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'Los crímenes de la academia': romanticismo congelado

Por Pablo Díaz Tena - Enero 15, 2023
'Los crímenes de la academia': romanticismo congelado
Escena de ‘Los crímenes de la academia’.

Pese a una atmósfera capaz de materializar la novela gótica en la pantalla, Scott Cooper parece haber olvidado la verdadera esencia romántica

Edgar Allan Poe encarna la cima de la literatura romántica que con tanta profusión se publicaba durante el siglo XIX. Sus relatos, dotados de un lirismo sombrío, eran capaz de aglutinar la elegancia y el terror en un mismo golpe. El escritor norteamericano era adalid de una escritura tan bella como terrible, que trascendía los márgenes estilísticos de su tiempo para detonar en pura trascendencia existencialista. Los crímenes de la academia, deudora directa del autor y la época referidos anteriormente, hace gala del gusto por el refinamiento estético propio de Poe, sin embargo, se olvida por completo de insuflar vida al conjunto. El marco, tremendamente romántico, lejos de dar fluidez y sentido al relato, acaba solidificándolo. Es curioso que una película tan cargada de temas tan volcánicos —muerte, culpa, venganza, amor...— resulte a la postre tan gélida.

El nuevo estreno de Netflix es una adaptación de la novela homónima Luis Bayard —que no he leído— y se centra en una serie de crímenes camuflados de suicidios en una academia de cadetes en West Point. Dado lo inusitado y macabro de los asesinatos, el detective Augustus Landor —un Christian Bale que peca del mismo exceso de solemnidad que el propio filme— es contratado por su infalible reputación. Frente a la dificultad del caso, Landor se verá obligado a relacionarse con el mismísimo Edgar Allan Poe —un Harry Melling poseído de un magnetismo muy superior al resto de la cinta—, cuya posición en la academia y lucidez mental son determinantes para la resolución del caso. En el proceso de investigación, los temas decimonónicos por excelencia serán tratados por estos y otros personajes, aunque sin demasiada profundidad y con mucha gravedad.

Scott Cooper, que ya había demostrado sus dotes para la construcción de atmósferas tenebrosas,en los límites de lo sobrenatural con Antlers: Criatura oscura, apuesta por un ritmo lento —a veces plúmbeo— y una puesta en escena tan sofisticada como hueca; la composición de plano propia de Los crímenes de la academia está sin duda dotada de un cuidadísimo trabajo artesanal, pero eso es todo. La película es más larga de lo necesario, se pierde en subrayados innecesarios y no acaba de explotar su vertiente más perturbadora del horror gótico.

Pese a una atmósfera capaz de materializar la novela gótica en la pantalla, Scott Cooper parece haber olvidado la verdadera esencia romántica: la intuición frente a la razón y la belleza efímera de la vida en su condición imperfecta. En su afán engolado y perfeccionista, la película da la sensación de estar más cerca de una pintura neoclásica que de un verdadero cuadro romántico.

 Cartel de la cinta ‘Los crímenes de la academia’.
Cartel de la cinta ‘Los crímenes de la academia’.

FICHA TÉCNICA

Título original: The Pale Blue Eye

Año: 2022

Duración: 128 minutos

Director: Scott Cooper

Nota en IMDB: 6,7

Nota en FilmAffinity: 5,7

La película está disponible en Netflix

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