Córdoba presume de mascarillas artesanas jiennenses

La artista del cuero Juana Berrios, residente en la ciudad califal, confecciona mascarillas de forma altruista, con diseños variopintos y tela "fresquita", que regala a quien las precisa

Que usar mascarillas deja de ser una elección personal y adquiere categoría de obligación a partir de hoy es ya un hecho, ahí está el BOE si alguien se lo toma a chufla; pero a ver qué documento, por más oficial que sea, regula el color, la imaginación, la creatividad que se le eche a la hora de taparse boca y nariz con piezas más o menos fashion si cubren como tienen que cubrir y evitan que el coronavirus pueble el aire.

Bien lo sabe Juana Berrios Sánchez (Jaén, 1958), la reconocida artesana del cuero afincada en Córdoba que, en plena emergencia sanitaria, ha cambiado las herramientas de su hermoso oficio por el hilo y la aguja y, altruista como la que más, cose y cose mascarillas de las que presumen cada día más cordobeses.  

Aficionada a la costura de toda la vida, la jiennense aprovecha estos días en los que sus molestias cervicales le impiden dedicarse a crear sus singularísimos cuadros realizados en piel para volcarse en sus no menos particulares piezas de protección, que desde hace dos semanas le ocupan las horas: "Me hice una mascarilla para mí y le mandé fotos a un amigo", recuerda. ¿La respuesta?: "¡Yo quiero una, yo quiero una!". Así empezó todo.

"Este amigo mío trabaja en un juzgado y como le encantan las mascarillas verdes con la bandera de España, me la pidió. Le hice tres o cuatro, y ya me ha pedido también para algunas de sus compañeras; otro amigo policía que también las vio en una foto me pidió otras cuantas", aclara.  

Aprovecha los restos de telas que conserva en su casa: "No tiro nada", confiesa, y lo que comenzó como un detalle amistoso va ya por un montón de bocas tapadas (en el mejor y más aséptico sentido de la palabra) con sus creaciones en los juzgados, el hospital provincial cordobés, entre policías y guardias civiles... "Están supercontentos", asegura Berrios, afanada ahora en nuevas piezas destinadas para unas buenas amigas enfermeras del Reina Sofía. Hasta en los niños ha pensado, con protecciones de lo más coloridas, alegres, positivas.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen, dice un refrán, que la jiennense hace realidad en sus elementos de protección: "Son de tres capas, muy seguras; les pongo su tela de algodón, ahora que tenemos el calor encima. En mitad llevan un filtro de tela, no traspasa nada. La parte que la cara es también de algodón, es imposible que traspase y son fresquitas, para el calor de Córdoba, de Jaén, de toda Andalucía", dice.

No le duelen prendas en escaparse a su tienda de siempre y, de su bolsillo, desembolsar lo que sea necesario para surtirse de lo que precisa para confeccionar las virguerías que firma con la misma naturalidad con la que trabaja el cuero, tan intratable en esencia pero del que es toda una maestra: sus dieciocho premios en este campo la avalan. Unas manos primorosas de las que solo salen cosas buenas. 

Alguien escribió que "el que trabaja con sus manos es un trabajador manual; el que lo hace con sus manos y su cabeza es un artesano, pero el que trabaja con manos, cabeza y corazón es un artista". Alguien que, sin pensar en Juana Berrios, seguramente, la clavó. Vaya que sí.