"Quiero seguir al servicio de mi Semana Santa y de mi ciudad"

Felipe Torres Villalba (Úbeda, 1964), por utilizar un símil pasionista, anda de recogida al frente de la Unión Local de Cofradías de Semana Santa de su patria chica. Un último tramo en el que recoge ya el afecto y el respeto del mundo cofrade tras seis años como presidente de esta ensolerada entidad. Deseoso de que las procesiones vuelvan a ser una realidad, el máximo responsable de la institución que agrupa a las hermandades de la ciudad comparte balance, asignaturas pendientes y apuestas de futuro con los lectores de Lacontradejaén.

—El próximo 7 de julio, la Unión Local de Cofradías de Semana Santa de Úbeda elegirá nuevo presidente. ¿Qué balance hace usted de sus seis años al volante de un colectivo de tanto peso en la ciudad patrimonial?

—Muy positivo. Se han conseguido cosas nuevas, la sede sobre todo, por primera vez en la historia. Ese es el mayor de los logros. El compromiso de los jóvenes, el trabajo en caridad, con todas las hermandades unidas en estas circunstancias... Eso vale mucho.

—Pasará a la historia cofrade local, Felipe, como el presidente de la pandemia, al menos de gran parte de ella. 

—Dentro de lo malo, ha habido cosas positivas, nos hemos reinventado; se han hecho más acciones de caridad que en tiempos normales. Este año, la Semana Santa, para mí, ha sido de las mejores que he vivido, aunque no haya sido de calle. Ha sido, también, una Cuaresma muy especial... Al final, la pandemia ha tenido también su parte buena y he vivido una experiencia de las más bonitas que he pasado. 

—¿Tan enriquecedora le parece esta experiencia como para repetirla, como para preferir una Semana Santa como las de 2020 y 2021 frente a la tradicional?

—No, no, yo quiero las procesiones en la calle. Sí es verdad que este año ha sido una Semana Santa que posiblemente nunca habíamos conocido, con un sabor más íntimo, más personal, y me ha gustado mucho. Así se lo dije al pleno de la Unión: la Cuaresma y la Semana Santa de este año me han hecho mejor persona. Pero, evidentemente, las procesiones son las procesiones: mi Cristo en la calle... ¡Eso no tiene precio!

—En este último tramo de su mandato, ¿qué hay más: tristeza, satisfacción, tranquilidad...?

—Tengo sentimiento de satisfacción, de haber hecho un buen trabajo (creo yo); tengo sentimiento de tristeza y también de desilusión, por lo que está pasando alrededor de las elecciones, los malos ambientes que crea una serie de personas.

—¿A qué se refiere? 

—Hay gente que está enturbiando este tema, se me junta la tristeza de irme con la desazón de que pase esto, de que haya quien quiere sacar este proceso de la normalidad, incluso entrando en temas personales, creando mal ambiente. 

—Habla usted de gente pero, ¿de qué gente? ¿Quiénes enturbian el proceso?

—Gente que posiblemente se quiere presentar a las elecciones y enturbia el ambiente, sí. 

—¿Cree que se superará esta situación, que la Unión quedará en buenas manos?

—Yo espero que siga en las manos de la gente que ha estado en mi equipo.

—En medio de una situación como la que vive el mundo a causa de la pandemia, y con la vista puesta en el futuro inmediato, una Unión en desunión no parece lo más halagüeño... 

—Claro, hay que tener un camino firme para volver a tener nuestra Semana Santa y sus cofradías en la calle, y en eso no tengo duda que va a ser así, tengo completa tranquilidad.

—Ahora que apunta a la calle, a las procesiones, ¿cómo cree que será la Pasión de 2022? ¿Se parecerá mucho a la de este año?

—La del año que viene será una Semana Santa distinta a la de este año, pero no como la que vivíamos antes. Tengo desesperanza en eso, aunque estamos viendo brotes verdes tengo desesperanza, hasta la de 2023 no creo yo que volvamos al cien por cien. El tema de los costaleros, por ejemplo, es complicado.

—Porque puestos a reinventarse, buscar una alternativa a los costaleros...

—Eso sería quitarle su idiosincrasia a las propias cofradías en la calle. Por eso digo que tengo desesperanza, ojalá me equivoque. Por desgracia, creo que hasta 2023 y...

—Una vez hecho el balance de su mandato, ¿qué se le que ha quedado en la carpeta de los proyectos?

—Me hubiera gustado inaugurar el monumento a la Semana Santa de Úbeda, un proyecto que se va a hacer, por supuesto; en los próximos días compraremos el barro, la calle Corredera ya está en obras, para su colocación, pero sí se me queda no poder inaugurarlo. También queda pendiente el tema de la ordenanza general, que aunque está hecha me gustaría haberla aprobado.

—¿Cómo le gustaría que los cofrades de Úbeda recordaran la etapa de Felipe Torres al frente de la Unión?

—Yo empecé con un lema: estar al servicio de los demás, y creo que lo he hecho. Así me voy, estando al servicio de los demás, mi lema sigue vigente.

—¿Y a partir de ahora qué, Felipe? ¿Se convertirá usted en un 'jarrón chino', como asegura su tocayo Felipe González que les ocurre a los expresidentes del Gobierno? ¿Desaparecerá? ¿Seguirá, pero en la sombra?

—Si tras las elecciones continúa el equipo en cuya candidatura estoy, colaboraré con ellos, ya les he dicho que pueden contar conmigo para lo que haga falta. Cargos no me hacen falta, quiero estar al servicio de mi Semana Santa y de mi ciudad, que es lo importante. Para hacer cosas no hace falta tener cargos. Ahí seguiremos.