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Cómplices de quienes duermen a la intemperie

Por Fran Cano - Enero 16, 2019
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La asistencia de Cruz Roja Alcalá la Real se triplica en un año y ayuda a más de 180 migrantes

Vienen de Alcaudete. Son Ramón Rojas, Montse Ávila, Francisco José Castillo, Luis Moral, Soledad González y María Jiménez, del programa de Atención a Personas Vulnerables en Asentamientos y Temporeros. Minutos antes de las 19:00 horas del 15 de enero, el equipo está en una de las plantas inferiores de la Casa Pineda de Alcalá. Están preparando la actuación después de Alcaudete.

—Hemos atendido a unas 20 personas, la mayoría de Malí y documentados.

Habla María Jiménez, técnica del proyecto. La cobertura se ha triplicado en la comparación entre los dos últimos años: si en el anterior ejercicio la cifra de atendidos sobrepasó levemente los 60, la más reciente supera los 180, con más de 540 prestaciones en las intervenciones realizadas.

La planta donde ahora está el equipo está construida como un bar, con un barra tras la que hay cafetera, y una cocina lo suficientemente amplia para preparar una olla generosa, como hacen Francisco José Castillo y Luis Moral bajo la supervisión del veterano Ramón Rojas.

Castillo y Montse Ávila se estrenan en una tarea noble, que propicia reacciones varias en el resto de la gente, según cuenta Soledad González. Ávila admite que está motivada por su primera asistencia en la calle.

 María Jiménez organiza la intervención.
María Jiménez organiza la intervención.

—A muchas personas, cuando nos ven, se les nota que quieren ayudar, aunque claro que hay de todo —explica.

Calzado, chanclas, pantalones y polos de Zara, todo nuevo a estrenar, ya ha sido repartido entre migrantes sin vivienda de Alcaudete, y en breve la operación será replicada en la Estación de Autobuses y en los cajeros de Alcalá. También distribuirán guantes, sacos de dormir, galletas y café descafeinado. Que la noche sea algo menos dura. Esa es la idea.

Los voluntarios llevan los chalecos rojos identificativos de Cruz Roja. De alguna manera, el primer diálogo pasa por esa comunicación no verbal: cuando ellos, los temporeros, ven los colores, se acercan y ya saben que personas dispuestas a echar una mano.

Jiménez cuenta a este medio que el programa también ayuda en la tarea de agilizar los billetes para que puedan cambiar de municipio en busca de jornal. La técnica da las últimas instrucciones: es la hora de salir a la calle. Después, los voluntarios, cómplices de quienes pasan frío, marcharán para Jaén.

Vídeo: Fran Cano.

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