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El número 1 fue Lorente

Por Antonio Pulido Casas - Abril 03, 2017
El número 1 fue Lorente
Lorente trata de realizar un quiebro a un jugador del Vijusa Valencia.

Por algún tipo de cuestión maniática, el futsal ha heredado del fútbol una tradición numérica que no existe en el resto de deportes. Si bien en el baloncesto, el balonmano o la Fórmula 1 los dorsales no se asocian a puesto alguno, en las disciplinas relacionadas con el balompié suelen ser la primera característica. Si un chico viste el 10, tiene altas probabilidades de que sea el jugón; si en la espalda tiene impreso el 9, es el que posee toda la intención de meter los goles, mientras que si por cualquier demencia se le ocurre ponerse el 1, es el encargado de desafiar al miedo bajo la portería. Entre estas costumbres existen algunos matices culturales, como que en Brasil el goleiro también admite llevar el 2 o el 3. Mi cabeza juguetea con el pensamiento de que lo hacen porque a un brasileño, a pesar de que su misión es evitar los tantos, también le pica el gusanillo de toquetear la pelota con los pies de vez en cuando. Como Cidao (12), Higuita (2) o Leandro (1). Lo extraño, lo que rompe con lo establecido, es que un jugador de campo, al que se le presupone cuerdo, opte por tomar el camino de la originalidad. 

Puedes leer el texto en el libro Sueños de fútbol sala, de Antonio Pulido

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