El demonio son dos: Yung Beef y C. Tangana

A C. Tangana, las camisas de flores al estilo 'hijueputa' le sientan igual de bien que los polos de Lacoste y la raya al lado. Como a Yung Beef, a pesar de tener las pintas que ninguna madre querría para su chiquilla. Son el demonio, al menos para el pasado musical, y, si Dios es Trino –que son tres–, este son dos. Porque si alguien representa el momento que vive la música actualmente son, sin duda, Antón y Fernando. No han pensado en sí mismos como cantantes, sino como artistas, con toda la parafernalia que eso conlleva. Pero en lugar de dejar que la industria los consuma, han decidido ser ellos los que decidan. Una más de este mundo de yo me lo guiso y, si no se quema, yo me lo como. Y que a ellos no se les ha quemado.

Han sentado las bases del nuevo juego de la música y si antes era 'la industria' la que decidía quién llegaba al top manta, que eso, en España, es ganarse la fama, ahora son ellos los que dicen si se van con 'la industria'. O no. Porque Sony llegó, cogió la escopeta y disparó, con la puntería justa para que el corcho diese en la botellita pero sin tirarla: Pxxr Gvng no les salió como ellos querían, sí como deseaban cuatro jóvenes a los que de la multinacional discográfico solo le atrajeron los billetes. Y que siguieron haciendo lo que les dio la gana para terminar ¿creando? La Vendición Récords, un sello del que ahora salen artistas como burbujas de una copa de champán. Incluso puede ser, como ha dicho Yung Beef en alguna entrevista, que el sello no sea suyo, sino de los "Illuminati".

¿QUIÉN MANDA?

Y por si fuera poco, ahora llega Antón, firma con la misma compañía el contrato 'más caro de tol gremio' y sorprende a la escena con Mala Mujer, un tema que, en tan solo cinco días, casi llega al millón de visitas en YouTube y es número uno de los 'virales' de España en Spotify. Lo que a priori era un rapero, haciendo la canción del verano. Algo que ya hizo hace un año cuando unió su carisma y su voz más sensible de lo habitual con todo el tormento de Rosalía en Antes de morirme, que ya suma casi 12.000.0000 de visitas.

Así es la nueva vida y en la que están saliendo ganadores chavales que vienen de un micro, un ordenador y pura fantasía para crear canciones. De ahí hasta la fama, tanto, que Yung Beef se convirtió en uno de los primeros españoles que se quedó sin pisar suelo americano desde la llegada de Trump, a pesar de que era un extranjero con contrato. Y C. Tangana hasta consiguió involucrar a Pablo Iglesias en una pelea de 'raperos' en Twitter, hace algo más de un año, cuando un cocodrilo le enfrentó a Los Chikos del Maíz. Ya nada sorprende, o, al menos, no debería.