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Un reportero tiene que ser un gato

Por Fran Cano - Octubre 09, 2021
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Un reportero tiene que ser un gato
Fran Cano, en la oficina de Lacontradejaén, en Cuatro Gatos Coworking. Foto: Ahmed Alzaghoul.

Soy reportero. También soy un 'gato'. Uno más en la familia de Cuatro Gatos Coworking, en Jaén capital. Ésta es la historia de un cambio.

Teletrabajé cuatro años desde casa, en el pueblo. Me levantaba, subía las primeras escaleras, luego las segundas escaleras y llegaba al despacho. Mi escritorio era mi reino: la mesa, la silla de gamer, el monitor, el portátil, la tableta, el teléfono y los auriculares. Ventanales con luz. Estanterías con libros. Todo en orden para hacer lo que más me gusta. Hasta que el reino se me echó encima. Demasiadas horas solo. Decidí cambiar. Busqué un espacio compartido. Separé la casa del trabajo. Hay cambios por inercia.

Desde que trabajo a diario en Cuatro Gatos la rutina es parecida a la de antes, pero todo ha cambiado. Despierto, levanto hierros en el gimnasio, vuelvo a casa, después voy a la Redacción y empieza la tarea. Hablo con la gente en persona y por teléfono. Si tengo una duda, ya ni rumio ni mando un WhatsApp, levanto la voz, hablo con mis compañeros y todo es más natural. La cabeza está limpia.

Cuando salgo de mi oficina, saludo al resto de trabajadores en el coworking. Más o menos somos iguales. Autónomos. Pagamos muchos impuestos. Ganamos lo que se puede. Insistimos en un camino con tantas señales de tráfico que a veces uno se pregunta cómo es posible dar tantos pasos. En el periódico ya sabemos caminar. Nos falta correr.

No sabía qué era un coworking. ¿Un vivero? ¿Empresas que sólo comparten techo y paredes? Todavía me cuesta explicarlo. Ahora Cuatro Gatos es mi casa. Ésa es la definición. Es mi casa mancomunada. La libertad no es trabajar solo en un despacho. La libertad es trabajar donde y con quien quieres. Palabra de gato.

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