Alberto Sanfrutos: "Los concursos de televisión deben renovarse"

Los espectadores que veían Saber y Ganar en la década de los años 90 saben quién es Alberto Sanfrutos Fernández (Úbeda, 1958): uno de Los Magníficos del longevo formato que presenta el no menos longevo Jordi Hurtado. Sanfrutos ha vuelto a la televisión atraído por ¡Boom!, programa de éxito que también apela al conocimiento.

El ubetense ha sido maestro en centros de Quesada, Santiago de la Espada, Linares, Úbeda, Prado del Rey (Cádiz), Iznatoraf y Torreperogil, donde ejerció el último cuarto de siglo. Dice que ha disfrutado en las aulas, y habla felizmente en pasado de la etapa como docente. Ha hecho un hueco entre grabación y grabación, entre las bombas, para atender por teléfono a Lacontradejaén. Si se le pregunta algo a Sanfrutos, ya saben, lo normal es que acierte.

—¿Cómo se ha dado el regreso a los concursos? Parecía que usted había cerrado la puerta.

—Estaba más que cerrada. Participé en Saber y Ganar hace 25 años. He tenido en este tiempo más oportunidades, pero no había querido.

—Cambió de idea con ¡Boom!.

—Me animé, porque fue un honor que pensaran en mí cuando se fue un miembro del equipo Los Lobos. El exconcursante llevaba un año y siete meses aproximadamente hasta que abandonó. Me satisfizo que me llamaran. En esta ocasión, sí que lo podía conciliar con mi actual ocupación, que es no hacer nada. Me ha pillado en un momento de la vida en el que las circunstancias eran propicias. El año pasado hubiese dicho que no.

—¿Qué le atrae del concurso presentado por Juanra Bonet?

—La parte final, con la bomba eliminatoria, porque es ahí cuando aparecen las preguntas estilo Saber y Ganar. La fase primera me atraía menos. Ahora que estoy dentro, me doy cuenta de que también es atractiva. Me parece más interesante. Te ponen unas bombas que hay que deducir, no lo sabes y tienes que ir eliminando pruebas.

—¿Por qué se llama su equipo Los Lobos?

—Un miembro trabaja como ingeniero de montes, y uno de los proyectos que hace es el seguimiento de las manadas del lobo.

"ME METÍ EN EL PROGRAMA PORQUE ME VA LA MARCHA"

—Ahora vive a caballo entre Barcelona, donde graba el concurso, y Úbeda, donde reside. ¿Le divierte o le estresa?

—No tiene nada de estresante. Me meto aquí porque me va la marcha. La tensión del momento del programa sí te exige estar al cien por cien. Pero lo del estrés es una palabra que se usa para cualquier persona. No es mi caso.

—Seguro que sigue viendo Saber y Ganar.

—Sí, todos los días. De lunes a domingo. No fallo ningún día, porque siempre hay emisiones salvo en agosto, cuando repiten programas de Los Magníficos.

—¿Cómo explica que el programa siga vigente?

—Cumplirá 22 años en febrero. Es un programa muy bueno. Ha ido cambiando, se ha sabido renovar, y el formato de hoy es muy diferente al que se hacía cuando yo concursaba. Las pruebas no aburren, y la modificación paulatina mantiene a los seguidores fieles. Igual ha ocurrido con ¡Boom!, que ha cambiado gracias al trabajo de los guionistas. Tienen que buscar la novedad. Se trata de no dormirse en los laureles.

"NO EXTRAÑO LAS AULAS; LO PASÉ MUY BIEN CON LOS JÓVENES"

—¿Echa de menos las clases?

—No, me lo he pasado muy bien, y mis alumnos también. Pero llega otra etapa y toca pasar página. Supongo que ellos utilizan ahora algo de lo que adquirieron conmigo. Y yo estoy en mi casa. Me he jubilado porque me han dado la oportunidad, no por ganas. Si lo puedes hacer con 60 años, mejor.

—¿Le preocupa la juventud?

—Yo a los jóvenes los veo muy bien. La juventud es siempre la misma y diferente. A lo largo de la historia, los adultos han mirado con recelo a la juventud, pero el mundo va hacia adelante. Ahora está la juventud de principios del siglo XXI. Cada generación cuenta con mayor preparación, y nuestros hijos saben idiomas, hacen posgrados y viajan por el mundo. Tengo una pregunta para quienes tienen prejuicios y siempre andan con frases despectivas hacia la juventud: '¿Tú sabes mucho?'. No podemos fijarnos siempre en la parte negativa. La mayoría de los jóvenes son sanos. ¿La droga? Ha estado siempre. Antes había en la televisión horas y horas de dibujos animados, y ahora el ocio pasa por los móviles. Tenemos que creer en la juventud, son los que tienen que echarse el mundo a las espaldas. Yo creo que están más educados que algunos adultos, según compruebo en escenas cotidianas. He disfrutado mucho con los chavales, aun en la adolescencia, que es una etapa de crisis. En todas las épocas hay catastrofistas.

"SOY UN LECTOR DE LIBROS QUE SUPONGAN UN RETO"

—¿Los estudiantes serán cada vez más inteligentes o eso es un tópico?

—La inteligencia es la que es. Pero sí van a estar mejor preparados, como decía. Esto avanza con las generaciones. La inteligencia es algo genético. Hay muchas personas que eran muy inteligentes y fueron jornaleros toda su vida, porque no había educación universal. Ahora las familias más humildes tienen más problemas. Lo importante es tender hacia un escenario en el que haya probabilidades para que cada cual llegue al máximo, independientemente de su nivel económico.

—¿Cuántos libres lee usted al mes?

—No lo sé. Y no soy un gran lector. Puede que lea más que la media, pero sí es cierto que selecciono mis lecturas. No me interesan los superventas. Leo libros que me supongan un reto. No consumo literatura de usar y tirar. Los libros deben dejarme un poso de emociones. Y mis lecturas son más sosegadas. Me gusta también el cine, escucho música y veo la tele. En la infancia sí que la lectura era más protagonista.

—Usted ha dejado claro que es un hombre con vasto conocimiento. ¿Le tienta escribir?

—Sí, escribir, sí. Pero publicar, no. Escribo cosas de vez en cuando, pero sin pretensiones. Son más que nada sensaciones y pensamientos. De joven sí escribía poesía. Los grandes autores que leo me bajan a la realidad. Hay gente muy valiente que lee poco y publica o se autopublica. Creo que en España se escribe más de lo que se lee. Prefiero ser prudente en este sentido.