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Emprendizaje: enseñando a emprender

Por Inmaculada María López Castro - Noviembre 28, 2020
Emprendizaje: enseñando a emprender

“Fomentar el espíritu emprendedor en el aula consiste en ayudar al alumno a que descubra y potencie sus cualidades emprendedoras, en utilizar una serie de medios y recursos didácticos que ayuden al alumno a romper barreras psicológicas respecto al autoempleo y en contribuir a favorecer la cultura emprendedora en la sociedad”.

El término "emprendimiento" se ha asociado tradicionalmente con la figura del empresario, relacionándolo con el hecho de crear o gestionar una empresa o idea de negocio. Hoy en día, dicho concepto define una actitud ante la vida, que puede desarrollarse en diferentes ámbitos: social, familiar, profesional o empresarial. Para referirnos a la habilidad de las personas emprendedoras utilizamos los términos "talento emprendedor" o "competencia emprendedora". Términos que en muchos casos están desvinculados de emprendimiento productivo, es decir, disociados del tipo de emprendimiento que tiene como finalidad desarrollar un proyecto empresarial, un negocio.

El emprendimiento puesto en valor ha sido una vía de incorporación al mercado laboral, la base del crecimiento económico y de la creación de riqueza y empleo en un país o área geográfica. Forma parte del currículo en nuestras escuelas, universidades, están surgiendo nuevos organismos de apoyo al mismo.

Inmerso en el proceso de gestar y desarrollar una idea está el término “emprender”, emprendemos cuando decidimos estudiar una carrera u otra, emprendemos cuando decidimos hacer un viaje, emprendemos cuando decidimos practicar algún deporte nuevo para nosotros, o cuando discernimos sobre una profesión u otra, emprendemos en cualquier proceso, en el que partiendo de una idea, llegar a conseguir una meta teniendo que realizar pasos y tareas hasta llegar a la misma.

El término emprender puede estar, por tanto, desvinculado del mundo de la empresa, es por ello que, podríamos afirmar que somos personas emprendedoras, personas en un camino emprendedor o personas emprendedoras en potencia. Hablaremos por tanto de Personas emprendedoras, de procesos emprendedores, de competencia emprendedora y no tanto sobre Emprendedor que semánticamente se ha vinculado al emprendimiento productivo o empresarial.

El talento emprendedor o competencia emprendedora está muy relacionada con el dinamismo, la energía y el entusiasmo, la proactividad, la creatividad, la capacidad de innovar, la asunción de riesgos y la capacidad de planificar y gestionar proyectos para alcanzar objetivos superiores.

Este talento emprendedor integra las principales características de la persona emprendedora, características éstas con las que muchas personas nacen, o las aprenden en su sistema familiar, o las van aprendiendo/ desarrollando a lo largo de su vida, iniciándose este aprendizaje en los diferentes niveles de los centros educativos, a través de diferentes asignaturas sobre emprendimiento, a través de los profesores que empiezan a adoptar roles de Facilitadores del emprendimiento, y con la ayuda de Organismos que apoyan el emprendimiento, como SECOT.

Citemos las principales características de las personas en procesos emprendedores:

Iniciativa, “ganas de hacer”. Es una habilidad primordial en las personas emprendedoras, que no tienen miedo a lo desconocido y se atreven a generar ideas, esbozar proyectos y llevar a cabo acciones sin miedo a equivocarse.

Capacidad de asumir riesgos: Estas personas tienen gran capacidad para asumir riesgos puesto que conciben el error como una oportunidad de mejora o aprendizaje.

Capacidad de observación y empatía: Consiste en ver las cosas desde un punto de vista diferente, en mirar con otros ojos, en percibir los detalles que para otras personas pasan desapercibidos y en entender cómo piensan y sienten otras personas.

Creatividad y capacidad para innovar. Se trata de resolver las situaciones de una forma original, de encontrar una solución sencilla a un problema o dar una solución distinta a un problema personal.

Compromiso. Las personas emprendedoras no solo poseen ingenio o creatividad, sino que destacan por la perseverancia en sus ideas y en su capacidad de convicción, seducción y persuasión. Combinan responsabilidad y constancia.

Capacidad para trabajar en equipo. Se asocia con la capacidad especial para extraer lo mejor de cada uno de los miembros de su equipo, el sentido de pertenencia al grupo es fundamental en este ámbito, a menudo una persona en un proceso emprendedor necesita un equipo.
Tolerancia al fracaso. La persona emprendedora no teme al fracaso, a las equivocaciones o a la incertidumbre.

Concibe el error como parte del proceso de aprendizaje, como una oportunidad de obtener éxito en el siguiente proyecto. Suele aceptar los fracasos iniciales con normalidad, concibiendo este resultado como una fase más del proceso de la actividad que desea emprender. No vive en la inmediatez, saborea el proceso, focalizándose más en él que en el resultado esperado, y sabiendo encontrar el éxito de cada “ fracaso”.

Capacidad de resolución. Es la habilidad especial para tomar una decisión después de haber analizado las ventajas e inconvenientes. Se caracteriza por dar una solución a un determinado problema con rapidez y de forma efectiva.

Pasión por el proyecto y visión. Suelen manifestar un gran entusiasmo en cada una de las actividades a las que se enfrentan. Viven con intensidad sus ideas y proyectos, y suelen visionar los resultados de sus ideas, y esto les ayuda salir del desanimo si la idea inicial a corto plazo no funciona, puesto que tiene una visión a largo plazo.

Los entornos en los que se pueden desarrollar las personas emprendedoras.

Una persona emprendedora no solo puede desarrollar su capacidad en el ámbito empresarial, sino que es capaz de aplicar sus habilidades en cualquier ámbito de la vida. Hay tres tipos de emprendimiento o entornos en los que las personas emprendedoras suelen desarrollar su actividad: social, cultural y productivo o empresarial.

El emprendimiento social. Las personas que se preocupan por temas sociales, por el medio ambiente o por reducir las injusticias desempeñan el emprendimiento social. Estos emprendedores no suelen buscar el beneficio económico, sino fomentar la cohesión social y luchar contras las desigualdades.

El emprendimiento cultural. Lo llevan a cabo las personas que se desenvuelven en entornos culturales y que desarrollan proyectos que fomentan y difunden el patrimonio, la cultura y las manifestaciones artísticas.

El emprendimiento productivo o empresarial. Este tipo de emprendimiento está relacionado con el mundo empresarial: El objetivo de este tipo de emprendimiento es obtener beneficios económicos a través de la comercialización de un determinado producto o servicio.

En plena pandemia, y viendo como muchas empresas cierran y los tristes datos de la economía española, europea, y mundial, a pesar de esto y también por esto es necesario educar en el emprendimiento, de poner en valor las cualidades de las personas emprendedoras, de poner esperanza en un futuro mejor. En plena crisis, en plena pandemia, es, aún más, el momento de educar en el emprendimiento.

La educación, además de tener su vertiente formadora y transmisora de conocimientos, tiene una misión, un papel en la construcción de sociedades más justas, más equitativas, más sostenibles. Educar la capacidad para asumir riesgos, la capacidad para tomar decisiones, la de asumir responsabilidades organizar y gestionar, la de adaptarse a situaciones nuevas, fomentar la creatividad la Observación, la perseverancia, las habilidades Sociales, y la confianza en sí mismo, son Actitudes claves en la Educación emprendedora.

Hablar de Educación emprendedora es hablar de Emprendizaje, definido como “Proceso por el cual una persona aprende, entrena y desarrolla su talento emprendedor, dirigiéndolo hacia un emprendimiento personal, social, cultural o productivo si inicia el camino hacia la Creación de una Empresa”.

Los profesores son unos agentes fundamentales en la sociedad a la hora de fomentar en la sociedad la cultura emprendedora, el autoempleo, y las personas emprendedoras, y para facilitar el emprendimiento. Para ello cuentan con, recursos didácticos, algunas barreras y dificultades, y un recurso fundamental; la motivación pasando de ser Educadores a ser Facilitadores del emprendimiento.

En el tema del fomento del autoempleo hay que asumir que existen dificultades, tales como son las barreras psicológicas respecto al emprendimiento productivo, el desfase temporal entre el momento en el que se enseña conceptos y se entrenan habilidades emprendedoras y el momento en el cual el alumno decide constituir su empresa y una evidente ausencia de una cultura emprendedora en la sociedad.

Por barrera psicológica se entiende, cualquier miedo o dificultad interior que encuentra un individuo a la hora de conseguir sus metas, éstas son la principal dificultad que se tiene a la hora de crear una empresa o fomentar el emprendimiento en general. Y éste es el verdadero Reto de los profesores en la tarea de Facilitar el Espíritu emprendedor en el Aula: “Romper Barreras Psicológicas respecto al Emprendimiento”.

Ayuda a superar esas barreras, Trabajar en clase el hecho de que crear una empresa como es algo natural, no es como una alternativa al empleo por cuenta ajena. Tratar el tema del Emprendimiento desde sus Ventajas, y sus potencialidades, no desde sus dificultades. Hacer que el alumno se vea como un empresario en potencia acompañando a aquellos alumnos que tengan ideas o proyectos de empresa que llevar a la práctica, en este acompañamiento adquiere un importante papel SECOT, ofreciendo una gran ayuda a través de su proceso de acompañamiento de alumnos con ideas emprendedoras.

EspeciaL mención hay que hacer del Emprendimiento Social, es importante educar en el Emprendimiento Social como misión compartida entre escuela y padres, dejando la impronta en los jóvenes de los valores de emprendimiento social y ofreciendo medios que lleven a los alumnos a estar al servicio de sociedades más equitativas y justas. Educarles en tender puentes en lugar de en levantar muros.

El emprendimiento social se puede fomentar en el día a día, cuando un alumno ayuda a otro compañero, cuando colabora en alguna actividad, cuando se ofrece para ayudar a algún miembro de la comunidad educativa, esa actitud de crear una cultura de colaboración en los centros educativos es semilla de emprendimiento social.

Se trata de sembrar semillas de emprendimiento social entre los alumnos, dejar caer gotita a gotita esas semillas para que vayan formando un poso que forje una vasija receptora y generadora de madurez, de encuentros, de conexión con las necesidades del otro.

Texto de SECOT Jaén

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