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"Ha habido lío con el tema de la desinfección sobre el patrimonio"

Por Javier Cano - Agosto 06, 2020
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"Ha habido lío con el tema de la desinfección sobre el patrimonio"
Carmen Bermúdez posa con su libro.

Carmen Bermúdez Sánchez (Jaén, 1964) publicó su libro a primeros de febrero, una Guía Básica para la Conservación del Patrimonio Cofrade cuya presentación crucificó el coronavirus. Restauradora y profesora universitaria, la jiennense pone a disposición de hermandades y particulares indicaciones y consejos para mantener en el mejor estado posible los tesoros que conforman el gran monumento de la Semana Santa pero de forma accesible, pensando en el común de los mortales.

—Aleixandre se preguntaba en un extenso poema para quién escribía. ¿Para quién lo hace Carmen Bermúdez en esta guía?

—Para los cofrades, para la gente de a pie, para las parroquias o para cualquier persona particular que tenga en su casa algo de patrimonio y quiera saber cómo conservarlo, qué se debe o no se debe hacer. El libro es el resultado de muchos años de gente preguntándome qué debe hacer con lo que tiene, cómo debe cuidarlo.

—Resulta curioso que los cofrades no tuvieran bibliografía a la que dirigirse a la hora de solventar sus dudas a este respecto, hasta la publicación de su libro...

—Había un vacío en publicaciones de este tipo. En mi propia cofradía [La Clemencia] suelo participar en actos que organizan en Cuaresma, y en uno de ellos, hace unos años, la gente me preguntaba; yo les remitía a lo que estaba publicado y me decían: "¿Dónde?". No había nada. Claro, lo que había estaba en revistas de impacto en inglés, científicas, especializadas, para profesionales, y se me ocurrió acercarlo a la gente, que es lo lógico, porque es la que tiene el patrimonio. 

—Parece increíble que a nadie se le hubiera ocurrido escribir una guía de urgencia de conservación del patrimonio. ¿A qué cree que se debe esta ausencia de publicaciones accesibles al gran público?

—Muchas veces, cuando entras en la dinámica de un mundo profesional en el que se te pide trabajar, investigar, publicar... se te ocurre hacerlo siempre en revistas científicas y no piensas que los primeros que tienen que saber cómo conservar el patrimonio son precisamente quienes lo poseen. Nos obsesionamos con entrar en los ranking, que nuestra Universidad sea la que más publica, pero la Universidad saca gente a la calle con una especialidad que la gente de a pie tiene que saber que existe, nos movemos a un nivel tan alto que no nos conocen.

 Bermúdez, primera por la izquierda, restaura el granadino Cristo de los Gitanos en 1995.
Bermúdez, primera por la izquierda, restaura el granadino Cristo de los Gitanos en 1995.

—Y nadie como un restaurador cuando hay que restaurar una pieza...

—Como los restauradores tenemos fama de caros, a veces se acude a los propios escultores o a gente que no tiene los conocimientos suficientes, eso es un gran error. El mejor consejo que doy en este libro es precisamente ese, que no se dejen aconsejar por gente que no es profesional, que acudan a los profesionales.

—Cuando lo dice será porque no siempre se acude a los profesionales, ¿verdad?

—Claro, muchísimas veces. Lo más graves es que te dejas aconsejar por una persona que no es la más adecuada, haces una actuación inadecuada y, luego, quizás el resultado no tenga vuelta atrás. Ahora hay una oleada de hermandades, cofradías y parroquias que encargan trabajos a imagineros que retallan las obras. Y yo digo: si no te gusta la obra, reniega de ella, haz una nueva, pero no te cargues la que tienes. Si quieres arreglar un tejido no se lo encargues a la modista que vive al lado de casa, sino a un restaurador que sepa lo que tiene entre manos. 

—El coronavirus se llevó por delante las presentaciones de su libro que tenía programadas y que, ahora, retoma. ¿Ha afectado también la pandemia a la conservación del patrimonio?

—Lo que sí ha habido es mucho lío con el tema de la desinfección, incluso el Instituto Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura ha tenido que dar normas de cómo tratar el patrimonio, porque han pasado camiones y camiones llenos de lejía por edificios que son patrimonio histórico-artístico y se los han podido cargar, no puede hacerse alegremente. No se puede desinfectar cualquier cuadro o escultura con cualquier desinfectante. 

—Vamos, que por hacer un bien se ha podido hacer un mal.

—Eso ha traído de cabeza a conservadores, restauradores e historiadores porque la gente, efectivamente, se ha dedicado a desinfectar todo y con lo que tenía más a mano. 

—Al margen del Covid-19 y sus efectos colaterales, Carmen, ¿le parece necesario que las cofradías cuenten con una vocalía o departamento especializado en patrimonio?

—Sí, más bien una comisión que sea independiente de la junta de gobierno. Lo digo porque cuando cambian las juntas, entran personas nuevas y no saben cómo actuar, llegan de cero y cuando ya saben cómo hacerlo, se van y entran otros. Tiene que haber una comisión permanente que conozca cómo funcionan los entresijos de la conservación, el almacenamiento, la salvaguarda de su patrimonio... independientemente de quiénes estén al frente de la hermandad. 

—Porque eso de manejar las imágenes, los bordados, la orfebrería o los documentos antiguos requiere saber cómo hacerlo...

—En mi libro no les digo que no los toquen, porque sé que lo van a hacer, así que mejor que sepan cómo. Prefiero eso antes de que toquen el patrimonio y hagan cosas que luego no tengan vuelta atrás.

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