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"Yo, sin Sting, no hubiera sido Buba Casas nunca jamás"

Por Javier Cano - Mayo 20, 2023
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"Yo, sin Sting, no hubiera sido Buba Casas nunca jamás"
El autor del libro, tras las rejas de la lonja de la Catedral. Foto cedida por Buba Casas.

A Matías Casas (Jaén, 1966) le ocurre lo que al poeta José Hierro: que si alguien lo llamaba por su nombre de pila, no se reconocía, no contestaba. Había que decirle Pepe, lo mismico que a este hiperconocido músico jiennense hay que nombrarlo por su particularísimo hipocorístico: Buba. Ese con el que firma No me olvides. Seven Days. La historia de un fan de Sting, que verá la luz en Jaén el próximo 1 de junio. 

Hijo de un recordado percusionista (del mismo nombre) de la Banda Municipal de Jaén que se codeó con Cebrián y Sapena, Buba da rienda suelta a sus recuerdos en este trabajo, que pasan por su ciudad natal de la misma manera que por los escenarios vitales más vinculados con su ídolo, el líder de The Police.  

—Buba es muy conocido en Jaén por su historia como músico, pero ahora se estrena también como escritor. ¿Qué es No me olvides Seven Days: una autobiografía, unas memorias, un ajuste de cuentas con su propio pasado creativo?

—Yo lo llamo una aventura biográfica, no es solo una autobiografía. Una aventura biográfica que comencé a escribir por una enfermedad. 

—Eso forma parte de la biografía de muchos grandes de las letras, desde Bukowski o Virginia Woolf hasta Rafael Alberti, por poner solo tres ejemplos.

—Te explico. Hace once años y pico (ya va para doce) regresé yo al mundo de la música. Lo había dejado aparcado muchos años, catorce, pero regresé gracias a Sting. Cuando empecé a formar mi banda, buscando a gente (que en Jaén es muy complicado), enfermé, cogí una hernia.

—Y tan difícil debe de ser, ¡como que salió herniado!

—Sí, sí, literalmente herniado [ríe]

—Siga, siga, iba usted por su enfermedad, por su regreso a la música...

—Estaba muchas horas en casa, y esas horas son eternas muchas veces, en soledad, así que comencé a recordar cosas: mi infancia, mi José Sapena en plena Plaza de Santa María, con la Banda Municipal dando conciertos y los gorriones cantando, todo muy romántico, muy nostálgico. Y sin ninguna pretensión, cogí el portátil y me puse a escribirlo.

—¿Qué escribió en esas primeras páginas, cómo fue naciéndole esta criatura literaria, señor Casas? 

—Comencé con relatos cortos, que en realidad eran microrrelatos recordando cosas, y a lo tonto a lo tonto en una semana tenía ya treinta páginas. Seguí y seguí, recordaba más cosas...

—Si salía con barba, San Antón y si no, la Purísima Concepción. ¿Y qué salió? 

—Un relato no solo de mi vida, sino de lo que me rodeaba. Transcurre entre Jaén (que es nuestra ciudad, que me encanta, soy jiennense hasta la médula), pero hablo también de Newcastle, de Londres, de Madrid...

—Jaén, su patria chica; Madrid, la capital cultural española; Londres, otro de esos escenarios inexcusables en una historia musical pero ¿Newcastle?

—Sí, porque en el 78 conocí musicalmente, a través de la radio (mejor dicho de una cinta de casette) a The Police, a Sting, la canción Roxanne, su gran éxito. Entonces, hablo de un Sting (y de toda la banda) antes de ser famoso, juego mucho con los temas, cuento algo del Jaén de esos años y salto a Newcastle, a la casa de Sting cuando era niño pequeño, hijo de padre lechero, de gente trabajadora (él, incluso, repartía leche con ocho años). Voy viajando como si me metiera en su cabeza pero, a la vez, viajo con la infancia de mi padre. Hago casi un triángulo. 

—Que Sting fue lechero antes que artista será un descubrimiento para más de un lector, habrá quien piense que se lo ha cuajado usted. ¿Hay ficción en este libro?

—No, no, todo real, ficción cero. 

—Sting, The Police..., pero también mucha gente del movimiento cultural jaenero, ¿no? 

—Sí, gente ya fallecida de la que cuento sus vidas, ¡cada cosa! Por ejemplo, de Pepe Polluelas, y no solo es prosa, relatar: hay diálogos, hay contacto, la gente que lo lea va a sentir eso. 

—Letras, palabras e imágenes también, ¿verdad? Que hay quien no abre un libro si no ve antes los filillos grises de las páginas gráficas. 

—Claro, dibujos de mi puño (me gusta dibujar desde pequeño). 

—Le gustan a usted muchas cosas, y quienes se acerquen a la presentación el próximo 1 de junio se van a dar cuenta rápidamente. Se comenta por los mentideros musicales de Jaén que va ser un acto cien por cien Buba Casas, y en un escenario también muy entrañable para usted.

—¡Si esto parece ya casi una boda! Es que yo me crie en el Casino Primitivo, de donde saco también muchos personajes reales, así que el Palacio del Condestable era mi casa de pequeño. Tengo yo una nostalgia y un cariño por ese rincón... He querido que sea ahí. 

 

La presentación de No me olvides. Seven Days. La historia de un fan de Sting (para la que todavía se pueden reservar entradas) promete ser de todo menos monótona. Ahí está la secuencia del acto, que incluye hasta recepción y bienvenida (¿por eso dirá Casas que se va pareciendo a una boda?), proyección de un ambicioso cortometraje, mesa redonda con El arte rabioso de la memoria como protagonista y hasta un ratillo de descanso previo a un concierto de su banda actual, Seven Days, en homenaje a Sting.

 

—Quien dedique unos minutos a esta entrevista ya sabe lo que es este libro, al menos según su autor. Pero, ¿y ese título? No me olvides...

—La gente piensa que es una conjugación del verbo, y no. Se refiere a unas florecillas silvestres, azuladas. Hay un capitulo que habla de la casa del lago, la casa de Sting cerca en Londres. Una mansión que se fabricó allí, con una charca grande para que las aves de paso hicieran parada en ella. En las obras, en las excavaciones, sacaron de ahí un cadáver.

—Menuda historia.

—Él estaba de gira por Río de Janeiro y lo llamaron para decírselo. Se trataba de una chica que murió unos ochocientos años antes, se cree que la maltrataron, la ajusticiaron, pudo ser por muchas cosas, brujería quizá. Cuando terminaron esas obras, hizo justo en mitad del lago una isl y le dio sepultura ahí a ella. Ese día, con una barcaza, llevó unas florecillas a la tumba, que no sabía lo que eran... ¡Y ya no cuento más!  

—Nomeolvides..., las flores de las que habla Neruda en uno de sus poemas de Residencia en la Tierra. Bueno, Buba, hablando claro: si Gordon Matthew Thomas Sumnersting (perdón por la pedantería) no hubiera existido, lo hubiera usted inventado, ¿a que sí?

—Yo creo que Sting y su mujer, Trudi, estaraán ya de mí... Él dirá: "Este hombre es un psicópata o un plano distinto de mí". Lo que sí sé es que yo, sin Sting, no hubiera sido yo nunca jamás.

 Portada del libro y marcapáginas.
Portada del libro y marcapáginas.

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COMENTARIOS

Buba Casas

Buba Casas Mayo 20, 2023

Una entrevista bellísima Javier. Sabes aunar periodismo y poesía como pocos. Sobre mi libro solo añadir que muchísimos lectores se sentirán bastante identificados. Confieso tener bastante curiosidad con los más jóvenes. Seguramente lo leerán con extrañeza y es normal pues en mi juventud me ocurrió lo mismo. Los sños te enseñan a valorar lo importante que es el equilibrio entre lo nuevo y lo viejo. Saludos a todos. Y mil gracias !

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