La ermita del Calvario se puebla de fieles por el día de los Santos

El pequeño templo aledaño al cementerio de San Eufrasio acogió una misa matinal por la festividad de Todos los Santos

Es el punto culminante del antiquísimo viacrucis que, desde el siglo XVIII, rememoraba la Pasión de Jesús en el entorno del viejo cementerio de San Eufrasio. La ermita del Calvario, también dieciochesca, fue siempre un entrañable recinto sagrado para los jiennenses, que acudían a ella devotamente para escuchar misa y, de paso, orar por las almas de los enterrados en el camposanto que, a fuerza de voluntad, aguanta aún en pie casi milagrosamente. 

Tan imbricada estuvo durante varias centurias esta coqueta iglesia a la capital de la provincia que, empeñados en devolverla a su actividad originaria, un grupo de feligreses, principalmente de la parroquia de Belén y San Roque la ha resucitado de su letargo y, a día de hoy, la eucaristía es una realidad bajo sus bóvedas. 

Es lo que ha ocurrido esta mañana, a partir de las nueve y media, en el pequeño templo de titularidad franciscana, donde el sacerdote Blas Pegalajar se ha encargado de oficiar los cultos por la festividad de Todos los Santos. Una cita que ha contado con numerosos fieles, algunos de los cuales recuerdan lejanamente los últimos años de esplendor de la ermita o los relatos vinculados a ella narrados por sus mayores.