"No entiendo por qué Jaén no me echa cuentas como guitarrista"

Javi Santiago (Arjona, 1986) vive en Málaga y está casado con una cantaora onubense, pero no apea a su pueblo ni a Jaén de sus labios ni cuando guarda silencio. Con una trayectoria avalada por su "cercanía" con figuras como Manolo Sanlúcar, Paco Cepero, Israel Fernández o El Morao, el guitarrista flamenco urgavonense reclama más presencia en el mapa jondo de la provincia. 

—Dice usted que su guitarra no suena, prácticamente, en tierras giennenses, en su tierra, y que se siente triste por ello. ¿Qué se ha roto, qué ha pasado?

—En mi pueblo no sé lo que pasa, sinceramente. ¡Como no llame yo...!. Si pueden, no me llaman. A lo mejor para el Día de Andalucía, pero porque les da mucho apuro de no haberme metido en las fiestas ni en el festival. ¡Pero si no llamo yo...!

—¿No puede ser que el Covid, que tanto ha afectado al mundo artístico, tenga algo que ver con esa ausencia suya en la provincia? Porque usted reclama su presencia no solo en su pueblo, sino también en todo el mar de olivos. 

—El año pasado, con la cosa del Covid, no se hizo el festival pero para este año sí estaba ya programado todo y no han contado conmigo.  

—¿Se siente desplazado?

—Claro. Mucha gente de mi pueblo me tiene mucho cariño, me aprecia, me siguen por redes, me preguntan dónde toco, y no entienden que no toque en mi pueblo ni en la provincia, no lo entienden y yo no sé qué decirles.

—Porque su actividad artística, fuera de Jaén, no se ha visto mermada...

—No, no, el mes que viene voy a Cáceres, hace un mes actué con José Parra, he estado con Guadiana...

—Hablando en plata, señor Santiago, echa usted de menos tocar en su tierra. 

—Es que a mí, realmente, en Jaén no me han dado nada. Parece mentira que el único guitarrista de Jaén que ha llegado a las semifinales de toque del festival de La Unión, con el currículo que tengo, que he viajado por todo el mundo..., y que en Jaén no me echen cuentas. 

—¿A qué achaca esta situación, entonces? 

—No tengo ni idea, y en mi pueblo menos todavía. No lo entiendo. En Jaén, desde que empecé a tocar la guitarra se me han hecho muchos desprecios, muchos feos. No he tocado en ningún festival de Jaén.

—Llegado a este punto, Javi, se puede decir que no solo es que echa de menos venir a tocar a su pueblo y a su provincia, sino que lo desea con toda su alma. 

—Sí, claro. Aquí hay un guitarrista reconocido en el mundo del flamenco y del arte, y para su provincia es como si no fuera de allí. 

—Aquello de no sentirse profeta en su tierra, ¿no?

—Totalmente. Las veces que he actuado allí es porque he llamado yo. Me están ofreciendo unas giras ahora, y he preparado un vídeo recopilatorio que he mandado a Arjona, al Ayuntamiento, porque la gente de Arjona pregunta por mí, por mi carrera. Lo envié para que lo subieran a las redes municipales y, al final, ni lo subieron. El calor de la gente lo tengo, pero no el institucional. 

—¿No será que tiene usted un caché elevado, inaccesible?

—¡Qué va, qué va! Si cuando he ido a cantar a mi tierra he cobrado menos de lo que cobro normalmente, siempre he rebajado el caché. No es un tema económico. 

—Oyéndole hablar, lo que queda claro es que su cariño a Arjona y los arjoneros no se ha resentido...

—Todo lo contrario, tengo mucho cariño de la gente. Lo que digo es que me encantaría que cuando los medios van a Arjona a hacer reportajes culturales, por ejemplo, se contase también conmigo. O que me abrieran el teatro, que me lo dejaran y programaran un espectáculo sobre mi trayectoria, mis nuevos trabajos, hacerme una entrevista allí... Y  hablo de Arjona y de todo Jaén.