Granjero busca esposo

El programa de Cuatro promociona la sexta edición con el primer concursante gay

Cuatro es una cadena muy particular. Se supone que es de izquierdas, pues nació impulsada en los informativos por Iñaki Gabilondo. Cuatro es también Mediaset. Es decir, Paolo Vasile, cuya ideología es claramente Paolo Vasile. Del híbrido salen formatos televisivos pintorescos. Uno de ellos es Granjero busca esposa: un show de telerrealidad que brinda la opción de encontrar el amor a hombres y mujeres más o menos aislados en la España rural. El programa estrenará pronto sexta edición con dos novedades: la menos llamativa es que Carlos Lozano vuelve a ser presentador; la más vendida es la historia de Facundo, el primer concursante gay. Los granjeros empiezan a especular sobre la sexualidad de Facundo es el título de uno de los vídeos promocionales, ya disponibles en la web del espacio. Antes de la emisión de los capítulos, mientras los interesados pueden llamar desde casa para interesarse por los postulantes, el programa alimenta el morbo en torno a Facundo. Es un conflicto empaquetado en producción: apostamos por un granjero gay, pero envolvemos de incertidumbre esa normalidad. O sea, somos progresistas, pero al homosexual hay que darle más cancha en la pantalla, hay que exhibirlo más. Jorge Javier Vázquez visitó First Date y departió con Carlos Sobera: —Me encanta que mostréis todo tipo de parejas —le dijo. —Es la realidad —contestó Sobera. En Granjero busca esposa y en el trato a Facundo no aprecio la realidad; se acentúa más una parte de la realidad y sus preferencias en la cama. Hay otra cuestión que explica por qué el granjero de Girona acaparará más la atención: la homoxesualidad en el mundo ganadero parece más residual, quizá aún más transgresora desde el punto de vista del espectáculo. Creo que Brokeback Mountain demostró en la ficción que en la vida todo amor es posible. “Sueña con tener un hombre a su lado para toda la vida y envejecer juntos”, describe el programa en la ficha de concursante de Facundo. Que lo consiga, aunque el peaje sea la tele y sus filtros pseudoliberales.