Joaquín Pérez: "Todo este circo deberá demostrarlo"

El entrenador del CD Torredelcampo asegura que el árbitro falseó el acta

Los hechos denunciados por la asistente Soraya Leyva en LaContracrónica no encajan con la versión del CD Torredelcampo. Su entrenador, Joaquín Pérez, no solo niega lo sucedido, sino que, además, asegura que el árbitro falseó el acta.

En una nota en su perfil de Facebook, el preparador lamenta la actitud de la colegiada. Según argumenta, Leyva desvela una serie de insultos que no se produjeron. Es más, cree que el camino elegido por Soraya Leyva no es el más correcto y le recuerda que hay "otros programas en Telecinco para tal fin".

"Día que pasa sacas nuevas acusaciones y expresiones más graves que ni siquiera, en su día, se reflejaron en el acta. Un acta que como digo está falseada, no solo por el relato de los hechos e insultos, sino también por la adjudicación de tarjetas", reitera.

Joaquín Pérez advierte a la juez asistente que "todo este circo" que ha montado deberá "demostrarlo o quizá tú credibilidad como árbitro quedará muy mermada". En este punto, muestra todo su apoyo al colectivo femenino vinculado, de una manera u otra, al mundo del fútbol. "Para mí las mujeres en el fútbol merecen todo el respeto. El mismo, ni más ni menos, que los hombres (mi hija juega al fútbol)", recuerda.

ENÉRGICA CONDENA A LOS INSULTOS

El técnico del CD Torredelcampo reconoce que, por desgracia, jugadores, entrenadores y árbitros se han habituado a los insultos, que dan ya como una cosa "normal". "El mero hecho de pagar una entrada creemos que nos da derecho a proferir todo tipo de descalificativos y amenazas. Da igual que sea Primera División que prebenjamines, todo vale", lamenta.

Además, Pérez muestra su enérgica condena a toda conducta antideportiva, pero contradice lo manifestado por Soraya Leyva. "Los insultos que estás relatando en medios de comunicación no son ciertos, se te insultó (reitero, por desgracia), igual que a todos los que formamos parte de este circo. Pero no hubo insultos machistas, al menos, nadie de los presentes los escuchamos. Ni entrenadores, ni aficionados, ni jugadores", subraya. Entiende que, "ante la gravedad de lo que cuenta", el propio árbitro hubiera llamado al delegado para comunicarlo y erradicarlo, e, incluso, parar el partido".