Cerrar Buscador

5 series que pudieron ser y no fueron

Por José R. Casado - Marzo 02, 2019
5 series que pudieron ser y no fueron

Existen series que pudieron ser y no fueron, como Guti. Abundan los títulos cuyos productores cayeron rendidos a la fragancia del dólar y masticaron la trama hasta dejarla sin sabor. Series que empiezan bien y acaban peor, al igual que tantas cosas en la vida: la pareja de enamorados de litigio en el juzgado, una cerveza caliente o ese gol que vislumbra la remontada milagrosa que al final no llega, salvo que arbitre Aytekin. Series a las que quizá no convenga jurarles fidelidad eterna, pero pregúntenle a los dos novios por sus primeras noches juntos, al cliente por ese trago frío que raja la garganta o al aficionado por el segundo de éxtasis y contestarán que el viaje mereció la pena. Al menos, las paradas en las primeras estaciones. O temporadas, como ocurre con estas cinco series que pudieron ser y no fueron, pero que dejaron momentos de televisión inolvidables como el rubio díscolo en aquella noche de Riazor. Taconcito y gol.

PRISON BREAK (2005)

Permítanme la confesión: estaré eternamente agradecido a Michael Scofield y sus origamis. Prison Break, producción de la cadena FOX ideada por Paul Scheuring, supuso mi bautismo en la nueva edad de oro de la ficción seriéfila y el primer contacto con el apasionante concepto del cliffhanger, ese anzuelo argumental que garantiza el ‘siga usted ahí’. Recuerdo visionar los primeros capítulos en La Sexta con mi hermano, allá por 2006, cuando el Madrid todavía ganaba Ligas. La premisa era recurrente: Scofield (Wentworth Miller) se ‘autoencarcela’ en una prisión de máxima seguridad de Chicago para evitar la muerte de su hermano Lincoln Burrows (Dominic Purcell), condenado a la silla eléctrica. El final del piloto con aquel tatuaje de las entrañas de Fox River es el preludio de una primera temporada adictiva y vertiginosa. Cómo olvidar aquellos créditos pegadizos de Ramin Djawadi, el plan de fuga con más obstáculos que el Grand National, un reparto de actores secundarios de altura con personajes carismáticos como T-Bag (Robert Knepper) o John Abruzzi (Peter Stormare), y unos guiones cuyos giros (o agujeros) son adrenalina en vena para el espectador.

El tramo final de la temporada inicial puede situarse entre los momentos de más tensión de la historia de la televisión, con permiso de Walter White, Jesse Pinkman y Gustavo Fring. Puro enganche, pegamento en el sofá: conozco a una persona que vio los 22 capítulos en dos días. Prison Break habría sido catalogada como una serie de indudable calidad de concluir en su primer acto. Cierto es que el nivel de la segunda temporada aún es soportable, a lo que contribuye la entrada en escena de un villano con aristas como Alex Mahone (William Fichtner). Sin embargo, la tercera y cuarta entregas, con aquella cárcel de Sona y la lucha contra La Compañía, pueden ahorrárselas sin miramientos. Yo las vi al igual que veré la resurrección de la serie ocho años después, de estreno a partir del 4 de abril. Se lo debo a Scofield: de no ser por la trepidante huida de Fox River quizá no hubiera visto Breaking Bad, The Wire o Los Soprano.

Nota IMBD: 8,5 | Nota Filmaffinity: 7,3

Temporadas: 4 | Episodios: 81

Hasta dónde puedes verla y disfrutarla: Segunda temporada.

Reparto: Wentworth Miller (Michael Scofield), Dominic Purcell (Lincoln Burrows), Robert Knepper (Theodore Bagwell, T-Bag), Amaury Nolasco (Fernando Sucre), Sarah Wayne Callies (Sara Tancredi), William Fichtner (Alex Mahone) y Rockmond Dunbar (C-Note).  

DEXTER (2006)

A diferencia de Prison Break, la historia de este amable forense de día y brutal serial killer de noche sí mantuvo una progresión que adivinaba su entrada en el Olimpo seriéfilo. Dexter, producción de 2006 de la cadena Showtime, plantea al espectador el dilema moral de sentir empatía hacia un asesino en serie. Michael C. Hall (A dos metros bajo tierra) encarna a un analista de sangre de la policía de Miami desprovisto del más mínimo sentimiento. Un tipo frío y con impulsos homicidas desde crío, a quien su padre instruyó para canalizar ese instinto asesino únicamente en criminales, violadores o cualquier otro espécimen basura de la sociedad que regatea a la justicia. Con Dexter descubrí hasta dónde puede alcanzar la capacidad de mutilación de un doblaje. La inquietante, grave y profunda ‘voz en off’ del protagonista, recurso clave de la narración, resultaba dantesca en la versión doblada al español: como si a Rosendo le ponen la voz de Cañita Brava.

Desde sus brillantes títulos de crédito hasta el turbador final de la monumental cuarta temporada (fascinante villano ese Trinity interpretado por John Lithgow), Dexter amagó con hacerse un hueco entre las mejores series de los últimos tiempos. La fotografía, el suspense y los monólogos interiores del psicópata encumbraron la obra del showrunner Michael Cuesta, cuya salida del equipo de guionistas derivó en el imparable declive de la serie. Tras una quinta entrega aún digerible, las últimas tres temporadas se encaminaron hacia el despropósito absoluto. Una autoparodia. Ni Dexter Morgan ni Michael C. Hall merecían ser víctimas del empeño de Showtime por explotar su gallina de los huevos de oro. Aún hoy espero que el serial killer de Miami recupere sus afilados artilugios metálicos, plastifique la habitación y se cobre venganza con aquella cabeza pensante.

Nota IMBD: 8,8 | Nota Filmaffinity: 7,9

Temporadas: 8 | Episodios: 96

Hasta dónde puedes verla y disfrutarla: Cuarta temporada.

Reparto: Michael C. Hall (Dexter Morgan), Jennifer Carpenter (Debra Morgan), David Zayas (Ángel Batista), James Remar (Harry Morgan), Lauren Luna (María Laguerta), Julie Benz (Rita Bennet), John Lithgow (Arthur Mitchell) y Jimmy Smits (Miguel Prado).  

SONS OF ANARCHY (2008)

Kurt Sutter, uno de los creadores de la memorable The Shield, factura esta producción de FX sobre un club de moteros algo particular: son gángsters sobre Harleys. Otra producción que arranca con el puño del acelerador a todo gas y pierde grandeza conforme avanzan las temporadas. Críticos estadounidenses se atrevieron con una comparación odiosa: Los Soprano de las motos. Conviene objetar que el carisma del líder de SAMCRO, Jax Teller, encarnado por el guaperas Charlie Hunnam, no le llega a la suela del zapato al cabronazo de Tony Soprano. En cambio, sí es cierto que las cuatro primeras temporadas derrochan fuerza y épica. Atrapan al espectador gracias a unas potentes tramas de acción, tiroteos y persecuciones, salpicadas con una banda sonora magnífica (Pearl Jam, Soundgarden, Neil Young, The Rolling Stones o The Black Keys) y unas interpretaciones a la altura de actores consagrados como Ron Perlman, Tommy Flanagan, Danny Trejo o la majestuosa Katey Sagal, ganadora de un Globo de Oro a Mejor Actriz en 2010 por su tremendo papel como Gemma Teller, arpía y visceral madre protectora de la banda. Una abeja reina que viste de cuero y envenena cual mamba negra.

Resultaría injusto obviar que Sons of Anarchy acelera a partir del segundo o tercer capítulo, levanta el pie a su paso por Irlanda con la trama del IRA y vuelve a pisar con fuerza hasta una cuarta entrega apasionante con gatillazo final: faltó testiculina entre el equipo de guionistas para cargarse a uno de los protagonistas principales. Si ese tiro no hubiera sido desviado, quizá estaríamos ante una serie top, como diría el genio luso José Màrio dos Santos. Luego vinieron otras tres temporadas con pistolas, violencia, escenas brutales y diversos cameos (Stephen King, declarado admirador de SAMCRO, o el propio Kurt Sutter y otros actores de The Shield), pero la trama de Sons of Anarchy se estiró en exceso para siempre en aquel disparo fallido cuyo único fin era exprimir una de las series de moda. Y entonces los motores griparon.

Nota IMBD: 8,6 | Nota Filmaffinity: 7,8

Temporadas: 7 | Episodios: 92

Hasta dónde puedes verla y disfrutarla: Cuarta temporada.

Reparto: Charlie Hunnam  (Jax Teller), Ron Perlman (Clay Morrow), Katey Sagall (Gema Teller), Maggie Siff (Tara Knowles), Tommy Flanagan (Chibs), Kim Coates (Tig), Theo Rossi (Juice), Dayton Callie (Wayne Unser) y Ryan Hurst (Opie).  

HOMELAND (2011)

Otra producción de Showtime del año 2011 que aún sobrevive en antena. Ganadora de siete Premios Emmy, Homeland profundiza en la obsesión de la agente de la CIA Carrie Mathison por descubrir si Nicholas Brody, un marine estadounidense de regreso al país tras años de reclusión y tortura en Irak, es realmente una célula durmiente del enemigo. Un drama sobre espionaje y política internacional con una trama sólida y rebosante de intriga, apoyado en un nivel actoral impresionante y en el que sobrevuela el fantasma del terrorismo. La rubia Claire Danes dibuja a una histriónica agente tan inteligente como lunática. Sus tics y muecas le valieron un merecido Emmy a Mejor Actriz.

El pelirrojo inglés Damian Lewis encarna al héroe de vuelta del infierno, el soldado y marido ejemplar con heridas psicológicas sobre quien planea la sombra de la duda. ¿Es un traidor que planea atentar contra los Estados Unidos? Sobresale también el poso reflexivo de Mandy Patinkin (el mítico Íñigo Montoya en La Princesa Prometida) en la piel del jefe Saul Berenson y Morena Baccarin como esposa de Brody. La primera temporada es brillante y presume de final infartante. La segunda mantiene el potencial y ofrece capítulos de enorme tensión dramática. Es a partir de la tercera cuando la historia se pega un tiro en el pie y cobra excesivo protagonismo Dana, la insufrible hija de Brody. Tras un arranque soporífero, los cinco o seis últimos capítulos evocan el vigor y la intensidad de antaño. Ahí debió acabar para siempre una serie que luego se reinventó y camina ya por su octava temporada, alguna de ellas incluso de nivel aceptable. Pero lejos de la Homeland primigenia. La de la partida de ajedrez entre Carrie y Brody.

Nota IMBD: 8,4 | Nota Filmaffinity: 7,6

Temporadas: 6 | Episodios: 72

Hasta dónde puedes verla y disfrutarla: Tercera temporada.

Reparto: Claire Danes (Carrie Mathison), Mandy Patinkin (Saul Berenson), Damian Lewis (Nicholas Brody), Morena Baccarin (Jessica Brody), Rupert Friend (Peter Quinn) y F. Murray Abraham (Dar Adal).  

PERDIDOS (2004)

La serie sobre los supervivientes del accidente del vuelo 815 de Oceanic Airlines y aquella misteriosa isla que amarás u odiarás. Tengan la osadía de criticar aquel polémico epílogo ante alguno de sus fans y obtendrán como respuesta ‘A ti lo que te pasa es que no entendiste el final’. O la más profunda ‘No captaste la verdadera esencia del relato’. Sí lo entendí, y admito que disfruté durante gran parte del viaje. Pero considero innecesario estirar el chicle con tanto humo negro, osos polares blancos y los infumables saltos temporales de las últimas temporadas.

También sería inoportuno olvidar sus innumerables virtudes. La obra de J.J. Abrams, Damon Lindelof y Carlton Cuse, emitida por la cadena ABC entre 2004 y 2010, revolucionó el concepto de la ficción serializada hasta convertirse en un verdadero fenómeno sociológico. Apoyada en el boom de Internet, Perdidos se expandió como un reguero de pólvora gracias a las descargas masivas y la proliferación de blogs donde los espectadores compartían dudas y trataban de resolver los enigmas de la serie. Su variopinta galería de personajes hacía casi imposible que no te identificaras con alguno y su narrativa de flashbacks profundizaba en cada capítulo en la otra cara de la moneda del ejemplar médico Jack Shepard, el minusválido John Locke o el rebelde Sawyer. Tras dos primeras temporadas rebosantes de intriga y misterios sin resolver y cuando pensaba bajarme del carro de Lost, llegó el impactante flashforward final de la tercera. Aquel ‘Tenemos que volver’ entre Kate y Jack me agarró por las pelotas y no me soltó hasta la tomadura de pelo final. ¿Mereció la pena? Quizá sí, aunque sea tan solo por el entrañable episodio The Constant y aquella conversación telefónica entre Desmond y Penny, la música de Michael Giacchino o el indescifrable Benjamin Linus.

Pero aquel final, ay. Cómo sería que hasta los creadores tuvieron que salir a pedir perdón y dar explicaciones a los fans. Hasta qué punto resultó el timo de estos trileros narrativos que nunca he vuelto a ver series escritas por J.J. Abrams, Damon Lindelof o Carlton Cuse. Quizá algún día rompa el veto con The Leftovers. O no.

EDITO: Bendito el día que rompí el veto a Lindelof. Qué maravilla es The Leftovers

Nota IMBD: 8,4 | Nota Filmaffinity: 7,9

Temporadas: 6 | Episodios: 118

Hasta dónde puedes verla y disfrutarla: Cuarta temporada.

Reparto: Matthew Fox (Jack Shepard), Terry O´Quinn (John Locke), Josh Holloway (Sawyer), Evangeline Lilly (Kate Austen), Jorge García (Hugo Reyes), Michael Emerson (Benjamin Linus), Henry Ian Cusick (Desmond Hume) y Naveen Andrews (Sayid).

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS

irma

irma Noviembre 29, 2017

Realmente no estoy de acuerdo con Dexter, me parece una magistral serie y en mi opinión a pesar de las críticas con uno de los mejores finales y más épicos...
Todas las temporadas son increíbles.
En lo que si estoy de acuerdo es que trinity es un fascinante villano..

responder

COMENTA CON FACEBOOK