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El primer matagigantes del fútbol sala

Por Antonio Pulido Casas - Febrero 03, 2017

Hubo un año en el que la División de Honor de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) aglutinaba a 48 equipos, divididos todos ellos en cuatro grupos de 12 integrantes. Fue la primera temporada tras la unificación, es decir, el proceso que supuso que las dos asociaciones que compartían el fútbol sala en España en la década de los 80, la Asociación de Fútbol Sala (Asofusa, perteneciente a la Federación Española de Fútbol Sala) y la Asociación de Clubes Españoles de Fútbol Sala (ACEFS, relativa a la Real Federación Española de Fútbol), cada una con sus competiciones y reglas propias, se mezclaran en una única Liga doméstica para reunir a los mejores de una orilla y de la otra. De ahí se entiende que la primera campaña, la 1989/1990, se convirtiera en una mastodóntica categoría, a la que habría que añadir dos divisiones nacionales más ante la ingente cantidad de equipos que solicitaron plaza: la Primera Nacional A y la Primera Nacional B, con otro centenar de equipos entre las dos. Por su carácter novedoso, la LNFS quiso que todos los equipos se inscribieran en un mismo torneo, la Copa de la Liga, para que los clubes fueran partícipes de la nueva "era" que venía a añadir seriedad organizativa y profesional a la disciplina. 

Puedes leer el texto en el libro Sueños de fútbol sala, de Antonio Pulido

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