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El arte de tomar decisiones

Por Belén López de la Casa - Marzo 12, 2022
El arte de tomar decisiones
Foto: Pixabay.

En los años que llevo gestionando a personas y equipos desde uno u otro lado, siempre he estado presente en una de las tareas, a veces, más complicadas para el ser humano: "La toma de decisiones".

Imagina u observa a un perro, no va a atender a nada más si le pones un muslo de pollo horneado delante, sin duda va a ir por él. Pero, ¿qué le moviliza?: ¿hambre?, ¿deseo?… Pero no, no somos animales, somos personas con tres cerebros, uno de ellos, en proceso de evolución, el neocórtex, el más periférico, por tanto, aprendamos a usarlo un poco mejor.

Todos nos hemos encontrado ante situaciones en el trabajo en las que o nosotros o nuestros superiores han tenido que tomar decisiones, más agradables o menos en función de cada situación. De la misma forma, en casa, ante la exigencia de derechos de los miembros, también hemos tenido que tomarlas. ¿Comprobaste, en ambos entornos, si resultaron ser acertadas?. Piensa por unos segundos algunas de las decisiones que más te calaron y a modo de observador/a, verifica qué movilizó el tomarlas a la persona que dio el paso. ¿Sentaron bien a todos?, ¿a quiénes sí y a quiénes no?.

Estoy utilizando una palabra adrede ‘movilizar’. Sí, ¿qué primer paso hace que la persona que ha de tomar una decisión, se mueva en un sentido u otro?. Es sencillo:

Estar o no conectada contigo misma.
Cuando una persona no sabe lo que necesita, no sabe hacia dónde ir, por lo que la toma de decisiones se vuelve una asignatura pendiente. Ya lo decía Séneca:
«No hay viento favorable para el que no sabe adónde va»

Tomemos el ejemplo de alguien que quiere quitarse de enmedio en un momento de conflicto:
Se sienta en su vehículo y comienza a conducir para ganar tiempo. Ésto, lejos de ser una huida, salvo que vaya a saciar su necesidad de evasión en alcohol o drogas, va a hacer que recapacite, conectándose desde otra distancia consigo mismo/a y con el entorno. De manera que, deja enfriar lo ocurrido, quizá con la sensación en la piel por la ventanilla bajada, permitiéndole acercarse desde la distancia, valga la contradicción, tomando así, una decisión gracias a querer satisfacer su necesidad, que podría en este caso, la de resolver el conflicto.

Cuando una persona, no sabe qué necesita realmente, le va a ser difícil tomarla. El primer paso a dar es: conectarse consigo mismo, y hay algunas formas, sólo hay que encontrar la más adecuada a ti. En el ejemplo anterior, he podido utilizar como recurso la atención plena o mindfulness a través de la sensación real de la piel que le permite congelar la escena.
Si por ejemplo, uno de tus valores que tienes claro, y con el que además, conectas, es tener el poder, o alcanzar un reconocimiento para ser visto, tus decisiones serán mal recibidas pues no serán ecológicas para tu entorno, se te ve el plumero, y sólo te da seguridad el tener estatus. Si en cambio, uno de tus valores, es mejorar tu entorno y buscar el beneficio de todos, la cosa cambia, y es que aunque la decisión no sea de gusto de todo el mundo, habrás obrado tendiendo en cuenta tu necesidad, la de sentirte satisfecho cuando buscas el bien propio y ajeno.

Las necesidades residen en el inconsciente, transformándose en deseos a veces reconocidos (conscientes) o no (subconscientes). El pasarlos de un nivel a otro es labor de profesionales que comparten herramientas contigo para que sepas hacerlo, y de esa forma poder explorarte para pasarlos a la conciencia y actuar en un sentido u otro, pues si conociéndolos, te quedas paralizado/a, se convierten en fantasía con resultado frustrante y posiblemente de larga duración, al no haberlo intentado, ocupando una parte de tu neocortex, impidiendo que prosperen otras. De igual forma, hay personas que no conectan con su necesidad, y se encierran en un ‘no sé’, un ‘no soy capaz’, y es que sólo les falta saber enchufarse a sí mismos, quizá y a veces, con apoyo de un electricista que les haga ver cómo hacer.

Es por ello, que he subido una imagen del Ayuntamiento de Jaén, palacio neoclásico y neobarroco construido en 1901. Representa al pueblo a través de los equipos de personas que lo han gobernado. Una toma tras toma de decisiones buscando un propósito, beneficiar a unos u a otros con uno u otro interés, aunque difícil concierto al gusto de todos. Los motivos: cada persona contamos con valores distintos. Y sólo estaremos a su favor siempre que estemos alineados, al menos, con parte de ellos.

Para finalizar, tranquilízate, todos sabemos tomar decisiones, todos. Sólo hace falta dar un paso, conectar contigo y luego, adaptarlo a tu entorno.

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