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"La transición empieza en cuanto te aceptas como persona trans"

Por Fran Cano - Septiembre 19, 2021
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Andrea Morales Patiño (Pereira, Colombia, 1993) está en transición para ser una mujer, el género que siempre ha sentido. Pertenece al colectivo 'Geen', impulsado para defender los derechos de las personas LGTB, y se sienta una afortunada: asegura que desde que se aceptó a sí misma ha recibido más apoyo que rechazo. Sus amistades la han brindado y reconoce que la historia es más complicada en el ambiente familiar. 

Residente en Jaén desde 2008, Morales reconoce que el proceso de transición es lento. Lleva año y medio a la espera de las hormonas. Lo cuenta aceptando que aún falta tiempo para completar una identidad que siempre estuvo ahí. La pandemia, reconoce, ha jugado un papel decisivo a la hora de despejar su propio conflicto.

La entrevista Andrea Morales es en la Redacción de Lacontradejaén, en Cuatro Gatos. Habla de ella y aborda el porqué de la violencia y de los discursos de odio contra el colectivo LGBT.

—¿Cómo vivió la última concentración impulsada por 'Geen' en la Plaza de las Batallas de Jaén?

—Al principio estábamos un poco asustadas las personas que conformamos 'Geen'. Pensábamos que no iba a ver mucha afluencia teniendo en cuenta que era sábado y que la difusión de la concentración fue precipitada. Estuvimos en torno a 50 personas, gritamos algunas consignas y leímos el manifiesto programado para clamar contra los casos de 'LGTBIfobia'.

—Ustedes reivindican el derecho de ir sin miedo por las calles. ¿Tienen miedo aquí, en Jaén capital, de sufrir comentarios y agresiones?

—Sí, por supuesto. Actualmente hay un grupo de apoyo que se llama 'SOS LGBTI Jaén', pensado para la gente que se sienta asustada a la hora de volver a casa o que se encuentra en una situación de peligro. Pueden avisar. Un par de compañeros han tenido que utilizar el grupo. Ese miedo existe. Yo misma también tengo miedo de salir sola por ahí. Jaén, aunque parezca muy abierta, sigue siendo cerrada y hay ataques a las personas del colectivo.

—'Odio' es una de las palabras de moda en las redes sociales y en el periodismo. ¿Qué está pasando?

—El motivo principal obedece a que las instituciones están permitiendo discursos contra los más débiles, desde las mujeres hasta las personas LGBTI pasando por los migrantes. No podemos negar que hay un grupo político que constantemente suelta ataques contra los colectivos más vulnerables. Si dicha representación se permite en las instituciones, se da pie a que gente de la calle propague esos mensajes de odio.

—'Geen' ha tenido esta semana una reunión con la Policía Nacional. ¿Cómo fue el encuentro y de qué hablaron?

—Principalmente hablamos del caso que más difusión ha tenido en Jaén, el del hombre agredido por seis personas en Peñamefécit. Estuvimos hablando sobre cómo se está llevando la investigación y cómo se está tratando a la víctima. También afianzamos una colaboración con el área de Participación Ciudadana de la Policía, para hacer cursos y para que cuenten con nosotros dentro de las charlas que dan en los institutos sobre los delitos de odio.

"ME ACOMODÉ A LA FACILIDAD QUE ME DABA DECIR QUE ERA UN CHICO GAY"

—Andrea, ¿en qué momento es consciente de que usted era una mujer y no un hombre?

—Yo siempre lo he sabido. Es algo que las personas transexuales sabemos desde siempre. En mi caso yo me vine a España desde Colombia con catorce años, de modo que todo ese tiempo tuve mi cultura colombiana y mi entorno familiar. Por esas circunstancias yo me sentí más cómoda definiéndome como un chico gay. Aunque estaba mal visto en Colombia —ahora ya no tanto—, era aún peor ser una chica transexual. Con el paso de los años me acomodé a la facilidad que me daba decir que era un chico gay. Así no tenía que enfrentarme a tanta discriminación como sufrimos las personas trans.

—Y hubo un momento en que decidió asumir su género.

—Sí, yo creo que, como muchas personas, saqué fuerzas para aceptarme como chica trans a raíz de la pandemia. Con el encierro hubo muchísimo más tiempo para pensar y para plantearme toda mi vida. Ahí fue cuando decidí dar el paso y decir 'hasta aquí'.

—¿A quién se lo dijo por primera vez?

—Se lo conté a mis amigas. Porque son el círculo de apoyo que yo sabía que iba a tener. En otros ámbitos iba a ser más complicado, como el familiar y el laboral. Sabía que mis amigas iban a estar conmigo apoyándome.

—¿Le ha liberado contarlo?

—Es importante contarlo. La transición empieza en cuanto tú te aceptas a ti misma. Mi transición empezó el día en que dije 'yo soy trans y esto tiene que cambiar'. Es verdad que contarlo a personas y recibir apoyo da la libertad de seguir adelante, de empezar a comportarte con el género que te identificas. Es importante contárselo a gente que te apoye para sentirte libre de expresar tu género.

—Una vez ha comunicado a su entorno que está en transición para ser biológicamente una mujer, ¿ha recibido más apoyo o rechazo?

—He sentido que tengo muchísimo más apoyo. También es por el tipo de personas con las que me suelo juntar. Mis amigas me han mostrado apoyo desde el inicio. Donde trabajo el entorno es totalmente abierto y se ha aceptado mi género. En el contexto familiar es un poco difícil.

"NADIE SE ENFRENTA AL PROCESO DE TRANSICIÓN POR GUSTO"

—¿Qué le dice a quien interpreta el cambio de sexo como una cuestión puramente estética?

—Sólo cada persona sabe quién es en realidad. Ni yo ni ninguna otra persona trans decidimos pasar por todo el trago que es la transición por un tema estético. Hay que tener en cuenta que desde que empezamos la transición empezamos a sufrir ataques por parte de la sociedad, porque empezamos a demostrar un rol de género que no es el que se nos ha asignado y nos empezamos a llamar de una forma que parece incongruente para la sociedad con respecto a nuestro género biológico. Porque además tenemos que someternos a análisis y pruebas médicas para conseguir las hormonas, y en muchos de los casos la sociedad nos obliga, en cierta manera, a mutilarnos o a operarnos para poder sentirnos cómodas con nosotras mismas. No creo que ninguna persona haga esto por gusto, sabiendo a lo que se tiene que enfrentar.

—Lleva esperando las hormonas desde hace un año y medio. Es un proceso lento.

—Sí, es lento. Las hormonas tienen ciertos riesgos. Por ejemplo, problemas cardiacos para las personas con sobrepeso. También hay otros más graves. Es un proceso lento porque aunque hay un área específica en Jaén a mí me dan cita cada tres meses. Si a los tres meses no tengo el peso ideal o falta alguna prueba, tengo que esperarme otros tres meses hasta tener una nueva revisión. Es un proceso muy largo.

—¿Por qué el nombre de Andrea?

—Mi nombre en el DNI es Andrés. Es una parte de mi familia, y decidí poner mi nombre acorde a mi género porque al final es algo que me han dado mis padres. Para mí era importante mantenerlo.

"EN MI TRABAJO HE TENIDO LA SUERTE QUE MUCHOS NO TIENEN"

—¿Por qué estudió para ser intérprete de signos?

—Una amiga empezó a estudiar lenguaje de signos y me gustó muchísimo ver cómo signaba y cómo se expresaba con las manos. A raíz de eso entré en el ciclo y hoy es un mundo que, aparte de estar súper bien, es muy interesante para la sociedad.

—¿Qué tal la experiencia cuando ha ejercido?

—Súper bien. He hecho un par de conferencias y un par de servicios sueltos con personas sordas, y muy bien. Al final trabajar de algo que te gusta te llena de satisfacción.

—También ha trabajado en la recolecta de la aceituna. ¿Ha sido el más duro?

—(Ríe) Sí. Estuve un año con las compañeras del SAT en el Cerro Libertad y la verdad es que, aunque terminábamos muy cansadas al final de la campaña de la aceituna, me sentí muy bien porque el trabajo en el campo es algo que me gusta mucho.

—¿Volvería?

—Si puedo evitarlo (ríe)... Pero si tengo que volver, se vuelve y ya está.

—Ahora es repartidora. ¿Cómo le tratan en su trabajo?

—Súper bien. He tenido la suerte que no tienen otras personas trans de entrar en un entorno en el que el jefe es totalmente abierto ante el tema LGBT. Él me habla en femenino y se refiere a mí por mi nombre. Como mis compañeras de Pizzería Panda. Tengo que dar las gracias, porque he tenido la suerte que otras personas en mi situación no tienen.

—Puede acabar la entrevista con el mensaje que quiera.

—Estaría genial que no sólo las personas LGBT nos impliquemos con la lucha. Esto es una lucha social y es una lucha por los derechos humanos, por los derechos de las personas LGBT a sentir y a ser lo que quieran ser. Invito a las personas que no pertenecen al colectivo, a las personas heterosexuales cisgénero, a que se unan a nuestra lucha y salgan a gritar con nosotras. Porque cuantas más seamos, menos van a ser las personas que suelten discursos de odio contra nosotras.

Fotos: Esperanza Calzado.

Vídeo: Fran Cano.

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