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ANÁLISIS | Etnosur, calle y espectáculo

Por Fran Cano - Julio 24, 2017
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ANÁLISIS | Etnosur, calle y espectáculo
Los detractores del festival ponen el foco en los efectos en la calle, el otro 'espectáculo'.

Los detractores del festival remarcan la suciedad que dejan visitantes en espacios públicos; la organización y los fans del festival reivindican su calidad y el impacto económico

La crítica que persigue al festival Etnosur desde hace años nada tiene que ver con la oferta de ocio y el elenco de artistas que promueve; la calidad de la programación no se discute. Las voces críticas ponen el foco en la basura episódica que se concentra en zonas públicas de Alcalá, como el Paseo de Los Álamos. Esas voces se repiten cada año y cuestionan el trato, supuestamente de favor, que recibe Etnosur en comparación con otras fiestas locales. Advierten los detractores un doble rasero; más permisividad en la cita étnica.

Hay vecinos que no soportan el festival, y no tienen reparo en publicar su repulsa a través de las redes sociales. “No es cultura, es gamberrismo”, afirma un alcalaíno en un grupo local de Facebook. Es uno de los comentarios al pie de la fotografía que ilustra este texto. “Esto es peor que el botellón”, señala otro, y agrega, en clave de agravio comparativo: “Si mi mascota defeca en la calle y no recojo el excremento, a mí sí me multan”.

POR TODO EL MUNICIPIO

Pero por más que haya un recinto ad hoc para el festival, la influencia de Etnosur los tres días de fiesta se extiende por buena parte del municipio e incluso de otros cercanos, como ocurre con el nacimiento del río San Juan en Castillo de Locubín. De hecho, esa inmersión forma parte de la naturaleza y la filosofía de Etnosur: traer el concepto universal de un programa repleto de actividades, talleres y conciertos a la calle. Incrustarlos en parte del espacio público. La complicación está justo ahí. Cómo propiciar una convivencia respetuosa entre quienes viven el festival como una fecha representativa que esperan cada año y quienes denuncian los efectos en la calle, la suciedad.

 Círculo de jóvenes en el Paseo de los Álamos.
Círculo de jóvenes en el Paseo de los Álamos.

Ni siquiera los equipos de limpieza —activos los tres días en diferentes localizaciones— acallan las críticas de los vecinos que le han puesto la cruz a Etnosur. “Me dejan la cochera llena de meadas”, lamenta una vecina. ¿Cómo controlar eso? ¿A quién compete? A cada cual. Obviamente es una cuestión individual y de civismo. La administración no está para acompañarnos al baño.

ALCALÁ EN EL FOCO

De este modo, recién concluida la edición veintiuno, los seguidores reivindican la calidad de una apuesta que distingue a Alcalá como foco cultural del sur de Jaén y de Andalucía en julio. Celebran también el dinero que deja la propuesta en comercios locales. Y valoran la unión pacífica de extranjeros y vecinos. Mayoría o no, los seguidores sí respaldan al festival y tildan de “alarmistas” a los críticos. Calle y espectáculo. Pocos dudan de lo segundo, y el conflicto está en lo primero. Que es de todos.

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