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Virgen de la Cabeza: 80 aniversario del fin del asedio

Por Juan Vicente Córcoles - Mayo 03, 2017
Virgen de la Cabeza: 80 aniversario del fin del asedio
Águila imperial en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Foto: Juan Vicente Córcoles.

Lunes, 1 de mayo de 2017, 80 aniversario de la finalización del asedio durante la Guerra Civil en el santuario de la Virgen de la Cabeza. Fue un 1 de mayo de 1937. Unos días antes, el bombardeo de Guernika eclipsará la noticia del fin del asedio.

Hay libros escritos sobre el asedio, artículos e incluso una película. Tal vez el libro La Epopeya del Silencio (2010), escrito por Juan Pedro Cortés Camacho, sea el más completo. También es importante la visión que da en sus memorias Antonio Cordón, en Trayectoria. Recuerdos de un artillero, militar republicano, y comunista, encargado de finalizar el asedio que había comenzado en septiembre de 1936.

¿Por qué se da el asedio? Cuando el 17 de julio de 1936 se subleva el ejército en Marruecos, muy pocos podían vaticinar que la sublevación acabaría en una Guerra Civil de casi tres años. España quedó dividida en dos. Jaén, provincia, quedó en una de esas dos Españas a excepción de una franja occidental. Días, semanas de incertidumbre, y efecto de esa incertidumbre fue el asedio. La comandancia de la Guardia Civil de Jaén se vió acompañada de población civil, familiares y amigos, se vio recluida en la Sierra de Andújar, entre el palacio de Cayo del Rey junto al Jándula y el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Por qué en la Sierra de Andújar?.

Santiago Cortés González será el gran protagonista. Nacido en Valdepeñas de Jaén en 1897, estudia en la Academia de Toledo. Oficial de Infantería se implica en la Guerra de Africa hasta 1926, año que decide pasarse a la Guardia Civil. Para ello necesitaba realizar unas prácticas en el medio rural, eligiendo como tutor al capitán de la Guardia Civil de Andújar, y la sierra con el Cabezo, el campo de sus prácticas. Por eso elige la Sierra de Andújar por conocerla perfectamente. Esta información me fue facilitada por su hijo Juan Pedro Cortés en una larga conversación en agosto de 1998. Antonio Reparaz, capitán de la Guardia Civil, tuvo mucho que ver en la negociación con el Gobernador Civil de Jaén para salir de Jaén y venir a la sierra de Andújar en agosto de 1936.

A mediados de septiembre comienzan las hostilidades al no obedecer las órdenes de que la Guardia Civil debería marchar al frente de Córdoba para defender a la República. Fueron días tensos pues el comandante Eduardo Nofuentes es encarcelado en el mismo santuario y Manuel Rodríguez, capitán de la Guardia Civil —igual que Cortés pero con más edad— hombre de frágil carácter, quedó sin autoridad. Cortés con sus hombres organiza la defensa. Andújar será una ciudad muy importante en el Frente Sur, un frente que se estabiliza y que va desde el sur de Badajoz, norte de Córdoba, Este de Jaén hasta la costa granadina. Andújar ciudad militar republicana. El santuario islote de la España Nacional. El 27 de septiembre el Alcázar de Toledo es tomado por los Nacionales y esto sirve de ánimo a los resistentes del santuario.

Invierno duro y muy lluvioso. Desde Sevilla se organizan unos vuelos de avituallamiento y de socorro a los sitiados, con dos artífices, uno el médico villanovero Jacinto Lillo y el otro el Capitán de aviación Carlos Haya. Las expediciones sobre el santuario contará con dos voluntarios de excepción, los estudiantes de medicina Elías de Medio y Rafael Córcoles.

Andújar, ciudad de frontera, frívola y militar —con aeródromo—, tuvo una intensa vida en donde parte de la población vivió con mucho miedo gracias a la poca efectividad de las autoridades locales y a las acciones asesinas del “Miguelón” y “El Gata”. La Llegada de las Brigadas Internacionales animan a la ciudad dándole un cierto aire cosmopolita. Aquí llegan entre otros los ingleses John Conford, de 21 años de edad y nieto de Ch. Darwin, y el escrito Ralph Fox de 36 años de edad. Los dos morirán en la Batalla de Lopera a final de diciembre de 1936. Y sus cuerpos quedaron para la eternidad entre olivos de bronce  y en tumbas en frágiles arcillas.

Porcuna es tomada por los Nacionales en enero de 1937 esto anima a los sitiados del santuario, pues desde el Cabezo, a través del vallede Jándula, se ve Porcuna, hecho que permitirán comunicarse por el heliógrafo. Franco por estas fechas tiene dos objetivos militares, uno la conquista de Málaga que se hace en los primeros días de 1937 y otro el avance sobre Madrid que origina una encarnizada batalla en el Jarama. Franco no ve finalizar el asedio como hecho militar relevante. También con la llegada de 1937 llega  al frente Sur como jefe de Estado Mayor el artillero Antonio Cordón con el objetivo de fortalecer el frente militar y finalizar con los sitiados del Santuario.

La conquista de Málaga animó a los sitiados que se desesperan al saber que el asedio con sus fatigas no acaban, que Franco da largas, que los nacionales están a menos de treinta kms. Que es alargar la mano en una acción rápida que quedará siempre a la espera. Un lugar de penalidades que contrasta con la vida urbana de Andújar. Franco permite la mediación de la Cruz Roja Internacional en abril de 1937 para salvar a mujeres y a niños, pero no hay acuerdo para la evacuación debido a las condiciones de unos y otros, inadmisibles por los dos bandos. Cordón prepara la ofensiva militar para primero de mayo presionado por el gobierno de la república que quiere acabar con los resistentes que acarrean críticas negativas a la efectividad militar republicana. En abril, a mediados, los residentes del Lugar Nuevo, junto al Jándula, en el palacio de Cayo del Rey, logran llegar al Santuario en una noche oscura con una marcha llena de penalidades  pues hubo que cruzar el Jándula de aguas frías y muy crecidas.

Miguel Hernández participa en el asedio como correponsal de guerra, enviando crónicas al periódico “Frente Sur”; también está Vitorio Vidali —Comandante Carlo Contreras– del Socorro Rojo Internacional, protector de Hernández. El 13 de mayo de 1937 aparece en el número 15 de “Frente Sur” la crónica del fin del asedio. El miliciano Juan Celdrán escribe una carta a “Frente Sur” haciendo ver unos errores que Miguel Hernández ha tenido en su crónica puntualizando que ha sido la 4ª Compañóa del 2º Batallón de Jaén los que han tenido un marcado protagonismo con milicianos de Torrevieja (Alicante), siendo los forjadores del triunfo. Miguel Hernández se ve obligado a contestar, diciendo que siente los errores que no han siso intencionados . He procurado siempre ser justo y verdadero, y, aunque nos oy periodista, sino poeta, escribo en el periódico de mis compañeros de “Altavoz del Sur” la prosa de la poesía que veo y siento en los más hondo de esta guerra”.

Cordón en sus memorias dice: “El ataque no podía ser más sencillo: un ataque frontal realizado por la casi totalidad de las fuerzas y medios con que podíamos contar y un ataque auxiliar para fijar a los sitiados. Nuestros efectivos de infantería consistía en la Brigada 16 mandada por Martínez cartón como fuerza principal y una parte de la Brigada 32 para realizar el ataque demostrativo. La ofensiva principal la apoyaría la masa artillera de la que disponemos: tres piezas y una tanque taque había conseguido que me mandasen desde Jaén donde estaba en reparación.”

A las seis de la mañana de aquel 1 de mayo comenzó la ofensiva republicana que en su Avance iba rindiendo las posiciones rebeldes con ráfagas continuas de disparos. Cordón manda disparar sobre los bajos del lado Norte del Santuario, pues ve allí alguna iniciativa de defensa. Esa ofensiva hace caer herido a Santiago Cortés. Pasadas las 15.00 horas fin de asedio. En la lonja del lugar, cuenta Cordón “ reinaba una confusión y una algarabía indescriptible. Mujeres y niños se agolpaban allí. Lloros, alaridos, alguna mujeres rezaban de rodillas…” Un oficial comunica a Cordón que Cortés esta localizado y gravemente herido y que necesita atención médica de inmediato. Santiago Cortés moriría al día siguiente en unu hospital improvisado en las Viñas de Peñallana. Cartón es el encargado de tranquilizar a los sitiados, organizando la evacuación de militares y civiles. A media tarde silencio con olor a pólvora y ruina.

Una página de nuestra Historia que quedó escrita en los berrocales del Cabezo, cuyos hitos que marcan el asedio se pierden entre las piedras naturales y el gentío de peregrinos y romeros. 80 años ya de un hecho que debe de estar en la memoria colectiva de las generaciones que convivimos hoy.

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