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Leiva desata a los 'Monstruos' de La Alameda

El artista reúne a cientos de personas en la presentación de su último trabajo en la capital, un concierto con las mismas dosis de fiesta rockera que de intimidad

Hay quien dice que los pantalones pitillo son incómodos de tan pegados al cuerpo que están, pero viendo a Leiva nadie lo diría. A él le dan para cantar y moverse casi a partes iguales y para poner a bailar al resto. También le dan para intimar y arrancar alguna lágrima en cuanto la atracción de Leiva convierte el concierto en un Vis a Vis. Un concierto que es un espectáculo de luces, movimientos de guitarra y voces gritando a cada segundo más fuerte la letra que sale de la garganta del menudo madrileño y su aire desaliñado pero elegante.

Salió con un sombrero, una camisilla estampada y entallada a medio abrir y a pecho descubierto. Cantó canciones que no había cantado en ninguna gira y hasta tuvo un momento para recordar, emocionado, al grupo Supersubmarina. Se ganó a Jaén, una vez más, como ha hecho en todas las ocasiones en las que ha actuado en la provincia y desató a los Monstruos de La Alameda.

 Leiva, durante su concierto en La Alameda, en Jaén. Foto: MARC.
Leiva, durante su concierto en La Alameda, en Jaén. Foto: MARC.

ESPECTÁCULO

Y es que si hay algo que llama la atención de Leiva no es solo su aspecto y su tan sentimental como a veces frenético show, sino que consigue lo que a muchos artistas les cuesta una vida entera arrancarse: pocos se acuerdan de que antes era Pereza y todos se saben sus letras. Las cantan a veces a rabiar, a veces abrazados y sobre todo llenos de sudor, porque si algo dejó la noche de Leiva en la capital fue un ambiente caliente al que, una vez más, el artista se rindió. Sacó de su sombrero temas del antiguo dúo que formaba con Rubén Pozo, como Estrella Polar, Como lo tienes tú o Lady Madrid y sus fans lo tomaron como un regalo.

 Concierto de Leiva en La Alameda. Foto: MARC
Concierto de Leiva en La Alameda. Foto: MARC

No era para menos. Leiva y su banda reúnen en el mismo espacio a una multitud de jóvenes que cantan a rabiar y a algunos más entrados en edad que no tienen ningún reparo en gritar a los cuatro vientos que, si hace falta, "cocinaremos cristal en el desierto y creeremos un ratito en Dios". Y creyeron en el amor, porque eso no falta tampoco en un show del madrileño. O, mejor dicho, el desamor, como buen poeta bohemio. Porque a un concierto se va a sentir, a experimentar la música en directo y eso con Leiva es un auténtico placer que hace que el público le pida hasta en tres ocasiones "otra, otra". Y responde.

CANALLA SENTIMENTAL

Y luego, todo se lleva a casa, porque el aire rockero y de poeta maldito del madrileño es la mezcla perfecta del canalla y el bohemio sentimental cuyas melodías cautivan y hasta arranca alguna lagrimilla. Llega a todos los rincones del público y se expande, sobre todo, a través del Instagram, más imprescindible ya para el disfrute del directo que la cerveza de la barra. Y lo mejor, hace que los novios de sus seguidoras se lo pasen igual que ellas.

 

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