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25 años de Blues entre olivos

Por Alma Mesa - Julio 14, 2019
25 años de Blues entre olivos
Foto: Alma Mesa

Blues Cazorla vuelve a llevarse a los amantes de la música en el bolsillo en una edición que congrega, una vez más, a miles de personas 

Con ansia se esperaba la sesión de jueves en el Blues Cazorla, hasta donde se comenzaban a acercar los amantes del blues de todo el país, y más allá de nuestras fronteras. Una jornada indispensable, ya que para muchos, la verdadera estrella del cartel del cuarto de siglo era Maceo Parker. Y efectivamente no defraudó. El saxofonista y cantante que trabajara con James Brown en la década de los 70, hizo las delicias del respetable que llenaba la plaza de toros de Cazorla.

Y llegó la segunda noche del festival. Salir a un escenario con tan solo una vieja guitarra y un sombrero es lo más parecido a exponerse desnudo ante un público ávido de notas del delta. Así lo hizo Eric Bibb, mientras la plaza de toros se iba llenando poco a poco. Al igual que el escenario, ya que tras su primera interpretación, salían a escena el batería y el guitarra eléctrica. Y allí, en ese preciso instante, surgió la magia, y cerrar los ojos era trasladarse a pleno Bourbon Street, curioso, viniendo de un neoyorquino afincado en Suecia. De esta forma, Bibb, nos contaba su historia, una historia de blues moderno, que emanaba de cada poro de su piel, de hecho, hasta el cielo lloró.
Continuaron los Chicago plays the stones, quienes trajeron el blues de Chicago en su máxima expresión, con el espíritu de Muddy Waters, versionando clásicos de los Rollings, como Sympathy for the devil.

Tras el baño de blues, apareció rebosante de energía Bette Smith, para dar un toque Soul y Funky a esta vigésimo quinta edición. La escasez de mujeres en el cartel de este año, le ha puesto bien fácil, proclamarse como la reina de este Blues Cazorla 2019. Papel duro, habiendo contado el pasado año, con la presencia de la dama del blues Ana Popovich.

La noche culminaba con Melvin Taylor. Fuerza y oficio encima de unas tablas que soportaban la blue note hasta altas horas de la madrugada, suplicantes ante lo que ya se hacía inevitable, una nueva jornada de sábado en el festival de blues de nuestro pequeño paraíso interior, Cazorla. El público se rendía ante la versión de Oye cómo va (Santana), en los dedos de Taylor. Y sin pensarlo, tras un día agotador entre actuaciones en Plaza Santa María, pistolas de agua, y calor sofocante en la sesión de tarde del parque, cayó la luna, bien acompañada por Venus. Y la plaza de toros se preparaba para su cierre de festival.

Comenzaba el milagro con Tail Dragger, 79 años del blues vivo más genuino de Chicago. Acompañado por una banda de lujo, fue capaz de hacer llorar el alma del numeroso público asistente, con quien mantuvo una simbiosis perfecta durante toda la actuación, sin dudar incluso, en cantar el último tema desde el coso, entre la gente.

Segundo compendio de artistas de la noche. El escenario se llenaba de vida, con Sugar Ray and The Bluetones with Little Charlie B. and Duke Robillard, que nos recordaban, que al festival de Blues de Cazorla también se viene a aprender. Perfecto repertorio, elegante y variado. Blues clásico, blues swing, y acordes de jazz que conseguían sacarte de forma deliciosa de la pentatónica. A destacar la versión de When you're smiling y el guiño a Django Reinhardt. Soberbios.

Meridiano de la velada con la actuación de Corey Harrys, que comenzó mostrando que es posible tocar un chachachá, en francés, y que suene a blues para no desencantar al público. El toque de mezcla de este artista, respeta al máximo las formas del blues más clásico y con pinceladas varias, te mantiene en los orígenes del blues.
Y llegamos al final, guinda de esta edición con Will Jacobs and Marcos Coll featuring Keith Dunn, con un público totalmente entregado, al que se le acababa el sueño por este año. Un año que, con la máxima admiración a los artistas del cartel, se comenta que se ha quedado corto para un 25 aniversario.

Toca ya comenzar a soñar con la edición 26 de este Festival insignia perteneciente a Jaén en Julio, y por soñar, ¿qué tal una edición con gran peso de blueswomans? Seguiremos soñando, me temo.

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