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Lenguas de fuego que devoraron ilusiones

Por Javier Esturillo - Agosto 06, 2017
Lenguas de fuego que devoraron ilusiones
Un agente forestal observa las llamas devorando el bosque en Quesada.

El incendio de Segura trae a la memoria otros desastres que arrasaron miles de hectáreas pasto de las llamas, como el ocurrido hace dos años en Quesada

Ver arder el monte es una de las imágenes más dramáticas que existen para los amantes de la naturaleza. Los que han vivido desde dentro un incendio de un bosque hablan del calor, del aire irrespirable, del estruendo sordo de los vientos desatados, del crujido de los árboles retorciéndose por el fuego, el llanto de los animales. Por desgracia, en los últimos años en la provincia de Jaén se han repetido este tipo de escenas en muchas ocasiones.

El incendio más catastrófico que se recuerda en lo que va de siglo sucedió hace dos años en Quesada. Comenzó 5 de julio de 2015 en el paraje conocido como "La Cruz del Muchacho", cerca del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Fue una lucha sin cuartel contra las lenguas de fuego durante 25 días.​ Todavía a más de un vecino de la zona le produce escalofríos recordar aquel trágico mes de julio.

 Descarga para apagar el fuego de Segura de la Sierra. Foto: Pascual Bermúdez.
Descarga para apagar el fuego de Segura de la Sierra. Foto: Pascual Bermúdez.

El devastador incendio de Quesada se llevó por delante 9.756,78 hectáreas forestales y 342 de superficie agrícola, en total 10.098 hectáreas. En las labores de extinción participó un contingente de más de quinientas personas, entre técnicos de Operaciones, grupos de especialistas, retenes y Bricas del Infoca, así como miembros de Medio Ambiente, asesores técnicos de Emergencias 112 Andalucía, Protección Civil y componentes del Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA) y Cruz Roja. También estuvieron en el operativo agentes de Guardia Civil y de la Unidad del Cuerpo Nacional Adscrita a la Junta de Andalucía en Jaén (Policía Autonómica) y Unidad Militar de Emergencias. Como en el de Segura, fueron desalojados los residentes de casas en la pedanía de Ceal y diferentes viviendas ubicadas en Chillar y Cortijo Nuevo.

Tras el incendio comenzó la ardua tarea de reforestación por parte de las administraciones. En la zona más amenazada por la desertificación se han utilizado especies propias de matorral mediterráneo, como romero, tomillo, lentisco o coscoja, mientras que en la parte húmeda, encina con el fin de que en caso de fuego el bosque se regenere fácilmente. Fue uno de los incendios forestales con mayor superficie quemada de España en las últimas décadas.

Hay que remontarse a agosto de 2005 para recordar un incendio de similares características. Arrasó más de 5.000 hectáreas de la Sierra de Las Villas, en el corazón del parque natural más gran de España. Medio millar de personas y 22 medios aéreos, nueve de ellos facilitados por el Ministerio de Medio Ambiente, lucharon durante cuatro largos días para controlar los tres incendios localizados en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, provocados por una tormenta seca que dejó caer más de 515 rayos en la zona. Afectó a las zonas de Valdemarín, en Orcera; de La Tovilla, en Segura de la Sierra y Santiago Pontones, y la sierra de Las Villas, en el término de Villanueva del Arzobispo y Santiago Pontones.

Otro de los incendios de más superficie calcinada fue el de finales de agosto, entre el 26 y el 30, de 2004 en Sierra de Oro, en Aldeaquemada, donde ardieron de manera intencionada 7.685 hectáreas. Las llamas se extendieron a los municipios de Aldeaquemada, Montizón, Castellar y Santisteban del Puerto, en el límite con la provincia de Ciudad Real y próximos al Parque Natural de Despeñaperros.

 Paraje de la Vacarizuela, en el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas.
Paraje de la Vacarizuela, en el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas.

SIERRA DE CAZORLA

Otro de los incendios que mantuvo la respiración fue el ocurrido en el verano de 2001 en el Puerto de las Palomas, en plena Sierra de Cazorla. Fueron pasto de las llamas 836 hectáreas hectáreas de forma intencionada. Se tuvieron que desalojar los núcleos de Burunchel y Arroyo Frío por la proximidad del fuego. Su trascendencia fue enorme por el grave impacto visual que provocó el incendio. Actualmente se está llevando a cabo la repoblación de la zona, donde la Junta de Andalucía ha invertido 3,8 millones de euros, que se suman a los dos inertidos, en su momento, dedicados en su momento a la retirada y limpieza de la zona afectada.

Si se echa la vista más atrás, nos encontramos con el incendio que afectó a la zona de la Vacarizuela, a primeros de los noventa, donde se quemaron unas ochocientas hectáreas, o el de la Torre del Vinagre, en el que ardieron en 1986 unas mil hectáreas. La principal amenaza del parque, tanto para la flora como para la fauna, son los incendios forestales con desastrosas consecuencias.

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