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"Algo estaré haciendo bien, cuando tanto hablan de mí"

Por Javier Esturillo - Octubre 29, 2017
Salud Anguita es concejal no adscrita en el Ayuntaniento de Jaén.

Salud Anguita es una mujer envuelta en polémica. A veces, incluso, parece sentirse a gusto. Llegó al Ayuntamiento de Jaén surfeando en la ola de Ciudadanos junto con dos amigos —Iván Martínez y Víctor Santiago—, que, al final, resultó que no lo eran tanto. Tras ser expulsada de la formación naranja, se tiró un tiempo coqueteando con varios pretendientes hasta que encontró su sitio en VOX, ni más ni menos. Salud Anguita, concejal no adscrita, es rebelde por naturaleza y tiene alma política. Le gusta el debate, la discusión, pero, sobre todo, hablar. Ha protagonizado más de un enfrentamiento con la oposición, que la ha llamado de "tránsfuga", calificativo que no le gusta nada, porque ella asegura que "no se ha vendido a nadie". Tiene 44 años, está casada y es madre de Ángela y Matías, además de diplomada en Relaciones Laborales y abogada.

—¿Cuándo le entró el gusanillo por la política?

—Tenía ganas de hacer algo. Siempre me ha llamado la atención y me ha gustado, pero no sabía para dónde tirar. No me gustaban ni el PSOE ni el PP. Tanteé otras opciones como UPyD, pero tampoco me atraía. Luego conocí a Javier Checa, que es amigo de mi marido, y empecé a trabajar con él en el Ayuntamiento de Torredonjimeno. Pero, ya más en serio, fue con Ciudadanos a través de Luis Salvador, quien me explicó cuál era el modelo de este nuevo partido, que todavía no se conocía, ni siquiera en Jaén. Fue conociendo a gente, acudía a las reuniones y, al final, me decanté por ellos.

—¿Qué es lo que le llamó la atención de Ciudadanos?

—Principalmente, las ganas que tenían. Entendía que eran la regeneración de la política. Decían cosas que otros no se atrevían, como el tiempo que debía estar un político en un sillón. Porque de la vida política no se puede hacer una carrera. Lo que no es normal es que una persona se tire veinte años, por ejemplo, de concejal: eso no es sano.

—Curiosamente a usted mucha gente le acusa de servirse de la política para ganar un sueldo.

—¿Eso cree?

—Yo solo le pregunto.

—Cobro el mismo sueldo que el resto e, incluso, menos, y creo que soy más honrada que muchos otros concejales. Voy todos los días a trabajar. Tengo un horario y lo cumplo. Muchos del PSOE y de la oposición, por ejemplo, no están todos los días. Me gustaría que se pasara un lunes o un martes por el Ayuntamiento a ver si los ve por allí. Es más, hay personal de confianza que paga el Ayuntamiento y tampoco va.

—¿Se siente en el ojo del huracán?

—No. Si hablan tanto de mí es porque no tienen otra cosa de la que hablar. Algo bien estaré haciendo, cuando el PSOE o Jaén en Común están tan pendientes de mí. No habrá cosas más importantes en la ciudad que Salud Anguita. ¿Tanto miedo les doy?

—Sus retuiteos en Twitter le han jugado más de una mala pasada. ¿No sabe que las redes sociales las carga el diablo?

—En ocasiones son malentendidos que forman una cascada y se sacan de contexto. La hipocresía de las personas que se ocultan en perfiles falsos llega a un punto de hartazgo. Soy consciente de que, como persona pública, estoy expuesta, pero todo tiene un límite. Prefiero que me digan las cosas a la cara y no detrás de cuentas falsas.

—¿Se lleva bien con el resto de la Coporación Municipal?

—Con unos mejor que otros, pero por regla general me llevo bien. Es más, con una de las personas con la que más sintonía tuve fue con Andrés Bódalo, a quien visitó a la cárcel, y eso no lo sabe casi nadie. No lo publicité, pero lo cierto es que siempre me he llevado muy bien con él.

—¿Tiene amigos en la Corporación?

—Más que amigos tengo muy buena sintonía con muchos compañeros de otros grupos y del equipo de Gobierno. Una cosa es lo que se ve en los plenos y otra bien distinta el trato personal. Con Manuel Fernández Palomino tengo un trato agradable y siempre me advierte de que esto es política y no hay que enfadarse.

—Ya si hablamos de Víctor Santiago e Iván Martínez...

—Con Víctor no quiero nada. Con Iván, buenos días, buenas tardes y buenas noches.

—¿Qué ocurrió para que tres personas que concurrieron con la misma marca acabaran pelados?

—No nos peleamos. Con Iván Martínez tuvo mucho que ver José Enrique Fernández de Moya o el PP. Sabían que tres en un bloque era bueno si decíamos que sí, pero malo con un no. Entonces optaron por el divide y vencerás. Se fueron a por el más fácil, que era Iván. En el caso de Víctor fue por un tema judicial. Estamos hablando de una persona muy cercana a mí. No hay relación alguna con él, ni quiero.

—¿Se sintió traicionada?

—Sí, después de atar cabos, de enterarme de cosas y llevarme muchos rapapolvos de Ciudadanos por su culpa. Me decía que lo estaba haciendo muy bien y me estaba traicionando, a pesar de estar a su lado en los malos momentos. Estuve callada durante mucho tiempo e intenté mantenerme al margen hasta que todo salió.

—¿Cómo ve el nivel político del Ayuntamiento de Jaén?

—Complicado. Veo a un PSOE que no le interesa el Ayuntamiento de Jaén ni lo más mínimo. Su portavoz, Manuel Fernández, está muy ocupado en la Diputación por su cargo como diputado de Turismo y al resto del grupo no le interesa la situación ruinosa del Ayuntamiento. Es más, cuando hubo el cambio de alcalde, ni siquiera me llamaron para sentarnos hablar y explorar alternativas, y estaba todavía en Ciudadanos.

—¿Qué dice del Gobierno municipal?

—Están trabajando y están muy limitados. Cuando me dice que por qué no voto en contra de los presupuestos, pues simplemente porque no podemos condenar más al Ayuntamiento. Hay sentencias y gente a la que se le debe dinero y hay que pagarles. El discurso de JeC de que todo está mal, está bien, pero hay que pagar a los trabajadores y a los proveedores. Lo que les digo es que trabajen para cambiarlo.

—¿Cuál es su relación con los concejales del PP?

—Siempre ha sido la misma. Yo no soy la número trece del equipo de Gobierno. Nunca han tenido ningún acercamiento hacia mí. Es más cosas de los medios de comunicación y del morbo que produce. La relación entre Iván Martínez y el PP sí ha cambiado. Entre ellos hay mayor acercamiento. Yo sigo entrando en la Alcaldía igual que antes.

—¿Cómo llega a VOX?

—En primer lugar, rechazo la idea de calificar a VOX de ultraderecha. Es un partido de derechas, pero no va a más. VOX dice cosas que otros no quieren decir, aunque sí lo piensan, como ocurre con el PP. Sus postulados me gustaban y empecé a verlos, aunque he de reconocer que, al principio, me asustaba un poco porque tengo amigos de todo tipo e ideologías, desde inmigrantes hasta homosexuales. El que me conoce sabe que no soy de extremismos y acepto todas las formas de pensar. Con lo que no comulgo, por ejemplo, es que se financie una mezquita salacista o que se abra la puerta a todo el mundo. Eso no quiere decir que sea racista ni nada que se le parezca.

—Lo del buenismo no le va.

—Eso no funciona. Tú puedes tener la casa abierta, pero no dejas entrar a todo el mundo. La gente tiene derecho a buscarse la vida dignamente, venga de dónde venga, pero en unas condiciones. En Alemania, a los seis meses, si no tienes trabajo ni nada, te invitan a que te vayas, y es un país de la Unión Europea.

—¿Qué le atrae de VOX?

—Es el partido que realmente representa a la derecha, ni PP, ni Ciudadanos lo hacen. Además, hablamos de gente joven, moderna, formada... Lo que hay es mucho desconocimiento sobre VOX. Se le ponen etiquetas rápidamente sin conocer realmente lo que defiende este partido. No son cabezas rapadas ni nada que se le parezca. Son gente normal y corriente.

—¿Será su cabeza de lista?

—Primero vamos a trabajar y luego ya veremos. Es cierto que mi ilusión sería presentarme a la Alcaldía con VOX, eso no se lo voy a negar. Pero todo depende de ellos no de mí. Llevo solo unos meses.

—¿Y qué le falta a Jaén?

—De todo, y con problemas que, por desgracia, no se pueden solucionar a corto plazo. El que diga lo contrario miente. Tenemos el tema del tranvía, que yo lo pondría en marcha si lo subvenciona, como hace en Sevilla a un 97%. Y eso teniendo en cuenta que su trazado es más bien simbólico. Además, obligaría a cambiar las líneas de autobús y crear el trasbordo. Habría que romper el contrato con Castillo y eso es una dificultad añadida porque Castillo es tú amigo después de tantos años. Yo como no tengo a nadie contratado en el Ayuntamiento ni tengo a mis amigos ahí, pues puedo hablar. Los demás, como tienen a unos y a otros, pues se tienen que callar.

—¿Lo dice por alguien en concreto?

—No, por todos.

—¿Cree que hay políticos que utilizan el Ayuntamiento como trampolín para sus negocios?

—Creo que hay algunos que viven de la política y que si la dejan se quedan sin nada. Ese es el miedo que tienen algunos. En mi caso, el día que lo deje vuelvo a trabajar. No tengo problema alguno.

—¿Reduciría la plantilla de trabajadores del Ayuntamiento?

—Sí, y me ha costado insultos y amenazas de los propios trabajadores. Es necesario hacer una buena Relación de Puestos de Trabajo (RPT), pero si hay que despedir, se hace, se indemnizan a los trabajadores y ya está. Lo que no es lógico es seguir con una plantilla que no se puede mantener porque, al final, todos caen.

—Si fuera alcaldesa, ¿le lloverían las críticas?

—Creo que no, porque estamos hablando de cosas normales que la gente entiende de la calle entiende. El despido se contempla en la vida laboral. Lo que no puede ser una Administración es una hermanita de la caridad.

—¿Cuál es su visión general de la ciudad?

—Que es una pena como está. Las calles están sucias, los parques, en malas condiciones... No se pueden fomentar los negocios porque solo se ponen trabas. Vivimos solo de los bares. Es una ciudad solo de funcionarios. Es necesario atraer empresas, pero el problema es que lo primero que se encuentran son obstáculos. También vivimos en una sociedad con mucha hipocresía por parte de algunos, que dicen una cosas en el pleno y luego hacen lo contrario en su vida.

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