una batalla interna, la enésima en su tumultuosa historia, de la que no dejan de salir cadáveres políticos.

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