El grito desesperado de Belin

El artista linarense hace en su página de Facebook una reflexión a raíz de que uno de sus murales en la Ciudad de las Minas haya sido destrozado

En la calle linarense Antón de Jaén hay un hombre con solo dos brazos y un ojo y medio que parece preguntarse ¿por qué? Junto a él, cuatro hombres más sacan sus cabezas sobre el hormigón con un gesto de desesperación. Un grito, parece, de auxilio por su compañero al que han dejado a medias, al que le han robado su identidad y hasta su corazón. Un corazón que también era el del grafitero Belin.

El linarense tiene sus pinturas repartidas por medio mundo. Allá donde hay una, también hay uno de Jaén que se acerca para contemplar como la provincia recibe reconocimientos internacionales más allá del aceite. Pero en Linares, la ciudad que le vio mancharse las manos por el arte desde bien pequeño, algunas de sus creaciones son abandonadas a la lepra propia del paso del tiempo. Y otras, lo que es peor, son arrancadas de cuajo de la pared que les ha servido de exposición al mundo.

LA DECEPCIÓN DE BELIN

Hace tan solo unos días, el linarense subió a su página de Facebook una foto en la que se le podía observar con cara de circunstancia justo delante de uno de sus murales. El de la calle Antón de Jaén. En la fachada de un inmueble en ruinas, Belin pintó un grafiti de colores blancos y rosados en el que se mostraban cuatro hombres con cara de gritar y uno con un gesto de interrogación.

"Subí una fotografía donde se podía apreciar uno de mis murales, realizado en una pared que no es de mi propiedad, pero de la que me sentía profundamente enamorado. Ahora esta pieza anda moribunda por la calle Antón de Jaen en Linares y claro que sufro al ver el estado de dicho mural. Cuentan por ahí que no había una forma mejor de acceder con una máquina al interior del solar que hay detrás del mural, y quizás sea así, pero doler, duele. Y si se hubiese abierto un boquete donde está la puerta? Pues quizás también es otra opción, pero ya no importa, el daño está hecho. Durante cuánto tiempo estará este mural agonizante ocupando su lugar de nacimiento? Quizás un día, un mes, un año, una década,... no lo sé", relata Belin en su muro.

NO VOLVERÁ

Doler, duele, dice el artista. Un linarense que deja el nombre de su ciudad grabado a fuego en cada lugar que visita con su arte. En Los Ángeles o en Londres, Linares es sinónimo de Belin para los amantes del arte urbano. Por eso le duele y toma este maltrato como ejemplo del rumbo que toma la Ciudad de las Minas, donde la tradición es "olvidar y reventar" la historia.

"Los murales solo ocupan una parte de las catástrofes artísticas, culturales y sociales de la sociedad, y por eso quiero que esto se vea como un ejemplo de todo lo irreparable que tenemos en Linares. Graffiti o murales son muchos los que han desaparecido en nuestra ciudad, repito "Muchos", y por qué? Porque no han sido valorados jamás. Blanqueados, pintarrajeados o tirados es al lo que se enfrenta el arte urbano, pero no os dais cuenta de todo lo que hemos perdido ya? Y no me refiero a grafiti", lamenta.

También se refiere en su escrito al resto de patrimonio linarense: "Cástulo, ciudad saqueada y expoliada, terrenos inertes de edificación histórica; Teatro Olympia, teatro y cine que ahora su espíritu vive en un solar frente al parque de Santa Margarita; Patrimonio minero, expolio y abandono del origen de Linares, lugar que estamos dejando escapar al turismo internacional; la Fuente del Pisa, monumento de nuestra tierra pisoteado por unos arcos y agua no potable, y el Palacio Zambrana, edificio precioso en el casco antiguo de Linares abandonado", relata Belin.

Pero a pesar del maltrato a su obra, el grafitero avisa: "Yo voy a seguir pintando hasta mi final, pero todo lo que regalé a mi Linares y no lo supo cuidar, jamás volverá".