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Cualidades que necesita un emprendedor

Por Juan Alberto González - Mayo 01, 2021
Cualidades que necesita un emprendedor
Foto: Pixabay.

La aventura del emprendimiento requiere una serie de cualidades imprescindibles para aguantar la presión de la puesta en marcha de un proyecto.
Evidentemente, cada persona es distinta y cada proyecto tiene sus características especiales, pero, en general, las necesidades son parecidas.
Por ello, a continuación, y sin pretender ser exhaustivo, se indican una serie de cualidades mínimas que se necesitan para afrontar este proceso.

Las vamos a dividir en varios apartados En primer lugar, hablaremos de sus competencias, que se pueden contemplar en dos aspectos:

1. Por una parte, están sus capacidades intelectuales, es decir la posibilidad de que pueda afrontar con éxito y llevar a cabo la idea que quiere desarrollar. Es lo que se conoce como APTITUD. Se pueden definir estas capacidades, entre otras, como la “capacidad para explicar su idea”, la “innovación”, la “creatividad”, el “autoaprendizaje” con los errores y aciertos cometidos y la “resolución de los problemas que se vayan presentando”.
2. En cuanto a lo que se conoce como capacidades de lograr sus objetivos, es lo que llamamos ACTITUD, es decir la voluntad de conseguir lo que se propone. Se pueden definir como la “capacidad de trabajo”, la “responsabilidad social”, la “planificación”, la “calidad” y el “compromiso”.

En el otro grupo, están lo que se conoce como HABILIDADES. Pueden ser de tipo personal y social.

1. Entre las habilidades personales, necesarias o convenientes, se pueden citar la “motivación”, la “visión”, la “flexibilidad” para adaptarse a las circunstancias, la “autonomía” y, muy importante, la “autoconfianza”.
2. Las habilidades sociales se pueden definir como el “liderazgo”, la “comunicación”, la capacidad para el “trabajo e equipo”, la “organización comercial” y la “inteligencia emocional”.

Las competencias y capacidades adecuadas y necesarias para la persona que desea crear un negocio deben ser tenidas en cuenta antes de iniciar esa aventura. Esto conlleva muchas dificultades de diferente tipo: económicas, financieras, viabilidad del negocio, etc. pero, sobre todo, necesita que la persona que quiera llevarla a cabo, tenga determinadas cualidades para que la empresa tenga éxito.
Sin que sea algo ya definido, se suele considerar, por orden de importancia, la siguiente clasificación:

COMPETENCIAS INTELECTUALES, HABILIDADES SOCIALES, HABILIDADES PERSONALES Y COMPETENCIAS DE LOGRO

Aparentemente, y en cierto modo parece lógico, lo primero que aparece es lo que hemos llamado APTITUD y en último lugar, pero no menos importante, la ACTITUD, y se prima más las habilidades SOCIALES que las PERSONALES. Esto requiere una explicación.

Está más bien relacionado con el aspecto temporal. En primer lugar, aparece la aptitud, ya que, si no hay ideas para desarrollar, todo lo demás sobra. En segundo lugar, están las habilidades sociales ya que, si no sabemos transmitir nuestra idea a los demás, nadie la conocerá y no se podrá realizar. En tercer lugar, aparecen las habilidades personales para estar motivado para sacar adelante el proyecto. En último lugar, está la VOLUNTAD, capacidades de logro, de QUERER hacer realidad la idea de negocio. Ésta aparece en último lugar, porque si las anteriores no funcionan, por mucha voluntad que se tenga, si no hay una idea para desarrollar, no sirve para nada.

A lo largo de mi experiencia en Secot, como mentor, puedo decir que me he encontrado con un montón de buenas ideas, más o menos factibles, en algunos casos, pocos afortunadamente, con una inmadurez para llevarlas a  cabo, al no considerar que la idea se tiene que convertir en una empresa, con todo lo que ello lleva consigo y, ante ese reto, bastantes no se han visto con fuerza o confianza para seguir adelante. Otros han pensado que, quizá, todavía no estaban maduros para esa empresa y han decidido pensarlo mejor.

Pero los que han seguido adelante, lo han hecho con una gran ilusión, seguridad y confianza en sí mismos y en su idea, y han conseguido triunfar. Esos triunfos son una compensación enorme para el esfuerzo realizado como mentor y producen una gran satisfacción que nos anima a seguir ayudando a los demás.

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