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LA IGUALDAD EN LOS PUÑOS

Por la puerta metálica de la nave que acoge el centro deportivo Cutman Crossfighter Academy de Jaén no dejan de entrar jóvenes con una mochila al hombro. Se saludan con choques de manos, también hay para una mujer joven, de unos 20 y pocos años, y que es la única chica que durante los últimos minutos ha cruzado la puerta. El primero en entrar ha sido Raúl Buendía, un tipo fornido y de poco pelo que aparenta lo que es: un boxeador. Ese es su físico, en el habla es totalmente lo contrario: tranquilo, pausado. Parece que mece las palabras que le sirven para saludar a cada uno de sus discípulos. Son las 13:30 y suena la primera voz. Es la de Raúl, que manda a todos los presentes a coger la comba y darle a las muñecas. Mientras saltan, también saltan las primeras chispas de lo que se cuece en CCFA cada día, cada vez que uno cruz la puerta y ya solo piensa en boxeo. En vivir la vida a golpes, pero golpes de igualdad.

 Raúl Buendía dirige el entrenamiento. Foto: MARC
Raúl Buendía dirige el entrenamiento. Foto: MARC

Raúl es campeón de España de boxeo, un referente en la provincia cuando se habla de este deporte en el que las consecuencias de practicarlo no son solo un esguince, una tendinitis o una fractura, que también las hay. Aquí, las consecuencias son más evidentes, una nariz que sirve de frontón a cada golpe, un ojo morado por que la defensa no ha salido como estaba previsto o algunas costillas que bailan al son de los guantes del rival. Todo deja marca y llama más la atención. Pero deja marca a todos por igual, a "grandes empresarios y chavales con vidas difíciles", dice Buendía, cuyo gimnasio sirve para que algunos niños en exclusión social vean la vida a través de los valores de esfuerzo, compañerismo y solidaridad que reinan en el boxeo. Así llegó hasta aquí, en 2010 y justo después de salir de prisión A. A., un joven que la primera vez que dio un paso al frente en el mundo del boxeo y las artes marciales lo hizo con una de esas pulseras que colocan a los expresos en el tobillo durante un tiempo.

 Esaú Castillo durante un entrenamiento en CCFA Jaén. Foto: MARC
Esaú Castillo durante un entrenamiento en CCFA Jaén. Foto: MARC

LA MEJOR SALIDA

Le cuesta hablar de su pasado, piensa cada palabra que dice e incluso mira a Raúl. Es su referente, su guía desde aquel día de hace ya siete años que logró dejar atrás toda su "dura" vida y centrarse en el boxeo. "Yo llevaba muy mal camino, tanto que acabé en prisión. Después descubrí el boxeo, a Raúl y a Jesús y mi vida ha cambiado por completo. Ahora solo pienso en trabajar y entrenar", cuenta A., sobre quien Raúl afirma: "Ha llegado a ser profesional, el único que ha debutado en profesional después de mi. Todos lo quieren, lo admiran y trabaja con una verdadera bestia". Es el cambio que supone dejar la calle y ponerse los guantes, abandonar las malas compañías y encontrar el camino. El camino que le ha llevado a competir en boxeo y también dentro de la "jaula", la modalidad conocida como MMA (Artes Marciales Mixtas).

El mismo camino encontró Esaú Castillo, que hace una semana dio la sorpresa en Mijas al conseguir el pase a la final del Campeonato de Andalucía amateur en peso medio. Un lugar al que ha llegado después de dejar atrás su pasado de calle y malas compañías. Un 'perfil' que se repite en muchos de los deportistas que se dan cita en CCFA pero que nada tiene que ver con la realidad. Ellos son solo una parte de los más de cien jienneses que han encontrado entre guantes y sacos su mayor disfrute. "Las personas que han llegado aquí y han conseguido encarrilar su vida son muy importantes y un autentico orgullo para los que formamos parte de CCFA, porque ves que tu trabajo no se queda solo en el deporte, sino que va más allá y puede ayudar a otras personas, servirles", puntualiza Raúl. Y es que, si algo caracteriza al gimnasio de esos dos hermanos es la igualdad que reina dentro del mismo, en los entrenamientos y en el ring.

 Dos jóvenes entrenan en CCFA, en la calle Albanchez de Mágina de la capital jiennense. Foto: MARC
Dos jóvenes entrenan en CCFA, en la calle Albanchez de Mágina de la capital jiennense. Foto: MARC

SUPERACIÓN DIARIA

Todos son iguales, para dar y para recibir. No importa que sean mayores o jóvenes, con dinero o en la calle, mujeres u hombres. Todos caben. El único requisito es hacer de los valores del boxeo una forma de vida, apostar por los golpes solo dentro del ring y primar el respeto y el compañerismo. Si uno se sube al ring, hay quien desde afuera le ayuda y le corrige. Como la vida misma, y hay que saber aceptar las palabras del sabio, "el maestro", como llama Esaú a Raúl. Izquierda, derecha, directo, croché. Raúl vigila lo que hace Esaú antes de su final del viernes. Palabras que el joven de Linares ha puesto en su vida en lugar de calle y personas que no le dejaban ver la vida como ahora la ve, desde el esfuerzo y la supresión diaria. Dijo adiós a la apatía, la resignación y las fechorías y se encomendó al boxeo. Ahora no solo le da para haber llegado a lo más lejos en su categoría amateur, también le sirve como forma de ganarse la vida. Aunque compite en amateur y no hay bolsas con dinero como premio ni maletines a lo Floyd Mayweather y Manny Pacquiao, él se busca su vida día a día enseñando los valores y la técnica de su boxeo, el de Raúl Buendía, a otros chavales de la ciudad minera que ven en Esaú a su referente con los guantes puestos.

También quiere llegar lo más lejos posible, pero en modalidad femenina, la iliturgitana María, una joven estudiante de Medio Ambiente en la Universidad de Jaén que desde que conoció que una compañera suya de clase practicaba este deporte comenzó a interesarse por él. Tanto, que ahora no duda en venir a entrenar con el resto de compañeros. Se quita la ropa de clase, se enfunda los guantes y es una más en el ring. Desde que comienzan a saltar a la comba, hasta el pase por los sacos y la subida al ring. Es su vida y en la que no ha encontrado ningún impedimento ni machismo alguno. "Al principio me pegaban con más delicadeza", dice entre risas la joven, que asegura que ahora "recibe" tanto como el resto. "Está claro que la fuerza que tengo yo no es a misma que tienen mis compañeros, pero cuando nos subimos al ring todos somos iguales y solo pensamos en aprender y ganar. Me encanta estar rodeada de hombres, porque me entreno a su nivel. Mejor no puedo estar". Su ímpetu y ganas le han llevado a debutar sobre un ring en Jaén y, a pesar de que solo lleva desde octubre en el deporte, ya ha competido en una velada amateur. "Fue una gran experiencia, subirse y sentir la adrenalina y las ganas de dar todo lo que tienes. Y me gustan los golpes, si no hay golpes ya no tiene la misma gracia", dice, entre risas, esta joven sin complejos.

 Esaú Castillo y un compañero, en el ring. Foto: MARC
Esaú Castillo y un compañero, en el ring. Foto: MARC

MÁS CONOCIMIENTO

Porque en el boxeo no puede haberlos. No los tuvo anoche Castillo en su combate contra el jerezano Juan Ruiz Verdejo en Coria del Río. "Me encantan los momentos previos a la pelea, la tensión que tienes porque estás deseando medirte a tu rival. Y me encanta el compañerismo que hay, la violencia no está por ningún lado y aquí prima el respeto y el compañerismo", relata el linarense, que el único pero que encuentra en el deporte es el que encuentran mucho de sus compañeros, lo que se piensa "desde fuera". Raúl también lo sabe y por eso coinciden en señalar que también están "contentos" porque cada vez se conoce más su deporte, que se ha abierto a todo el mundo. Esa es la idea, que todos puedan llegar a conocer que el deporte es como la vida misma: unas veces se da, otras se recibe; hay victorias, derrotas y empates y todo se queda ahí. Aunque esto, como la igualdad que reina en CCFA, se hace más visible dentro del ring que en el día a día.

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