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"El atletismo me ha enseñado a vivir"

Por Javier Esturillo - Marzo 23, 2019
"El atletismo me ha enseñado a vivir"
Francisco Ruiz con uno de los récord conseguidos en su etapa como veterano.

Hubo un tiempo en el que Francisco Ruiz (Linares, 1976) se comía el mundo a bocados. Todo le salía bien. Era joven y guapo, con un cuerpo de vértigo -que aún mantiene- y al que continuamente llenaban de halagos. No faltaba un piropo en su vida. La mayoría merecidos, estaba en la cúspide del atletismo español. Era el deportista del momento en su ciudad natal.

Su progresión no pasó desapercibida y fue becado en Madrid para convivir en la Residencia Joaquín Blume con los mejores atletas del país, cuyo único destino era los Juegos Olímpicos. Han pasado los años, ha llovido mucho y Chumbo, apelativo cariñoso con el que le conocen sus amigos, recuerda aquella época con nostalgia y la sensación de que no supo aprovechar la oportunidad. Pese a ello, siguió colgándose medallas y batiendo marcas personales, pese a competir con una generación de ensueño.

Francisco Ruiz continúa en la alta competición, pero ahora desde otra perspectiva, la de los veteranos. En una conversación larga, en la que se impone un ritmo pausado y generoso en silencios, el deportista reconoce sus errores, purifica su alma y mira al frente con la ilusión de un niño. "Me queda mucha cuerda para rato", dice con una sonrisa en los labios. No le falta razón a tenor de su rendimiento en el pasado Campeonato de España Máster, en el que logró la medalla de oro en su especialidad, los 60 metros vallas.

¿Cómo se siente después de ganar el oro en 60 metros vallas y pulverizar el récord del Campeonato de España a los 43 años?

—Me siento un privilegiado por poder seguir corriendo a estos niveles con esta edad. Feliz y enchufadísimo por los éxitos conseguidos.

¿Qué pócima mágica toma para estar tan en forma?

—(Risas) Ninguna. Mi único secreto es una vida ordenada, un buen trabajo que te permita entrenar y descansar con garantías, además de una buena alimentación, no cometer excesos, mucha vitamina C, colágeno para los tendones y articulaciones y, sobre todo, disfrutar con lo que uno hace.

No pierde el espíritu competitivo. ¿Cómo se mantienen esas ganas por ganar?

—Tengo un grupo al que entreno desde hace dos años de veteranos y chicos jóvenes. Una de ellas -sub18- fue, el pasado año, subcampeona de España en 100 metros vallas; mi hijo, que tiene 9 años, parece que quiere seguir mis pasos, aunque yo no lo entreno porque creo que todavía no es momento. Todos ellos son los que me mantienen con esas ganas. Me sirven para estar centrado y yo les sirvo como ejemplo.

¿Qué ha cambiado en su vida desde que dejó al alta competición? ¿Fue difícil?

—Cuando dejé la alta competición fue muy difícil porque uno no asimila que esto se acaba y cuesta mucho trabajo darse cuenta de que la vida deportiva tiene un final, pero hay que buscar alternativas, como el atletismo veterano y entrenar gente para seguir vinculado a mi pasión.

Aún recuerdo sus duelos con Jackson Quiñónez y Felipe Vivancos. Que tiempos aquellos. ¿Los echa de menos?

—La verdad es que sí, aunque siempre me ganaban, pero también era lo que me hacía intentar superarme y entrenar con más ganas. Mantengo una buena relación con ellos y una amistad que perdurará en el tiempo.

¿Piensa que podía haber dado más?

—Sí. Siempre uno puede dar más, pero mi caso es un poco peculiar. Nunca recibí ayudas del Ayuntamiento de Linares. De hecho, me ha costado muchas enemistades. Por mi carácter, era un tipo que no se callaba y que decía las cosas tal y como las pensaba. Tuve una lesión grave en la época de Madrid, me rompí el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Y ese fue el detonante para que me quitaran la beca y volver a Linares. Una vez de regreso empecé a trabajar por la noche, poniendo copas en un establecimiento de ocio nocturno, y como sabe todo el mundo eso no ayuda a tener una vida ordenada. Sin embargo, era una forma de tener tiempo entre semana para poder entrenar con garantías. Siempre me busqué la vida para poder realizar mi pasión. Si volviera atrás, lo hubiera hecho de otra forma.

¿Qué le aportó su paso por Centro de Alto Rendimiento de la Blume de Madrid?

—Mucha experiencia y muchos conocimientos. He de reconocer que tampoco fui muy inteligente: me dediqué a conocer Madrid y a no estudiar. Cuando vas a un sitio de esas características tan joven y con la cabeza no muy amueblada, y si encima tienes a gente diciéndote lo bueno que eres y que tú puedes ser tal, te puede pasar factura y en mi caso fue así.

¿Cómo recuerda su etapa en la selección y en los campeonatos internacionales?

—La recuerdo cada día. De hecho es lo que realmente me enganchó a este deporte, los viajes, las amistades, las experiencias vividas, los sitios que he conocido y, sobre todo, los valores que me ha dado como persona.

¿Le quedó algún sueño por cumplir en aquella época?

—Me quedaron dos sueños por cumplir: bajar legalmente de 14 segundos, porque mi marca legal es 14, que la logré bajar en dos ocasiones, pero con viento a favor +2,6 (13"95) y con +2,1 (13"96), y, por supuesto, ser olímpico. Me quedé a 23 centésimas para ir a la Olimpiada de Atenas de 2004. La forma de seleccionar que en aquella época tenía la federación era diferente. Yo tenía la mínima que pedía la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) pero la Española pedía una mínima más exigente para garantizar pasar algunas rondas.

¿Cree que hubiera llegado más lejos de haber contado con más medios y recursos?

—Como le dicho antes, desde luego que sí. Solo con el apoyo económico del Ayuntamiento y de algún patrocinador, pero eran otros tiempos.  También he de ser sincero: se me brindaron oportunidades cuando era joven que no aproveché. Es un cómputo de todo.

¿Cómo ve el atletismo de su ciudad y el de la provincia en general?

—Por lo que tengo entendido, el atletismo en Linares está bastante muerto debido a que no dispone de unas instalaciones dignas para que la juventud se interese por este deporte. Asimismo, creo que no hay gente muy cualificada para ello, pero bueno es la misma historia de siempre: deportes minoritarios y individuales que no se les crea un ambiente atractivo. De este modo, los jóvenes pasan, y prefieren jugar al fútbol o a otros deportes de equipo que se puede trabajar desde las escuelas y que luego tienen remuneración económica. En cuanto a nivel provincial, el Unicaja hace una labor estupenda y están trabajando para que este deporte goce de buena salud con muchas dificultades y sin medios.

¿Qué espera de la temporada?

—Espero seguir en esta línea y que me respeten las lesiones. Mi objetivo principal es el Campeonato de Europa al aire libre que se celebra en Venecia y poder conseguir una medalla, y si es de oro pues mejor.

¿Le queda cuerda para rato...?

—Creo que sí me queda mucha cuerda. Mi vida ha sido el atletismo desde los 9 años, cuando se hizo la pista de atletismo de Mariano de la Paz. No concibo la vida sin el atletismo, por lo que, de una manera o de otra, seguiré vinculado a este maravilloso deporte que me ha aportado tantas cosas en mi vida y me hizo crecer como persona y deportista. Me ha enseñado a vivir.

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