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Soy mujer y no creí tener que reivindicarlo

Por Esperanza Calzado - Marzo 04, 2017
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Soy mujer y no creí tener que reivindicarlo

Huevos fritos con patatas. Una comida tan simple es un bote salvavidas cuando el estrés diario del emprendimiento te devora. Mojar pan es un manjar que nada tiene que envidiar a recetas sofisticadas detrás de las cuales se esconden horas de esfuerzo y sacrificio. Lo que menos me pensaba yo era que unos deliciosos huevos fritos con patatas se me podían atragantar gracias a un eurodiputado. El polaco Janusz Korwin-Mikke lo ha conseguido. Me pasó el jueves. Escuchar las lindeces que soltó en la Eurocámara con total impunidad me dejaron helada, como las patatas de mi plato.

"¿Sabe usted qué papel ocupaban las mujeres en las Olimpiadas griegas? La primera mujer, ya se lo digo yo, ocupó el puesto 800. ¿Sabe usted cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna. Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes". De buena gana le hubiera estrellado los huevos fritos con patatas.

Cuando en mi círculo de amigos se habla de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres yo siempre me quedo con la sensación agridulce de estar fuera de lugar. Me he criado en una familia en la que no se ha hecho discriminación. Es más, siempre he llevado a gala el hecho de que en el negocio familiar ellas tenga un papel protagonista. En mi etapa de universitaria en Catalunya nunca me paré a pensar si el claustro era paritario. Hombres y mujeres me daban auténticas lecciones de vida sin que yo reparase en su sexo. Llegó mi etapa profesional, y en los 18 años de experiencia laboral que tengo jamás, y remarco jamás, me he sentido discriminada. Jamás, y lo vuelvo a repetir, me han pagado menos por ser mujer. Jamás me han puesto la zancadilla para optar a un puesto de responsabilidad por haber nacido con este sexo. Siempre he creído y, hasta ahora, estaba convencida, de que mi generación ha asumido como algo normalizado la igualdad de género.

Las declaraciones escuchadas en la Eurocámara me hacen darme cuenta de lo equivocada que he estado. De que he vivido rodeada de lo que debería ser. Pero, lamentablemente, no es así en todas partes. Soy mujer y nunca creí tener que reivindicarlo. Y lo hago desde aquí. Soy más pequeña que mis socios, eso sí es cierto. Pero no menos inteligente mi más débil. Tengo huevos y los pondré sobre la mesa si hace falta para luchar por aquellas que no gozan de suerte. Lo haré como Kathrine Switzer. No fue la primera mujer en correr un maratón, sino Bobbi Gibb, que lo hizo un año antes en la misma maratón, la de Boston. Sí fue la primera en acabarla. Sus instantáneas recorrieron el mundo porque un juez intentó evitar que la mujer finalizase la prueba. Gracias a la ayuda de otros corredores y de su entrenador, se convirtió en la primera mujer en terminar una maratón.

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