José Luis Verdes, por la puerta grande al museo de Quesada

El Ayuntamiento del municipio inaugurará el próximo 30 de marzo un espacio dedicado al pintor, en el vigésimo aniversario de su fallecimiento

"Algo tendrá Quesada", dijo en una ocasión el gran Manuel Ángeles Ortiz a cuenta de la obra de su amigo Rafael Zabaleta, sorprendido por la atmósfera creativa del municipio serrano.

Ahí está (otro ejemplo) la vinculación del pintor José Luis Verdes con el paisaje quesadeño, pese a sus orígenes madrileños. Un arraigo del que este pueblo serrano presume y que alcanzará su culminación el próximo 30 de marzo (Martes Santo, por más señas), cuando abra sus puertas el Espacio José Luis Verdes, dentro de las instalaciones dedicadas al propio Zabaleta y al poeta alicantino Miguel Hernández, emparentado políticamente (en el más familiar sentido de la palabra) con estas tierras.

"Un hombre que ha contribuido al desarrollo social de la localidad, que ha donado parte de sus obras y que, en vida, contribuyó a fomentar la evolución cultural y el patrimonio municipal", en palabras de Manuel Vallejo, alcalde de la ciudad, de la que Verdes es hijo adoptivo desde hace 20 años, los mismos que su muerte.

Con un presupuesto superior a los trescientos mil euros (aclaran desde el Ayuntamiento), sufragados por el propio Consistorio y la Diputación Provincial, quedará instalado en los bajos del museo a través de "una gran sala de exposiciones con diferentes habitáculos y tabiques móviles, que acogerá el grueso del programa museográfico; zonas de almacenamiento y muelle de descarga y varios espacios propios del nuevo museo".

Quienes deseen acercarse a la producción de Verdes (Madrid, 1933-2001), ampliamente reconocido y nombre propio de la historia del arte internacional, podrán disfrutar de "alrededor de un centenar de obras muestra de la evolución de las diferentes etapas artísticas de Verdes, entre las que se encuentran las de titularidad municipal, que el artista donó en vida al Ayuntamiento, otras adquiridas por el Consistorio en los últimos años y unas treinta piezas de la exposición que el pintor llevó al Retiro madrileño en homenaje a Europa, donadas por la familia".