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"Puede que en Jaén haya obras de Sebastián Martínez por descubrir"

Por Javier Cano - Abril 29, 2023
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"Puede que en Jaén haya obras de Sebastián Martínez por descubrir"
Rafael Mantas explica los detalles del cuadro de Santa Catalina pintado por Sebastián Martínez, en el Museo de Jaén. Foto cedida por Rafael Mantas.

La hora del recreo es el momento propicio para charlar con Rafael Mantas Fernández (Linares, 1982), porque además del único hueco libre que le deja la mañana como profesor de Secundaria, para él charlar sobre el pintor jiennense del XVII Sebastián Martínez es eso, un rato de esparcimiento, una oportunidad para el disfrute. 

Recientísima la atribución que este doctor en Historia del Arte y experto en la figura y la obra del artista barroco jaenés acaba de hacer sobre un cuadro descubierto en una institución benéfico-religiosa de Granada, hoy desvela los detalles de su hallazgo para los lectores de Lacontradejaén.

Virgen con el Niño y Santa Ana es el título de la obra que acaba usted de atribuir a Sebastián Martínez, perteneciente a la colección de la granadina Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús, en cuyo oratorio ha sido localizada. Para publicar dicho hallazgo tiene que estar usted no seguro, lo siguiente. 

—Lo he puesto como atribución en la sección de la revista donde he publicado el hallazgo y la atribución, pero al 99,9 por ciento es suyo, no hay duda. 

—Un cuadro que carece de firma. ¿Qué lo lleva a estar tan seguro de que salió del taller de Martínez Domedel?

—Firma no tiene, pero una cosa que lo hace muy reconocible es que Sebastián Martínez repite mucho los modelos. Por ejemplo, el niño lo ves y es prácticamente el mismo que los angelitos del Santo Rostro; la Virgen, su rostro, aparece repetido en todas las Inmaculadas, incluso Santa Ana también aparece repetida en el propio cuadro de La Visitacion, del retablo mayor de la catedral, es calcado el rostro. No tiene la firma de puño y letra, pero el estilo, los modelos y la técnica que utiliza nos dicen que es obra suya sin ninguna duda. 

—¿Qué supone este hallazgo para el estudio de la vida y la obra de Martínez, qué aporta a su catálogo particular y al patrimonio jiennense en general?

—Esta obra creo que es bastante interesante y que aporta muchas novedades. Una de ellas, el tema iconográfico: es una iconografía un poco atípica dentro de la historia del arte.

—¿A qué se refiere, señor Mantas?

—Es cierto que hay muchas representaciones de la Virgen con Santa Ana y el Niño, pero normalmente este aparece siempre despierto; el hecho de que esté durmiendo es poco usual. De hecho, tampoco aparece en los Evangelios canónicos ni apócrifos. Los antecedentes de esta obra prácticamente son muy escasos. Además, en cuanto a la temática, se acerca mucho a una escena profana, de una madre y una abuela viendo al niño dormir, aunque en realidad esto da una lectura barroca, que premoniza el momento de la Pasión de Cristo.

—Más de un lector, Rafael, pensará que esa visión suya es un poco forzada. ¿Un Niño Jesús durmiendo a pierna suelta que, sin embargo, remite a sus momentos más amargos?

—Recuerda a la Piedad, sí; de hecho, la posicion del cuerpo recuerda a un Cristo yacente.

—Ahora que lo dice, seguro que ese lector que hace un momento fruncía el ceño se ha convencido de la simbología, del mensaje de ese cuadro.

—Y hay más: estilísticamente, y a través de esa lectura barroca, recuerda también al San José con el Niño del Museo del Prado, es muy parecida. En esa obra del Prado, lo que hace San José es coger la mano del Niño para evitar que coja la granada, la uva, en alusión a la Pasión. Y todo ello sin mostrar signos de divinidad, las figuras carecen de aureolas. Es una versión muy cercana, y muy moderna para la época. 

—Por cierto, que este no es su primer hallazgo: hace alrededor de tres años ya dio con otra pieza de Martínez Domedel en tierras catalanas...

—Sí, en el monasterio de Poblet. 

—Su tesis doctoral la protagonizó el pintor barroco, un trabajo que además le llevó a ganar el Premio Cronista Cazabán.

Y el premio extraordinario de doctorado.

—Vamos, que no le da más que satisfacciones el bueno de Sebastián Martínez. 

—Para el premio de doctorado valoraron, sobre todo, el gran impacto que ha tenido ese estudio. Cuando empecé a estudiarlo, parecía que era un tema que abarcaba el ámbito local o provincial, pero está sorprendiendo la repercusión que está teniendo en el ámbito nacional e incluso internacional. De hecho, despierta mucho interés, desde hace cierto tiempo, con respecto al mundo del arte. Ya no es raro que cada equis tiempo aparezca alguna obra relacionada con Sebastián Martínez.

—Los grandes museos parece que también se han rendido al pintor jiennense...

—Se ha visto con el hecho de la rehabilitación que ha tenido dentro de los museos, el propio Prado o el Louvre, que tiene una obra suya. Y claro, eso le ha dado una dimensión mucho más grande. Me consta también que dentro del mundo del coleccionismo está considerado, ahora mismo, un artista en boga, al alza, en parte porque prácticamente es muy difícil que aparezcan obras de otros contemporáneos (Ribera, Velázquez...) y se ha convertido en ese artista poco conocido pero cada vez más valorado y cotizado. 

—¿Se imagina que, ahora mismo, un lector de Lacontradejaén se detiene en esta entrevista y se da cuenta de que tiene en su salón, desde hace la tira de años, un cuadro cuyo autor desconoce pero que siempre le han dicho que puede ser del siglo XVII, un barroco, un jaenés? ¿Es posible que en el Santo Reino quede todavía alguna obra por descubrir de este artista?

—Puede ser. Él, a pesar de que en los últimos años de su vida se desplaza a Madrid buscando suerte en la corte, siempre tiene una relación muy intensa con la ciudad de Jaén. De hecho, esos años que está aquí es cuando acomete los encargos de la Catedral. Otra prueba irrefutable de que estaba aquí es que la mujer con la que se casa en segundas nupcias tiene hijos cada cierto tiempo, lo que prueba que venía por Jaén, así que es posible que existan cuadros en conventos que hayan estado de clausura, o como les ha pasado a las obras de la catedral, que durante mucho tiempo han permanecido en un estado de conservación muy malo y eso ha hecho que hayan pasasdo desapercibidos. 

—En realidad pretendía tirarle de la lengua, Rafael, saber si andaba usted tras alguna pista concreta.

—Bueno, sigo con la investigación. Cada cierto tiempo salen noticias, y quizás esta dé pie a futuras novedades, porque de vez en cuando recibo una llamada o un correo para que le eche un vistazo a algún cuadro. Es un tema muy abierto y de gran actualidad y eso es siempre positivo, porque quiere decir que aunque en su momento hice el libro, el tema sigue de rabiosa actualidad. Eso es bueno tanto para el mundo del arte como para el patriimonio de Jaén, aunque sean obras que estén en otras partes. 

—Esto de descubrir el paradero de cuadros, investigar, seguir rastros..., tiene mucho de historiador del arte, qué duda cabe, pero también su cuota detectivesca, ¿no?

—Sí, ciertamente es así. Cada vez que hago algún viaje a un sitio que no conozco, llevo los ojos bien abiertos, porque nunca se sabe. Incluso a los amigos, cuando viajan, les pido que hagan fotos a los cuadros. Hay que tener en cuenta que desde el siglo XVII hasta aquí ha habido muchos movimientos de obras de arte, sobre todo de personas que tenían obras y han ido donando a diferentes instituciones religiosas, como el caso de este cuadro de la Virgen, Santa Ana y el Niño, que hemos podido rastrear a través de un estudio de Ana María Gómez Román, procedente de un religioso granadino muy importante. Tras su muerte, lo venden en una almoneda úublica, pasa a otro propietario y se le pierde el rastro hasta que acaba en esta institución benéfica. 

—Quizás esta pregunta debí hacérsela al comenzar la entrevista, que va ya de recogida, como las procesiones. ¿Por qué Sebastián Martínez Domedel, señor Mantas? ¿Por qué esa pasión, esa querencia hacia él y no hacia otro pintor, otro artista?

—Siempre me había gustado la pintura barroca, y precisamente en las clases de Patrimonio barroco en Andalucía, con Miguel Ángel León Coloma, me acuerdo que vi el cuadro del Crucificado de Sebastián Martínez y quedé impactado, diciendo "¡este es un pedazo de pintor del que prácticamente no se saben muchas cosas!".

 Virgen con el Niño y Santa Ana, atribuido a Sebastián Martínez.
Virgen con el Niño y Santa Ana, atribuido a Sebastián Martínez.

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