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¿Qué está pasando con el comercio de nuestra ciudad?

Por Salvador García García - Octubre 31, 2020
¿Qué está pasando con el comercio de nuestra ciudad?
Establecimientos cerrados en Jaén. Foto: Esperanza Calzado.

Paseando ayer por el centro de Jaén pude observar un paisaje urbano que durante meses me ha parecido triste, pero que ayer sentí descorazonador. El centro, y también la periferia, por desgracia, se está quedando sin comercio.

Cada vez veo más locales vacíos y sin perspectivas de ocuparse a corto plazo. Es deprimente ver cómo desaparecen los negocios de siempre y los de ahora. Los que han estado ahí “toda la vida” y los que surgen impulsados por la ilusión de emprendedores con ideas y ganas de ponerlas en práctica.

El comercio local, el nuestro, desaparece. Y lo peor es que parece que a nadie le importa, ni a los vecinos ni a las instituciones o a los políticos. Nadie, o casi nadie, levanta la voz para decir que estamos perdiendo nuestra riqueza, tanto económica como social y cultural, ni hace nada, o casi nada, por remediarlo.

No se trata solo de los comerciantes, que pierden su negocio, o de los proveedores que pierden sus clientes. La sociedad, en general, se ve afectada: los locales se deprecian, las rentas procedentes de los alquileres caen, la construcción de nuevos locales o reforma de los existentes se hace innecesaria, se descapitaliza el ahorro y la inversión cae. La consecuencia inevitable es la pérdida de puestos de trabajo en todos los sectores económicos y sociales de nuestra ciudad con la irrevocable contracción del consumo de todas estas familias al perder sus ingresos y sus ahorros —porque son familias trabajadoras las que sufren esta situación—, lo que repercute en nuevos cierres de empresas y así sucesivamente. Y, por si fuera poco, los impuestos municipales, autonómicos y estatales continúan llegando como si no pasara nada.

La crisis económica que nos atenaza, en buena parte originada por la pandemia que asola el planeta, pero que, sin entrar en opiniones políticas, se ve agravada por una gestión nefasta de la misma, no hace sino acelerar un proceso espiral de “caída” que parece no tener freno. Algunos economistas podrían afirmar, no sin cierta razón, que la economía de un país no puede depender de un tejido empresarial formado en gran medida por microempresas. Este es el caso de España, donde, además, una gran mayoría de las empresas, casi un 83%, tiene dos o menos trabajadores. Tal situación es un problema porque este tipo de empresas suelen tener muchas dificultades de tesorería y de financiación, lo que las hace muy vulnerables ante las crisis. De hecho, según el INE, sólo un 16,7% de empresas en España superan los 20 años de vida, la mayoría de ellas grandes.

Dicho todo esto, sigo pensando que debemos defender a ultranza el comercio local por muchas razones. Y algunas de ellas las quiero enumerar con la intención de concienciar a quién lea estas líneas y la esperanza de que esa semilla germine en hechos concretos que ayuden al desarrollo de nuestro comercio.

¿Qué ventajas tiene el comercio local?:

-Cercanía y trato personalizado: Los comerciantes son nuestros propios vecinos. Viven en nuestra ciudad e, incluso, en nuestro barrio. Si les compramos, sus ingresos se invertirán en nuestra ciudad y, seguramente, parte de ellos volverán a nosotros de alguna forma. Comprando en el comercio local revitalizaremos la economía de nuestra ciudad y de nuestro barrio y todos saldremos ganando. Si a eso añadimos que, seguramente, conoceremos al vendedor porque es un vecino o amigo, comprarle ayudará a mejorar la vida social en nuestro entorno, pero, además, el trato es mucho más personalizado porque quién nos atiende conoce nuestras costumbres e, incluso, nuestros gustos. Algunos de esos comercios están ahí desde hace varias generaciones y otros son emprendedores que arriesgan y contribuyen a humanizar nuestro barrio.

-Los precios no son más caros: Alguien pensará que estoy equivocado, pero la diferencia de precios es muy pequeña o no existe. Lo que suele suceder es que en las grandes superficies se hacen grandes campañas de marketing que ofrecen precios imbatibles, pero eso ocurre solo con productos muy concretos y esos establecimientos saben que una vez que acudamos a ellos para comprar esas ofertas, nos llevaremos otros productos que, al final, compensarán la rebaja.

-Calidad y exclusividad: En el pequeño comercio local se suelen encontrar productos más exclusivos y originales o, al menos, más adaptados a nuestros gustos y necesidades de compra. Además, los productos suelen ser de mayor calidad, ya que esa es la forma en que el comercio local puede competir con las grandes superficies. Cuando observamos una diferencia de precios en dos productos que parecen similares, lo más probable es que el producto que vende nuestro vecino sea de mayor calidad. En el comercio local encontraremos productos en los que el dueño cree y que él mismo compraría.

-Compra ajustada: En una gran superficie todo está preparado para que compres más de lo que necesitas. Se aplican estrategias de marketing que nos inducen a comprar cosas que no necesitamos y cantidades mayores de lo que necesitamos. En un pequeño comercio local sólo comprarás lo que necesites.

-El comercio local no abusa de los proveedores: Las grandes superficies, apoyadas en su capacidad de comprar grandes cantidades, “aprietan” frecuentemente a los proveedores para obtener precios de coste muy bajos o periodos de pago muy largos, lo que hace que puedan vender varias remesas del mismo producto antes de haber pagado la primera. Esto les permite tener márgenes mayores en determinados productos, lo que no significa mejores precios necesariamente, sino mayores beneficios para ellos. Los comerciantes locales no tienen esa capacidad, por lo que pagarán el precio justo por aquello que compran, generando más riqueza en todo su entorno.

-Los comerciantes locales no pactan los precios: Las grandes superficies, al ser pocas las empresas, tienen la capacidad para llegar a pactos sobre los precios con el fin de eliminar competidores, lo que repercute negativamente en los consumidores finales. Los comerciantes locales no pueden hacer eso, entre otras razones porque son muchos y porque tienen gran diversidad de proveedores con productos y precios distintos. En esas circunstancias, les resultaría imposible ponerse de acuerdo en los precios, lo cual garantiza una sana competencia. El comercio local compra y vende con precios justos.

-Se crea más empleo: Por cada puesto de trabajo creado en una gran superficie, se crean cinco en el pequeño comercio local. Esto hace que ese comercio local genere muchos más ingresos en la ciudad y ese dinero, además, revertirá en la economía local. De lo que gastamos en una gran superficie se va fuera un 85%, mientras que de lo que gastamos en el comercio local solo sale fuera un 50% o menos. A la larga, si todos compráramos en los comercios locales, haríamos el empleo más estable en nuestra comunidad y aumentaría la riqueza de la misma.

-Los escaparates dan identidad al barrio: Aportan ambiente y personalidad a las calles. Son distintos en cada ciudad, en cada barrio, y contribuyen a dar vida a esas calles. Pasear por un barrio con un comercio variado es ver escaparates, implicarse en las actividades que organizan los comerciantes, participar en la vida ciudadana. Sin comercio, los locales se degradan y la ciudad se vuelve triste, desierta, sin vida. A veces, incluso, viajamos a ciudades más o menos cercanas solo por visitar una gran superficie o, simplemente, por cambiar de aires porque nuestra ciudad no resulta atractiva. ¿No será así, precisamente, porque al comprar fuera o en grandes superficies hemos obligado a cerrar a los establecimientos que le daban vida y color?

Utilizando las palabras de mi buen amigo Diego Hurtado, presidente de SECOT en Jaén: “¿De verdad merece la pena ahorrarse unos pocos euros sacrificando un producto mejor y una atención personalizada?”. Y yo añadiría: ¿Realmente ahorramos? ¿No estaremos sacrificando nuestra riqueza e identidad?

Ayudemos a levantar la economía de nuestra ciudad, de nuestro barrio, comprando en el comercio local. Al final, nos estaremos ayudando a nosotros mismos.

Texto de SECOT Jaén

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