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Emprender con arte

Por Esperanza Calzado - Julio 16, 2017
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Emprender con arte
Lola García Crespo, el arte flamenco que nace de las manos de una carolinense. Fotos: Esperanza Calzado.

Lo guarda en su casa. No se vende. Esa primera pieza azul marino de lunares blancos es su pequeña joya. La inspiración le vino de lo que tenía alrededor. Muy vinculada al campo, vio en esas míticas huroneras de corcho que se utilizaban para la caza el complemento ideal para la mujer. Su forma alargada como un canuto dio vida a una idea, a una ilusión. Desde entonces ha hecho muchos, pero nunca vendió aquel primero. Le recuerda que ser mujer y emprendedora no es fácil. Pero también le trae a la mente momentos de felicidad con su familia. Logra que tenga siempre muy presente que la pasión es lo más importante.

Como tanta y tanta gente, la carolinense Lola García Crespo hizo de la necesidad virtud y al quedarse sin trabajo se centró en lo que siempre le ha gustado: crear y el mundo flamenco. Fusionó esas dos pasiones de las que nacieron Artesanía La Guinda. Empezó, allá por 2014, haciendo alpargatas y se las regalaba a la gente para tantearlas. Era su estudio de mercado.

—Comprobé que gustaban y fue cuando pensé en sacar complementos, pero tenían que ser diferentes, que no los hiciera nadie.

De ahí le llegó la idea por la que se ha labrado un hueco en el complicado mundo de la moda flamenca. Juntó la enea, que es muy ligera, con los lunares y comenzó a inventar.

—Soy muy creativa y eso me da vida. Empecé mezclando e inventando; probándolos a ver si eran incómodos. De eso estamos hablando de hace tres años. Me encantaba ver cómo los gitanos trenzaba las sillas, que fue lo que me dio la pista. Por ahí empecé, pidiéndole que me trenzara muchos metros y a día de hoy, cuando yo no puedo, le sigo encargando que lo haga.

SIMOF

Cualquiera podría pensar que para poder formar parte de la pasarela de moda flamenca más importante que existe, SIMOF, tuvo que llamar a muchas puertas y esperar años. Pero no. Lola García es una mujer de ideas fijas y el pesimismo que pudiera tener lo contrarrestra su marido. De su mano, en 2014, se compró sus entradas, cogió una maleta, metió sus diseños y se 'plantó' en Sevilla.

—Cuando lo cuento en el CADE se ríen mucho, pero lo que hice es lo que se conoce como marketing directo.

Publicó un post en su página de Facebook: "Ya estamos en SIMOF" y se rebuscó expositor por expositor.

—Me recorrí todos los stands y en aquellos donde vi los vestidos que más me gustaron fui a presentar mi trabajo. Hubo gente que no me dio ni tiempo a sacar las muestras cuando ya me habían dicho que no.

¿Qué hizo? Convertirse en modelo y en el mejor escaparate posible. Se colgó el bolso en forma de castañuela y allí por donde pasaba llamaba la atención. Y así es como empezó esta mujer emprendedora de La Carolina, "echándole cara", como ella reconoce, y ganándose muchos 'no'. En esa maleta, sin embargo, se trajo unos cuantos 'sí'.

Anécdotas de ese día en SIMOF, una pasarela donde luego han desfilado sus diseños, al igual que en Andújar Flamenca o en Úbeda Flamenca, no le faltan. No olvidará nunca a aquella mujer, ya jubilada del negocio y que acompañaba a su hija, que llevaba más de 50 años confeccionando trajes. Se sentó con ella, le mostró su trabajo y recibió los mejores consejos que se podían ofrecer para entrar en este complicado mundo.

—Las que antes no me habían echado cuentas quisieron sentarse conmigo cuando me vieron con esta mujer.

De esa cita salieron buenas relaciones laborales, como es el caso de la diseñadora Melisa Lozano. Lola García, que es poco amiga de las fotos, le pidió hacerse una con ella y un traje de flamenca amarillo que le encantó. Le enamoraron esos volantes que parece que andan solos. Lozano vio su trabajo y le propuso colaborar. Le mandó un bolso de cada para que tuviera un muestrario y ella le reenvió telas para hacerlos a su gusto y a semejanza de los vestidos. El reportaje de temporada y el desfile siguiente contó con la participación de Artesanía La Guinda. Y como una madre cuando ve desfilar a su hijo por primera vez, la carolinense se emocionó al ver sus bolsos ahí, portados por modelos.

ARTESANÍA

Lola García recuerda sus primeros bolsos. Eran un círculo al que le puso tela y lo cerró a modo de talega. Poco a poco fue buscando la manera de darles rigidez, pero siempre respetando la premisa de que no pesen. Una vez lo logró, incorporó ese toque flamenco que dio lugar a diseños en modo de abanico o de castañuelas.

—Todos los días, aunque esté dedicada a mis encargos, tengo que hacer algún invento, aunque no lo termine en esa misma jornada. Pero si no saco una idea adelante es como si ese día no hubiera solucionado mi negocio.

Con las alpargatas empezó con suelas rectas. Pero las clientas le demandaban más y fue creando sus propios patrones. A mano, por encargo y siempre a gusto del cliente son las claves de su éxito, del que también se ve beneficiado La Carolina. Porque hay una premisa que Lola García tiene clara: los materiales los compra en su pueblo. A excepción de las suelas, porque no se fabrican, todo lo demás sí. La mercería, de La Carolina. El vaquero, que es un producto que ahora utiliza mucho y cada vez más de moda, de una tienda local, lo mismo que los retales de tapicería. Porque muchos de sus diseños vienen del reciclado, de utilizar productos que a otros ya no les sirven. De hecho, a esta empresaria le gustaría poder tener mayor volumen de negocio de manera que se ampliara y contratar gente, aunque confiesa que le ha sido complicado encontrar a alguien que quiera hacer el trabajo "más duro", coser a mano las alpargatas.

FUTURO

Para quien sea de La Carolina, La Guinda le puede resultar familiar. No solo porque identifica al mundo flamenco sino porque es un guiño a El Guindo, allí donde tantos buenos ratos pasó Lola García.

—Lo asocio con la felicidad.

Cuando registró su marca le pasó algo muy curioso. A la gente le gustó tanto que le pedían camisetas para llevarlas en la feria. Y las tuvo que fabricar. Quizá esa sea la espinita que tiene clavada: el diseño. Porque a ella le gustaría poder hacer una colección de vestidos flamencos ponibles el resto del año. Mientras tanto, trabaja encantada a dos aguas entre su taller y el mundo de internet, que le ha abierto muchas puertas. Sobre todo Instagram y las conocidas 'blogueras'.

—Tengo un apoyo grandísimo con una chica de Sevilla que cada vez que pone algo en su blog, al día siguiente me llueven los pedidos.

Es Nieves Blanco y su blog Jakaranda. Una influencer que permite que diseñadores humildes de un pequeño pueblo de Jaén arropado por Despeñaperros puedan labrarse un futuro y hacer realidad un sueño.

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