El amor en más de 60 poemas

El carolinense Ismael López reivindica la poesía "sencilla y amena" con su primer poemario, Las 88 páginas de mi libreta

La inspiración fue el amor, en términos generales, y su novia, en particular. Ismael López —carolinense de 27 años— es autor de Las 88 páginas de mi libreta, un poemario con más de 60 creaciones, la inmensa mayoría destinadas para Isabel Ojeda, su pareja desde hace  ocho años.

Fue precisamente ella quien le regaló una libreta con 88 páginas. El estudiante de Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba empezó a darle uso al regalo en el estío de 2016. Poco a poco cultivó una afición que ya venía de antes, la poesía. Hoja a hoja hizo su primer libro en apenas un año. "Siempre me ha gustado expresarme, ya sea a través de la pintura o con la música, pero suelo ser un poco desastre para almacenar lo que hago", cuenta a este periódico. La libreta atemperó ese desorden, y de paso ha permitido que el universo creativo del carolinense haya sido compartido con el público.

EL PROCESO DE LA AUTOEDICIÓN

López apostó por la autoedición a través del sistema que oferta Amazon. Reconoce que lo mandó a varias editoriales y que recibió buenas críticas, pero la cuestión económica decantó la elección hacia el método que propone la compañía estadounidense. Ha tenido que hacerlo todo, desde diseñar la portada hasta editar sus propios poemas. "Lo he conseguido publicar en versión impresa y en el futuro también me gustaría que estuviese disponible en digital", señala.

Ya ha tenido la oportunidad de presentarlo en su tierra, concretamente en el Palacio del Intendente Olavide, enmarcado en la celebración del Día del Libro. "Es una sensación increíble presentar el poemario en mi pueblo", admite. El libro está disponible en la web de Amazon y pronto lo estará en librerías de La Carolina.

El autor apuesta por una poesía que califica de "sencilla y amena", y considera imprescindible que haya un equilibrio entre la "técnica y la forma". "He procurado que llegue a la gente", dice. Por lo pronto ha llegado a ella, la mujer que lo inspiró.

Acércate

Acércate 
sobre cada pináculo de mi cuerpo
con la tela ingrávida de aquella camisa
que deja ver lo que eres
entre los botones abiertos.

Ven,
posa tu fuego sobre mi fuego,
seamos Hiroshima derrotada
y recompongamos los restos
con una sonrisa que se abre
—como el Mar Rojo—
entre los gemidos.
Vierte en mi aliento tu desbocada pasión
y convirtámonos en dos moléculas
de un mismo elemento:
Amor.

Quédate,
seamos allí donde bulle la sangre
y donde pierden la cordura los hombres.
Expón tu ruborizada desnudez
en la palma de mi mano
y aférrate a mi verbo salido 
de la demencia que provocas.

Y permanece aquí,
guardiana de las sombras del cielo,
y déjame en ti,
hasta que nuestras piernas
pierdan el vigor de la juventud
y sean tan solo el reflejo
de un imperio caído                                                                                                                    por la soberbia del placer.