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Censura a un artista

Por Esperanza Calzado - Noviembre 18, 2017
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Censura a un artista

El carolinense Juan Francisco Casas es uno de los artistas que han sufrido la censura de la red social Facebook

Facebook vetó Desnudo recostado del pintor italiano Amedeo Modigliani. No se puede ver El origen del mundo, la obra de Gustave Courbet. Artistas de la tierra también se han visto censurados. La Unión de Artistas Visuales de Andalucía denunció, este verano, que la red social de Mark Zuckerberg le había eliminado una publicación en la que se reprobaba el intento de censura en la exposición del jiennense Santiago Ydáñez en el CAC Málaga y que contenía dos de las imágenes objeto de la polémica. El problema fue que la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga pidió retirar varias de sus obras expuestas por entender que dichas piezas suponen una apología de la zoofilia. El caso de Ángel García Roldán también es paradigmático, al igual que el del carolinense Juan Francisco Casas, quien se ha visto en esta tesitura en reiteradas ocasiones, principalmente por sus trabajos vinculados a imágenes femeninas desnudas.

En 2004 resultó ganador del prestigioso Premio de Pintura ABC. En 2005 fue el único representante español en la segunda Bienal de Praga, en 2009 expuso en los Institutos Cervantes de Nueva York, Varsovia y Moscú y así un largo etcétera. Pero todo el reconocimiento al trabajo y a su arte se ve censurado por las "políticas" de Facebook.

—¿Cuándo fue la primera vez que se produjo esta censura de contenidos?

—La primera vez fue en 2010 cuando sin previo aviso y sin explicaciones me borraron la primera cuenta que tuve en Facebook, cuenta que jamás recuperé. Hay que recordar que en las propias normas de Facebook e Instagram se especifica que "autorizamos fotografías de pinturas, esculturas y otras obras de arte donde se muestren figuras desnudas". La cita es textual, con lo que los que incumplen el contrato son ellos, no los artistas. Ahora mismo estoy usando mi tercera cuenta en Facebook y uso dos a la vez, porque cada vez que me bloquean en una tengo que pasar a la otra. Y así llevo desde 2010.

—¿Solo te ha pasado en Facebook?

—Instagram, a pesar de tener las mismas normas sobre desnudos en obras de arte, suele hacer lo mismo, aunque a diferencia de Facebook no castiga con bloqueo, como si fueramos menores de edad que hemos sido malos, solo elimina la imagen. Al menos Twitter no borra nada.

—¿Cuántas veces te has visto en esta tesitura?

—En Facebook, aparte de los borrados de cuentas, he recibido más de 15 bloqueos, muchos de ellos de más de un mes. En Instagram son incontables los borrados de fotos que he recibido en estos años, pero andarán cerca de los 100.

—¿Cómo has podido solucionarlo?

—No hay solución, sólo acatar la decisión aunque sea por incumplimiento de ellos. La otra opción es ya pasar a tomar acciones legales, como hizo un francés al que le cerraron la cuenta por postear "El Origen del Mundo", un cuadro de Courbet que está en el Museo D'Orsay en París y en el que se puede ver el primer plano del sexo de una mujer, algo que, recordemos, ellos permiten en sus normas. Cuando se incumplen las reglas que uno mismo dicta es injusto que se castigue al que no las infringe y quede impune el que las aplica arbitrariamente, por mucho que sea una empresa de miles de millones de euros.

—¿Cómo se siente un artista ante tal situación, cuando un algoritmo informático como el que se utilizan las redes no entiende el arte?

—El problema no es el algoritmo, es dictar unas normas y aplicar el algoritmo que no acata las normas. En realidad es un juego de doble moral. Queda muy mal decir que borran obras de arte o mujeres mastectomizadas, así que dicen que no las censuran en sus normas y luego hacen lo que les da la gana. Como son impunes y nadie los denuncia porque son un gigante empresarial, así seguimos. Pero el tema es mucho más complejo e incluso más turbio. Una obra que realicé sobre Trump fue eliminada aunque no se veía de manera directa ninguna parte desnuda de la modelo sin ninguna razón más allá de la política. Aunque la parte turbia de todo esto es lo que ahora mismo se puede ver en mi página de Instagram en la que un proyecto que realicé con selfies está sufriendo un boicot terrible: sólo están siendo denunciados y eliminados los desnudos de chicas de color. Ese es el problema cuando planteas tu política cediendo la labor de denuncia al espectador y este, a veces, resulta que es un racista y sólo se siente ofendido por los desnudos de las mujeres de color y no las blancas. Si sólo denuncia a estas, Instagram sólo elimina a las denunciadas y por lo tanto sólo quedan las que no son de color. Todo esto me parece terrible.

—Algunas de tus obras son muy explícitas y otras tantas son muy críticas. ¿Te habías visto antes en esta tesitura, censurado por tus creaciones fuera de las redes sociales?

—Por supuesto, la censura está a la orden del día y si trabajas con el desnudo más. Hay muchas obras mías que no han sido reproducidas en ningún medio, ni red social, ni siquiera en suplementos de arte, en los que hacen filigranas para hablar de una obra y luego poner otra imagen. He tenido además amenazas de muerte, pintadas en la fachada de mi galería y hasta manifestaciones de ultracatólicos y carlistas en una de mis exposiciones.Y muchas más, la lista es interminable.

—Supongo que habrás compartido con compañeros de profesión esta experiencia. ¿Qué te dicen, les ha pasado?
—Parece que es una cosa habitual, pero lo duro es que dada la importancia de las redes sociales tienen en nuestro tiempo, se está invisibilizando a un tipo de arte que existe en los museos y en las galerías, pero que en las redes ha desaparecido del todo.

 

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