La 'muchacha dolorosa' del Camarín' cumple 280 años

La imagen de Nuestra Señora de los Dolores de la Cofradía de El Abuelo fue tallada por el escultor malagueño José de Medina en 1741, envuelta en la leyenda

"La Virgen de la mirada / hermosamente perdida, / la estrella más encendida / de toda la madrugada, / la niña desconsolada, / carne de un puñal sin fin, / la del ceñido fajín / de generala gloriosa: / ¡la muchacha dolorosa / que sale del Camarín!".

No es más que uno de los muchos y muchos poemas dedicados a Nuestra Señora de los Dolores, titular mariana de la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la capital jiennense. Una bellísima talla dieciochesca que, como el mítico Abuelo, arrastra su propia leyenda milagrosa y que, este año, ha cumplido unos muy bien llevados 280 años como Reina imprescindible de la madrugada.

Como detalla el eterno cronista del colectivo , el recordado Manuel López Pérez, junto con María Teresa y María Amparo López, en su magna obra Nuestro Padre Jesús Nazareno. Leyenda, historia y realidad de la imagen y su cofradía, fue el Jueves Santo de 1741 cuando el carmelita fray Juan del Santísimo, a la sazón predicador del sermón de Pasión, manifestó su deseo de "costear una nueva imagen de Nuestra Señora de los Dooores, pues había advertido que la preparada para la procesión de la madrugada no reunía las debidas condiciones...".

Dicho y hecho: "contrató por trece pesos-escudos de a quince reales, con el escultor José de Medina Añayabeles, la hechura de la cabeza y manos, corriendo de su cuenta también la realización del candelero".

Realizada en el propio santuario frente a los cantones, la Señora fue expuesta al culto en el altar mayor de la antigua iglesia de San José (el mismo lugar donde recibe veneración desde 2018).

"Siendo conscientes del origen 'cristocéntrico' de nuestra cofradía, ha sido y es objetivo de su órgano directivo dar visibilidad a la imagen de María Santísima de los Dolores, por una cuestión devocional y de reconocimiento artístico, dado su innegable valor como talla. Ello ha supuesto un impulso formidable, desde la devoción diaria con su disposición preferente en la iglesia de San José, como en su salida procesional (en el tiempo que esta desgraciada pandemia lo ha permitido), convirtiéndose en un referente de la madrugada de Viernes Santo en Jaén", expresa el hermano mayor de la cofradía, Ricardo Cobo, a Lacontradejaén.

Un referente, por cierto, con leyenda propia. Y es que, como el propio escultor dejó por escrito en una declaración fechada en 1751, finalmente no cobró la totalidad de lo estipulado a cuenta del milagro que, según su testimonio, obró la Virgen al salvarlo "de un peligroso accidente". 

Hermosísima, ahí está, presidiendo el templo carmelitano, a un paseo de la antigua parroquia de Santiago, bajo cuya plazoleta descansan los restos mortales de José de Medina desde 1783.

Aquel artista de Málaga que echó el resto cuando la talló y que, si no llega a ser por la Guerra Civil, seguramente hubiese llegado a este 280 cumpleaños con las manos originales, las mismas que perdió en el calvario de escondites al que fue sometida para salvarla de la quema y que otro ilustre imaginero, el valenciano Ramón Mateu, sustituyó por las que, ahora, luce como "dos cuencos de agua bendita" que recogen el caudal de sus lágrimas, reza otro poema. Otro de tantos, de tantísimos.

"Como hermano mayor, apelo a cofrades y devotos que miren a María Santísima de los Dolores con ojos compasivos y amorosos, sabiendo que sin Ella nunca hubiera sido posible la mirada mansa de Jesús Nazareno, del Abuelo, al que tanto amó Ella y al que tanto veneramos todos", concluye Ricardo Cobo.