"Los académicos solo son gente investigadora y mariana"

A la par que su setenta inviernos, Manuel López Pegalajar (Jaén, 1951) celebra este año el cuarenta aniversario de la institución que dirige desde 2018, la Academia Bibliográfica Mariana Virgen de la Capilla. Una singularísima entidad religioso-cultural, la única de su naturaleza en la provincia y una de las solamente dos que existen en toda España, cuya actividad divulgativa ha frenado en seco la pandemia.

—Cuatro décadas de historia, tres lustros de parón (de 2003 a 2018), tres años de resurgimiento y, desde el pasado mes de marzo, una pandemia de esas que había que buscar en los archivos para hacerse una idea de lo que eran realmente. ¿Cómo lo llevan, director?

—A partir de marzo del año pasado, realmente no hemos podido hacer nada. El local que tenemos es pequeñito y no podemos reunirnos más de seis personas para celebrar actos culturales, por las limitaciones, así que lo que estamos haciendo es mantener viva cierta actividad a través de nuestro blog, que los académicos nutren con sus aportaciones, trabajos de investigación y divulgación...

—Una actividad cultural que estarán deseando retomar...

—Sí, queremos retomar los discursos pendientes por parte de los nuevos académicos que aún no los han pronunciado y organizar una serie de charlas que estaban previstas para septiembre de 2020, cada mes una conferencia específica sobre las patronas coronadas que tenemos en la Diócesis de Jaén; había ya unas siete conferencias preparadas, pero eso se ha venido abajo, hasta que podamos. 

—Retomar es un verbo que la academia está acostumbrada a conjugar, si se tiene en cuenta la propia historia de la institución, que en 2018 resurgió de un largo silencio de quince años.

—El anterior hermano mayor de la cofradía, Enrique Caro Cruz, tenía mucho interés en revitalizar la academia y nos llamó para ello, pero su enfermedad y posterior fallecimiento detuvieron el proceso, que retomó su sucesora, la actual hermana mayor, Úrsula Colmenero. Y ahí estamos. Efectivamente, a partir de mayo de 2018 hubo una serie de nombramientos de nuevos académicos y académicas que se incorporaron, y a lo largo de ese año y de 2019 tuvimos una serie de discursos de ingreso, actividades, la publicación de un libro... 

—El balance que realiza, entonces, desde este 'renacimiento' es positivo, ¿no?

—Sí, sí, se han incorporado nuevos trabajos, y el hecho del libro es muy importante, gracias al apoyo de Juan Ángel Pérez Arjona, que era el diputado de Cultura entonces y que nos dio verdaderamente un espaldarazo estupendo al asumir la publicación del libro de la academia por parte de la Diputación.

—El resurgir de la Academia Bibliográfica Mariana Virgen de la Capilla: más de tres décadas de investigacción mariana en la provincia de Jaén. Un libro en el que están el pasado, el presente y hasta las líneas de acción de la entidad con vistas al futuro, ¿verdad?

—Desde la misma portada del libro, que es un óleo sobre lienzo obra de don Luis Espinar Barranco y que fue donado por la cofradía a la Diputación. Hay un prólogo, la historia de la academia, los discursos de ingreso de académicos de 2018 y 2019 y una última parte, muy interesante, que es el catálogo-inventario de los fondos existentes en el archivo de la academia. 

—Esas páginas puede decirse que culminaron un primer tramo de ese resurgir al que alude el título, pero... ¿qué pasó, por qué cesó la actividad de la institución desde aquel ya lejano 2003?

—Quizá por una falta de encuentro y acuerdo entre las anteriores juntas de gobierno de la cofradía y los consejos permanentes de la academia.

—¿Un desencuentro totalmente superado a día de hoy?

—Totalmente superado. Al contrario, tenemos el apoyo incondicional que comenzó Enrique Caro, y de Úrsula Colmenero y la junta de gobierno actual.

—Seguramente haya quien se pregunte qué es exactamente la Academia Bibliográfica Mariana Virgen de la Capilla y, sobre todo, quiénes son sus miembros: ¿gente 'de buena familia', las élites intelectuales de aquí...?

—De élites nada, sobre todo es gente estudiosa, investigadora y que tiene un poso cristiano y mariano. Para ser realistas, entrar en la academia por títulos académicos excelentes pero sin devoción ni fe cristiana... Nada de élites ni de familias de pro. Yo mismo, cuando ingresé en los años 80 de la mano de Manuel López Pérez [Jaén, 1946-2016], no era más que un simple maestro de escuela interesado por la vida parroquial del pueblo donde he desarrollado mi trayectoria docente, Jódar (allí ejercí hasta 2011). La mayoría de los académicos de esa época no éramos precisamente doctorados ni grandes licenciados, sino gente con mucho interés por el tema mariano.

—¿Qué hay que hacer para convertirse en todo un académico?

—Bueno, los académicos que ya forman parte de la institución proponen en una asamblea general a nuevos miembros, que son aceptados o no según el quórum de asistentes; tengo que decir que, hasta la fecha, todos los propuestos han sido aceptados. Sí es cierto que ya hay un número de academicos correspondientes [los que viven fuera de la capital jiennense] que casi supera al permitido por los estatutos, y hemos tenido que parar las solicitudes.

—Ha mencionado usted, líneas arriba, a Manuel López Pérez, director de la academia desde los comienzos de la entidad hasta su fallecimiento. ¿Qué ha supuesto la figura del gran historiador, cronista e investigador en el desarrollo de la institución?

—Él ha sido el motor de la academia, y sobre todo del gran número de actividades que se realizaron hasta 2003, cuando hubo un 'Guadiana' que aparecía y desaparecía y se silenció la labor de la academia hasta el nuevo impulso que nos dio Enrique Caro.