La niebla y la nieve que esconden los olivos

Jornaleros del sur de Jaén se quedan hoy sin tajo; algunos han tenido que volver desde los terrenos al comprobar que aún hay nieve en los olivos

Son cerca de las ocho de la mañana. Un grupo de jornaleros han quedado hoy en la calle San José de Frailes. Desde ahí parten con la maquinaria agrícola para faenar en el campo. Todo es como cualquier día salvo cuando el grupo mira arriba, al cielo: una niebla digna de historia de terror envuelve el pueblo. Bajo la ermita del Calvario, en uno de los montes más elevado del municipios, apenas se distinguen las fachadas de las casas.

—Yo esto no sé ni qué es —dice, en alusión a la neblina, el repartidor del pan, que pasa por la calle justo cuando los jornaleros ya están de vuelta. Porque han desistido.

—Hoy no hay manera. Hemos tenido que volver —confirma uno de ellos, la ropa del campo. El Land Rover irá otra vez a la cochera. Y la merienda bien puede ser el plato de hoy al calor del brasero de una lumbre.

No queda otra que esperar a mañana. Las condiciones son nefastas para dar el jornal. "Hace mucho frío. Es imposible varear el olivo. Además es malo hacerlo así", describe un jornalero del pueblo, unos treinta años, que también se ha quedado hoy en casa.

EFECTOS DE LA NIEVE

Aunque hay valientes que lo intentan y acuden al terreno con la esperanza de que el paso de las horas permita trabajar, como los mencionados de la calle San José, los olivareros saben qué deja la nieve: "No se puede hacer nada. Está todo mojado por los días de nieve. El olivo sigue chorreando y se mojan los fardos", apunta el jornalero más joven, pero con más de una década de experiencia. "Es más difícil trabajar y le haces más daño al olivo con tanto frío", resume.

Hace falta que el sol salga para que todo sea más practicable. La helada ha sido homogénea en el sur de Jaén, con el consiguiente impacto en las carreteras, y las temperaturas mínimos son de un grado en Alcalá y Frailes, después de madrugadas bajo cero. Otro grupo ha apurado hoy algunas horas en los terrenos con la ayuda de una lumbre.

¿Volverán al tajo mañana? ¿Se irá la nieve y desaparecerá la niebla? Está por ver. Varear y retomar los fardos a pie de campo precisa el 'sí' a la segunda pregunta. Que la niebla y la nieve dejen de esconder los olivos.