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Primera condecoración para Carmen, la futura capitana cambileña

Por Javier Cano - Diciembre 12, 2021
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Primera condecoración para Carmen, la futura capitana cambileña
El sargento Javier Román (a la derecha) y dos soldados arropan a la cambileña durante el acto.

La niña de 10 años que encandiló a la Brigada Guzmán el Bueno durante el confinamiento, con su actitud y amor al Ejército, recibe el título de artillera honorífica

La historia de Carmen Lechuga Colmenero es de esas que merecen una segunda parte, vaya que sí. Para quienes no la recuerden, se trata de la niña de (entonces) nueve años de edad que, en su Cambil natal, encandiló a los militares de la Brigada Guzmán el Bueno que se batieron el cobre en labores de desinfección en el municipio, durante el duro periodo de confinamiento

Enamorada de la vida militar, de sus símbolos, uniformes, de su diccionario particular..., Carmen no dudó en contribuir para que se sintiesen lo más a gusto posible y hasta fotografiarse con ellos esos días terribles en los que salir a la calle suponía un mundo, pero no solo eso: se prendó de la boina de la brigada y, ni corta ni perezosa, le pidió al sargento Javier Román (un verdadero ángel de la guarda para ella) esa preciada prenda sobre cuyo fondo negro campea un carro de combate. 

Primero le cayó una mascarilla del cuerpo, más tarde consiguió la boina y hasta la visita de todo un contingente militar que la hizo disfrutar más que un día en Disney y, ahora, guarda ya en su casa como oro en paño la primera condecoración con la que el Ejército, por iniciativa propia, acaba de distinguir a esta futura capitana (por lo menos) cien por cien Cambil: el título de artillera honorífica.

"Fue un día emocionante para ella y, sinceramente, para todos nosotros también, un día muy bonito", asegura Lola Colmenero, la madre de Carmen, a la que acompañó junto con su marido y la mayor de las hermanas hasta el acuartelamiento cordobés de Cerro Muriano, donde tuvo lugar la ceremonia de entrega. 

Recién 'ascendida', la pequeña, a sus diez años, está claro que dejó una honda huella en el dispositivo que trabajó en el pueblo aquellos días, y no lo dudaron a la hora de proponerla para este singular homenaje, que la ha llenado de alegría:

"Los militares dicen que su actitud fue para ellos un gran empujón y no la han olvidado", asegura la orgullosa mamá, más que agradecida, y apostilla: "No tenemos palabras para expresar lo que sintió Carmen el día que le entregaron el título, fue el centro de atención de todos, me quito el sombrero ante ellos". 

Tan motivada está la nueva artillera honorífica que ya hace gala de sus dotes militares y guarda el diploma como si estuviese de guardia ante la puerta de un cuartel: "Lo ha guardado, no quiere que se le rompa y me ha pedido que le ponga algo para que no pueda caerse nunca del lugar donde lo cuelgue", explica Lola Colmenero. 

Hasta que llegue el día de vestir su propio uniforme, Carmen Lechuga (dice su madre) duda con vistas al futuro: "Quiere hacer una carrera, no sabe si dentro o fuera del Ejército, pero lo que sí tiene claro es que será militar". A este paso, cuando vista su primera casaca no le quedará hueco para lucir medallas. 

 Carmen Lechuga muestra, encantada, el título recibido.
Carmen Lechuga muestra, encantada, el título recibido.

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