'Éxodo' gaditano al olivar

Jaén en campaña, bálsamo de parados de Cádiz

Mariano Romano Moreno tiene 46 años. Vive en Espera (Cádiz), el municipio que tuvo en 2013 la tasa de paro más elevada de España. “Si no estuviera en Jaén, estaría en mi pueblo, parado”, reconoce en conversación con LaContracrónica. Él, como tantos otros paisanos, está curtido en el arte de hacer la maleta. En la actual campaña hay diez gaditanos temporeros trabajando en terrenos de la pedanía alcalaína Ribera Alta (cuatro) y de Frailes (seis). LaContracrónica se ha puesto en contacto con la Subdelegación del Gobierno de Jaén para averiguar el número de gaditanos dados de alta en la provincia como temporeros en el olivar. El dato, señala la institución pública, es complejo de contabilizar.

Romano va por su segundo año como jornalero en la Sierra Sur. Atiende a este medio el día que la nieve le ha permitido un descanso. Con experiencia en la construcción y en trabajos agrarios, el gaditano debutó con la vara hace un año. “Un amigo de mi pueblo, que ya sabía lo que era la recolecta de la aceituna, me dijo que en Jaén necesitaban gente. En ese momento yo no tenía ocupación”, recuerda. Y probó. Admite que tenía ciertos nervios antes de empezar, pues nunca se había puesto delante de un olivo —y de otro y de otro— para recoger aceitunas. “Sí había estado en Zaragoza recogiendo fruta, pero esto era nuevo”, cuenta.

El paso del tiempo y el tesón lo han convertido en un jornalero solvente. Ya no hay nervios que valgan. Según sus pronósticos, se quedará al filo de doblar el número de jornales que hizo la cosecha anterior. Pasará de 48 a, presumiblemente, “unos 90”. “Acabaré a finales de febrero”, dice. No llegará a la cita con el carnaval.

CONDICIONES

La muerte de los tres temporeros africanos en El Mármol (Rus) sorprendió a Mariano. “No puede ser que en el siglo XXI haya personas durmiendo en cocheras”, lamenta. Las condiciones en Jaén del gaditano son estupendas: pasa los días en una vivienda a un precio económico, pactado con los propietarios. “Estoy encantado con ellos, Manuel y Javi, que tienen terrenos en Ribera Baja y Frailes. Son zonas buenas”, afirma.

La llegada al sur de la provincia de extranjeros —rumanos y africanos, principalmente— es común en los periodos de la recolecta. El desembarco de gaditanos es, sin embargo, un fenómeno relativamente reciente. Quienes repiten en Jaén saludan a los lugareños en los bares cada año; trazan vínculos. Algunos interrumpen la campaña para volver a Cádiz por Navidad. Luego regresan al tajo. Mariano agradece cómo le tratan en el mar de olivos. “Volveré el año que viene. Seguro. Y mientras pueda, año tras año”, resuelve.