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¿Merece la pena España?

Por Iván González - Septiembre 30, 2017
¿Merece la pena España?
Iván González debuta en Lacontradejaén con su artículo '¿Merece la pena España?'.

Cataluña está entusiasmada soñando un mundo feliz en un Estado propio. Han construido un sólido relato de identidad nacional repleto de símbolos y derrotas épicas. (1640, Els Segadors, 1714, la Señera, la Estelada). Tienen el orgullo de las banderas y las palabras de un himno que hablan de la libertad de un pueblo. La crisis, los recortes y el déficit fiscal se han vinculado al pasado heroico y se han transformado en la lucha de Cataluña por su dignidad histórica.

No nos engañemos: el “procés” está más vinculado a la crisis global de legitimidad de la democracia y los sistemas políticos que a la libertad, más vinculado a Trump, el Brexit y el cabreo mundial, que a la dignidad de un pueblo. Responde a un contexto histórico proteccionista de repliegue identitario frente a los procesos de integración transnacional.

Frente a esta ilusión colectiva España no dispone de armas simbólicas: ni amamos la bandera ni podemos cantar un himno. La Roja ha tenido que ganar dos campeonatos de Europa y un Mundial para que los aficionados al fútbol se atrevan a ondear la rojigualda sin que se les caiga la cara de vergüenza. En este país, los conservadores, la derecha, los vencedores que durante siglos han escrito la historia se han apropiado de sus símbolos, y en el imaginario colectivo, España es sinónimo de reaccionario y retrógrado, de imperio, catolicismo y contrarreforma: la reserva espiritual de Europa gritando "¡vivan las caenas!"

En la recta final, el “procés” hierve como una reacción química contra esa España: la recalcitrante que no manda a su casa a los corruptos, a los que hacen la carrera en política prostituyendo las instituciones públicas. En este contexto si no apoyas la independencia eres un botifler de extrema derecha.

En una entrevista Pablo Iglesias le comenta a Anna Gabriel de la Cup, que los podemistas cantan en sus actos públicos “A galopar” de Paco Ibañez, porque España no tiene símbolos nacionales. Anna Gabriel sonríe y añade “claro… por eso los inventáis”

Extraña que ni en Cataluña ni en el resto España, la población reaccione con orgullo ante el desafío separatista. ¿Tendrán razón los nacionalistas que defienden que España es un invento, un Estado sin nación y Cataluña una nación sin Estado?

¿Merece la pena España?

Pienso en el castellano que es la segunda lengua materna del mundo. Pienso en Quevedo y Góngora, en Cervantes y Lope, en Valle Inclán y Lorca, en Juan Ramón Jiménez y García Márquez. ¿Será un invento el castellano?

Pienso en Latinoamérica: somos el origen de su cultura y su lengua, adoran la monarquía y aunque hayamos sido una malamadre nos quieren, nos respetan.

Pienso en el folklore y en las culturas de raza que tanto gustan al extranjero: el baile y el cante jondo, los fandangos, las jotas y las muñeiras. ¿Quién se inventó las sevillanas y el flamenco?

Pienso en la guerra de la independencia, las Cortes de Cádiz y en la primera y la segunda repúblicas. ¿Fueron un invento de Goya los fusilamientos del 3 de mayo? ¿Acaso se inventó Guernika Picasso?

Pienso en los emigrantes de Galicia, Andalucía, Extremadura, Castilla o Murcia. En la gente sencilla de nuestra intrahistoria hacinados en vagones de hierro atestados de maletas. Observo sus madrugadas aprendiendo francés o alemán con encono, tiritando en las noches heladas de Europa.

Recuerdo a Tip y Coll, Alfredo Landa, José Sazatornil y López Vázquez. ¡Qué entrañables fueron estos tíos haciendo el gilipollas¡ No veo los palacios de piedra de los grandes de España sino el patrimonio y la escopeta nacional de Berlanga ¿Serán España estos cómicos o solo un invento?

Y sobre todo pienso que este país no son solo los que ganaron la guerra, también los que la perdieron. España no es solo fusiles, también los cadáveres en las cunetas y niños sin calcetines cruzando la frontera. La guerra civil, ¡qué gran derrota¡

También recuerdo a Lorca cantando al desamor un vals de esperanza triste.

«En Viena bailaré contigo

Con un disfraz que tenga cabeza de río.

Mira que orilla tengo de jacintos.

Dejaré mi boca entre tus piernas

¿Es Lorca España o solo los que le metieron tres tiros por el culo?

¿Solo son España los asesinos? ¿quienes lo tiraron a una fosa común junto a dos banderilleros anarquistas y un maestro de escuela? Hay muchas Españas, incluso en la rancia del toreo había anarquistas banderilleros.

Anna Gabriel, no cantamos himnos con fervor ondeando trapos pero aquellos que evocan España: actores, cómicos, arquitectos, pintores, cantaores y poetas no son un invento, la gente sencilla del verano azul en seiscientos, tampoco. ¿Habrá algún día, Platero, un himno o una bandera que nos represente a todos? No lo sé, pero mientras tanto grito que también son España los que no quieren cantar al Jesús del madero.

Jamás pensé que escribiría defendiendo un país, imagino que en el futuro se disolverán los Estados-nación, y los grandes problemas de la aldea global los resolveremos juntos, todos los ciudadanos del mundo; Las guerras, la inmigración, el calentamiento global, los paraísos fiscales, la justicia social… Pero en estos momentos tristes quiero pedir a los catalanes que no nos abandonen. Que se acuerden de la España que lucho con ellos, la que no está representada en los desfiles ni en las trompetas. Sois nuestra vanguardia, la nación que puede liderar la reforma y la modernización de España en el seno de una gran Europa. Sin vosotros jamás podremos. Seguid en esta orilla combatiendo junto a los nietos de la España que perdió la guerra, la que lucha por salir de la tumba.

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