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"Hay que recuperar y fomentar la devoción a la Virgen de la Capilla"

Por Javier Cano - Mayo 12, 2021
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"Hay que recuperar y fomentar la devoción a la Virgen de la Capilla"
El pregonero, ante la Reja de la Capilla.

Doctorando en Filología Hispánica, profesor de Secundaria, académico de la Bibliográfica Mariana Virgen de la Capilla, expiracionista de toda la vida y "más de aquí que el Cirineo" (como se define a sí mismo), el profesor Joaquín María Cruz Quintás (Jaén, 1981) pregonará el próximo domingo las fiestas de la Virgen de la Capilla. A punto de cumplir los 40, este cofrade reflexivo y apasionado a un mismo tiempo, crítico y prudente como él solo, debutará en el atril en medio de una pandemia que, asegura, pasará de puntillas por su pregón. 

—¿Qué relación mantiene usted con la patrona de Jaén, con su cofradía, con sus fiestas...?

—Mi relación viene desde chiquitillo, desde que mi abuela me llevaba a la ofrenda floral. No he sido cofrade hasta mucho más adelante, pero siempre he tenido devoción. Ya con dieciocho o diecinueve años me hice cofrade y empecé a participar en la procesión como horquillero.

—Bueno, eso y, desde no hace mucho tiempo, numerario de la histórica Academia de la Virgen. ¿Cofrade activo, miembro de la junta de gobierno?

—No, no, cofrade de base.

—El domingo pronunciará su primer pregón, un debut de puerta grande si se tiene en cuenta que le toca anunciar las fiestas de la patrona de Jaén...

—Sí, sí, es mi primer pregón, y la verdad es que estoy ilusionado en ese sentido, por lo que significa la patrona. Es algo significativo porque, precisamente, el año pasado regresé a Jaén después de diez años viviendo fuera, y que me nombraran pregonero me llenó de ilusión. Además hay grandes pregoneros que me han precedido, por lo que se mezcla la ilusión con la responsabilidad. Es una devoción que hay que fomentar y recuperar, sobre todo. Una de las tres grandes devociones de Jaén junto con el Santo Rostro y Nuestro Padre Jesús.  

—Tenía que haber sido en 2020, pero no pudo ser. Por extraer alguna conclusión positiva, ¿le ha 'venido bien' la demora para retocar, para rematar su pregón?

—Bueno, ya estaba escrito, pero siempre cambia alguna palabra, alguna cosa mínima. Básicamente, el pregón es el que ya estaba escrito el año pasado. 

—¿Qué peso tendrá la pandemia en su discurso?

—Las referencias a la pandemia son mínimas, no está enfocado hacia eso.

—Muchos pregoneros han aprovechado, aprovechan y seguirán aprovechando los estragos del coronavirus para sus pregones, ¿Joaquín Cruz no lo hará? ¿De verdad?

—Yo no: para eso ya están los demás. 

—¿Un pregón catequético (como los llaman de un tiempo a esta parte)? ¿Va a atreverse con la poesía? ¿Qué escucharán quienes acudan a la cita del domingo en el Darymelia, a partir de las doce del mediodía?

—Un pregón de intención literaria, no sé si lo conseguiré, y evidentemente un pregón emocional, con marcado carácter histórico. Puntualmente, también, hay alguna indicación de los valores cristianos, del humanismo cristiano, de los que más en duda están actualmente. Y un soneto, sí.

—Líneas arriba hablaba usted de recuperar la devoción a la Señora de San Ildefonso como una de las más arraigadas de Jaén. ¿Habría que crear un día de la Virgen de la Capilla, a ver si así cuaja entre los jiennenses en la misma medida que El Abuelo o el Santo Rostro? ¿Por qué la patrona no atrae multitudes, no disfruta de esa devoción, en su opinión?

—Ahora no la tiene, pero la ha tenido. La Virgen de la Capilla fue una de las primeras de Andalucía en ser coronadas, tenía una gran devoción popular, que se ha perdido y ha sufrido, durante la segunda mitad del siglo XX, un proceso de elitización, como si fuera algo de gente mayor. Entre la generación de mis abuelos y la de mis padres se produjo una ruptura de ese eslabón de la cadena, y ahí es donde está el problema. También hubo un desprestigio del milagro del descenso, como si fuera un cuento de niños chicos, como si otros milagros que se cuentan no fueran del mismo tipo, no sé por qué este no.

—¿A qué achaca ese desarraigo? 

—Se va descafeinando la historia, se trivializa el relato del descenso y se va abandonando, como todo, como pasó con el Santo Rostro. Ese desprestigio del milagro sumado a esa elitización...

—¿Le parece un caso perdido, o cree recuperable esa devoción en torno a la alcaldesa mayor de la ciudad?

—No, no, yo lo veo muy posible: atrayendo a la gente joven. ¿Cómo? Primero por la estética y luego, por la ética. Nos guste más o menos, se pueden armonizar las nuevas tendencias con la tradición, con lo que nos han legado nuestros antepasados. Por ahí puede venir un poco esa recuperación.

—¿Sevillanización? ¿Se refiere a eso, Joaquín?

—No me gusta la palabra, pero de alguna forma... Me gusta la sevillanización pero con muchísima cautela, manteniendo la tradición e incluso recuperando algunas cosas perdidas. Vandelvira no construyó al estilo de Jaén, construyó al estilo italiano, pero no venía luego hablando como un italiano...

—Hablando de tradiciones, de costumbres, de usos... No hay más que dar un repaso a antiguas fotos y darse cuenta de hasta qué punto cuidaban los cofrades de antaño su aspecto en las grandes citas relacionadas con la Virgen de la Capilla. ¿Usted es de esos, vestirá chaqué?

—Sí, iré de chaqué.

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