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"Nunca he trabajado pensando en obtener ninguna distinción"

Por Javier Cano - Julio 10, 2020
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"Nunca he trabajado pensando en obtener ninguna distinción"
Pedro Fernández, en el centro de la imagen, tras recibir la medalla. Foto: Agrupación Arciprestal de Cofradías de Baeza.

Pedro Antonio Fernández Mota (Baeza, 1951) lleva toda la vida en las filas cofrades, ha recorrido su ciudad de punta a punta bajo el caperuz nazareno o con su devoción sobre los hombros y sabe lo que es gobernar algunas de las hermandades más significativas de la Semana Santa y la Gloria locales, pregonarlas, quererlas. Ese trabajo, al cabo del tiempo, le ha valido el reconocimiento de sus hermanos en la fe y de su cuello cuelga, desde el pasado de julio,  la preciada medalla de oro con la que la Agrupación Arciprestal baezana ha premiado su trayectoria.

—Un premio a toda una vida cofrade. Pero, ¿cómo empezó todo?

—Estoy en las cofradías desde que era niño. Soy el primer hijo de un matrimonio, el primer sobrino, y un hermano de mi madre fue el que me introdujo en ese mundo. La primera hermandad a la que pertenecí es la del Cristo del Rescate y la Virgen de la Trinidad. Mi tío me llevaba de la mano, o como llevábamos un cíngulo me ataba con el cíngulo de otro niño, para que no me perdiese... ¡Hablo de hace muchísimos años! A partir de ahí me enamoró el mundo de las cofradías. 

—Vamos, que estaba predestinado.

—Sí. Luego, mi padre, junto con otro grupo de personas, fundó la Cofradía de la Fervorosa, en la que me involucré y sigo trabajando actualmente. He sido hermano mayor (rector, según nuestros estatutos) y sigo perteneciendo a la junta, trabajando por la cofradía hasta que la Virgen quiera. 

—¿Se olía usted la concesión de la medalla de oro de la Agrupación Arciprestal de Hermandades y Cofradías, después de tantos años de dedicación cofrade?

—En primer lugar, cuando me llamó el presidente de la Agrupación de Cofradías, me quedé un poco sorprendido. Yo no he trabajado para merecer ninguna distinción, así que esta medalla ni se me pasaba por la cabeza. Siempre se le ha dado a personas que en otras épocas lucharon por reavivar la llama de la Semana Santa, y mentalmente, a pesar de tener ya sesenta y nueve años, no pensé que podría llegar ese momento. Es una satisfacción y un gran honor.

—A veces, los grandes reconocimientos sugieren una retirada, invitan a jubilarse. ¿Es su caso, Pedro Antonio?

—Para nada. 

—Recibió usted la medalla de oro el pasado sábado, en plena 'nueva normalidad', lejos de las multitudes que, normalmente, mueven los actos cofrades. ¿Cómo vivió ese momento en medio del distanciamiento social, con los rostros cubiertos por mascarillas en lugar de por caperuces?

—Debido a las circunstancias, para mí fue un momento muy gratificante el día que me la impusieron. Normalmente se hace en el acto del pregón de Semana Santa, pero con las circunstancias que tenemos todo indicaba que sería el año que viene. Me propusieron que fuera el día 4 de julio, durante la clausura del curso cofrade, y ante los pies de nuestra patrona, la Virgen del Alcázar (a la que tengo gran devoción), y de mi Virgen de la Fervorosa, que estaba en el altar mayor, y yo dije que estaba encantado. Fue un acto muy íntimo, muy bonito. 

—Y la Semana Santa de 2020, o mejor dicho la ausencia de procesiones en las calles baezanas, ¿cómo lo ha llevado alguien a quien normalmente no se le caería la casa encima esos días? 

—Bueno, la verdad es que mi mujer y yo nos conectamos a la televisión para asistir a los oficios que se ofrecieron desde el Vaticano; siempre he sido un defensor de actuar con religiosidad, si no la Semana Santa no sirve para nada. Así que rezando para que esto pasara pronto, y así seguiremos, rezando para que acabe todo esto de una vez.

—"Se canta lo que se pierde", escribió Machado, tan baezano él, tan hondo siempre. Puestos a exaltar, Pedro Antonio, ¿qué tiene la Semana Santa baezana para que merezca la pena entregarle toda una vida de trabajo, de dedicación, y no arrepentirse de ello?

—Cada Semana Santa es distinta, pero en la Baeza, principalmente y lo más importante, es lo que ha cambiado desde que yo era jovencillo, en el sentido de que ya no es solamente sacar una procesión más o menos bonita, sino que la gente se está mentalizando en participar más en la caridad, para atender a los necesitados. En este caso, este año se ha demostrado en Baeza: rara es la cofradía que no se ha reinventado a través de las redes sociales para sacar dinero. Se ha hecho una labor muy importante, y todo ese dinero se ha entregado a Cáritas. 

 El cofrade baezano Pedro Fernández. Foto: Agrupación de Cofradías de Baeza.
El cofrade baezano Pedro Fernández. Foto: Agrupación de Cofradías de Baeza.

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