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El arte y la memoria en Frailes

Por Manuel Molina Glez - Agosto 26, 2019
El arte y la memoria en Frailes
Cuentacuentos en las Jornadas Literarias Internacionales de Frailes.

El viajero llega hasta Frailes por la carretera de Alcalá la Real apurando el mes de agosto y observando las consecuencias de la sequía sobre el campo, donde no ha caído una gota de agua desde hace tres meses. Vuelve a Frailes para hablar de olivos, de la poesía que encierran y compartirlo con la pintura de Faustino Castillo, que viene cargado también de olivar y retratos. Las VII Jornadas Literarias Internacionales Maelse son la excusa para ello.

Recibe una exposición de la artista Dayse Feijóo, que mira el paisaje y la mujer como espacios continuos, desde su perspectiva de abstracción, con un minucioso trabajo del color que añade a sus siempre presentes líneas. Hay emoción y poesía en algo no figurativo, de algún modo en nuestro cerebro el color y la línea atraviesan un espacio de emoción.

El viajero tiene un buen amigo en Frailes, el que tuvo la culpa de que se enredara en esos maravillosos hilos rojos que siempre te hacen volver. Se trata de Santiago Campos y él lo ha dejado escrito —y bautizado— con el nombre de Frailestud, un libro escrito desde la calma de su mirada callada pero atenta, fuera de géneros y con una honestidad llamativa. A su vez es una obra por la que transitan más de mil personas que se cruzaron en algún momento por esa visión. Tuve el honor de apuntar lo dicho en público, presentando ese trabajo. Y mientras tanto Faustino con sus olivos, pintando uno de dos metros en directo. Lo había visto fuera del pueblo, en esos eternos paseos que él ejercita por el olivar descubriendo danzantes o cantarines troncos.

Raúl Gómez se ha convertido en editor, ya era medioambientalista, pero ahora publica libros sobre la naturaleza. Quién nos iba a decir con lo denostada que esta quedaba hace unas décadas, que su relegada presencia era injusta. En este caso estuvo acompañado de un finalista del premio Adonais y realizaron con la narración de uno y la potente voz del otro un recorrido por la obra del poeta Walt Witman, del que se cumple su bicentenario. Resuenan hermosos y sonoros los versos en la traducción y en una inesperada intervención final con la lectura de Francis Jacobs, hermano del escritor Michael, leyendo con maestría en el original inglés el conocido “Oh capitán. Mi capitán”, del que tanto renegara el poeta estadounidense, pero que no tuvo más remedio que aceptar incorporándolo a su repertorio en los recitales.

Era una gran plaza abierta, que diría el nobel Aleixandre, y allí los presentes, en un gran número, disfrutaron como si de una verbena antigua se tratase, con el acordeón y el violín de Fetén Fetén, o lo que es lo mismo, Diego Galaz y Jorge Arribas. El ritmo se expandía por la plaza y entraba por los cuerpos para activar manos y pies. Fue un disfrute de jotas, pasodobles, habaneras o fox-trot. Ah, otros denostados y enviados al limbo musical por la supuesta modernidad. Los Fetén encima son espectáculo, crean sus propios instrumentos, una silla de playa que suena como una afinadísma flauta o un tetra brin y una goma de butano que se convierten en gaita. Si los unimos a los dos tradicionales cucharas o a una sartén de metal, imaginen el resultado. Y qué decir sin encima sube al escenario un todo terreno musical como es Iñaki de la Torre, genios y figuras.

Y el segundo día comenzó con el mismo escenario, el cielo azul nítido, huérfano de nubes, y la Casa de la Cultura Michael Jacobs abarrotada de público para escuchar a Nieves Concostrina, que traía libro nuevo, Pretérito imperfecto, y las mismas ganas de disertar contra la Iglesia y la Monarquía que tantos adeptos y contrarios le proporciona. Con su tono jocoso apuntaba en esta ocasión hacia las reliquias y la incompetencia como gobernantes de Austrias y Borbones.

El testigo llegó hasta Carlos Santos, veterano periodista y gran conocedor del olivar jienense y de sus aceites. Partió de una interpretación de qué entendemos pro cultura para llegar hasta el punto de que el olivar que se expande por tierras andaluzas y que “peina” los montes responde a su perspectiva. Cultura es la literatura, la pintura, la gastronomía, pero también la forma de trabajo que domestica la naturaleza y la cultiva. Apuntó algunas marcas jienenses que han logrado con empeño, creatividad y constancia entrar en los mejores mercados.

Ya por la tarde Francis Jacobs en nombre de la fundación que lleva el nombre de su hermano presentó las actividades más inmediatas que llevarán a cabo y presentar al ganador de la V Beca que lleva también el nombre de Michael, el profesor y periodista argentino Ernesto Picco. Este refirió el trabajo que le ha hecho merecedor del premio, que tratará sobre Las Malvinas, unas islas que según él unos reivindican, otros son propietarios y casi nadie conoce realmente. El conflicto armado que vivió en el año 1982 le ha servido para interesarse por los protagonistas que lo vivieron y así ha viajado hasta ese territorio en dos ocasiones y ha visitado en Inglaterra para conocer de primera mano testimonios.

La jornadase cerraba en la parte de encuentros con Joaquín Araújo, que celebra cincuenta años en la defensa y divulgación de la naturaleza. El viajero le conoce hace tiempo y siempre que escucha su curriculum se plantea cuándo duerme este campesino como gusta ser llamado. Con cientos de libros y más de trescientas películas documentales, charlas, estudios, plantar miles de árboles. Por cierto, ayer recibió una encina para plantar en su inca, donde cuida ganado, hortalizas y frutales y disfruta del silencio. La editorial la Línea del Horizonte, que dirige Pilar Rubio le a tributado un homenaje con voces como las de Antonio Muñoz Molina, Julio Llamazares o Antonio Colinas. Siempre un placer escucharle.

Y la noche se cerró con la intervención, una vez más en una plaza —qué maravilla las plazas y el verano juntas— de ocasionales actores y actrices fraileros que dirigidos por Carlos Yáñez volvieron a deleitar con la palabra y ocupar el espacio público con la literatura oral, con narraciones tradicionales y creadas ad hoc , como la del premiado años antes con la beca, Federico Bianchini, que ofreció un relato para ser dramatizado. Es reconfortante ver participar en el mismo acto a gente de tan varada edad. El colofón lo pusieron dos fraileros mayores, hombre y mujer, con los que departió José Ramón Pardo. Entre los tres revivieron con humor la dureza, pero también la vitalidad de los años pasados. El polifacético periodista y productor musical recibiría posteriormente un merecido homenaje.

Y así fue como el viajero recogía el poco equipaje y se alejaba una mañana de domingo después de compartir unos churros con participantes en esas jornadas. Al conducir pensaba en la suerte de haber vivido tan intensos días y haber disfrutado del buen hacer de Manolo Caño de la asociación Maelse, de Jesús pozo, de Inquietarte, de la discreción de la alcaldesa, Encarni. Nombres, lecturas, libros en el zurrón, pinturas en la retina, palabras, palabras que diría Shakespeare, que provoca el arte, pero sobre todo el viajero piensa que lo mejor que se lleva son abrazos, de los que te llenan para un tiempo. La frailestud ha vuelto a actuar y los hilos rojos vuelven a tejerse invisibles pero constantes. No llueve, pero eso ya me parece que se va a acabar. Creo. Y la carretera esconde el rastro de un viajero orgulloso de un Jaén inquieto.

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