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Momentos de felicidad

Por Inma Soria - Mayo 17, 2017
Momentos de felicidad
'Momentos de felicidad' es el estreno de la periodista Inma Soria en Lacontradejaén.

Con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de la que FELICIDAD, como estado de ánimo permanente, no existe. Más de uno se echará las manos a la cabeza pero creo que es así. Pienso que lo que hay son instantes en los que nos olvidamos de lo que nos preocupa o nos hace “infelices” y en los que se para el tiempo y disfrutamos.

Con el tiempo he aprendido que esperar que la situación que me provoca ese estado de ánimo sea eterna no haría otra cosa que provocarme tal frustración que no sería capaz de reconocer y disfrutar de esos pequeños momentos en lo que la felicidad se me presenta; tomar un café charlando con un amigo, escuchar una canción que te empaña los ojos, recibir una llamada de teléfono de alguien con quien hace mucho que no hablas, reír a carcajadas  por una tontería que acabas de leer, salir a pasear por la vía verde, brindar “por una vez que nos juntamos”…

El pasado fin de semana pude disfrutar de uno de estos momentos. Descubrir que en los ojos de un padre volvía a brillar la esperanza tras meses de sufrimiento por la enfermedad de su hijo me hizo feliz. La niebla cubría esos mismos ojos una noche de hace poco más de un año cuando ese padre se acercó a mí buscando solo alguien con quien llorar tranquilamente y de quien escuchar una palabra de ánimo que poder transmitir a su hijo pequeño, que se enfrentaba a una dura enfermedad, y a su familia que no sabía cómo afrontar la terrible noticia que acababan de recibir.

No soy psicóloga, ni tengo conocimientos médicos pero sí la experiencia de haber pasado por lo mismo y compartir esos sentimientos. Quizás el abrazo que nos dimos los padres del pequeño y yo tras haberlo visitado en el hospital a ellos les transmitió tranquilidad, no lo sé, pero para mí sí fue un aliento en la carrera que también disputaba. Recordarlo cuando mis rodillas me fallaban me devolvía la energía que necesitaba para levantarme y continuar la marcha. Pensándolo ahora, tranquilamente y con la perspectiva que da el tiempo, no me queda tan claro quién ayudó a quién esa lluviosa mañana de domingo en el hospital de Jaén. También en domingo, pero bajo un sol radiante y cobijados por la sombra de un álamo, se produjo este último encuentro en el que recordamos aquel abrazo con otro brillo en los ojos y con una sonrisa en la boca.

La maratón del chaval no ha terminado pero el personal sanitario que lo atiende por fin ha dado con un tratamiento que le funciona y que está llenado de oxígeno sus pequeños pulmones para que pueda seguir la prueba. Hemos decidido disfrutar de este momento de felicidad.

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